Jesús Gerardo Delgado Rivas, director de la Facultad de Comercio y Administración-Victoria (FCAV) de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), sostuvo que las instituciones de educación superior (IES) son sinónimo de mejora continua e innovación educativa, y que el emprendimiento social representa una opción para dar respuesta a problemas actuales.
Delgado Rivas, quien además tiene a su cargo la Coordinación Nacional de Emprendimiento Social (CNES) de la Asociación Nacional de Facultades y Escuelas de Contaduría y Administración (Anfeca), fue conferencista en el Foro Internacional de Inclusión en Educación Superior (Fiies 2022), donde ofreció la charla virtual “El emprendimiento social como recurso transversal y agente de cambio en la labor docente”.
Dio a conocer que la CNES trabaja en la sensibilización de la comunidad universitaria del país en relación a lo que representa el emprendimiento social en la construcción de una sociedad más equitativa, justa e inclusiva; en donde participen los distintos entes económicos, ya sea la universidad, los emprendedores o las instancias gubernamentales, priorizando los valores humanos en el diseño de diversos modelos empresariales.
Destacó que en coordinación con las IES y sus comunidades académicas, trabajan también en el diseño y actualización de planes y programas educativos que contemplen el emprendimiento social como una función sustantiva.
Delgado Rivas consideró que el principal problema que aqueja a la humanidad es la pobreza, en donde de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación en Política de Desarrollo Social, una persona es pobre cuando tiene al menos una carencia social, ya sea en rezago educativo, acceso a servicios de salud, alimentación, servicios básicos en la vivienda o el acceso a la seguridad social.
En información de 2016 (la actualización se encuentra en proceso, informó el ponente), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contabilizó 763 millones de personas en el mundo que viven en pobreza, con ingresos menores de dos dólares al día, por lo que una de las mayores preocupaciones de los países pertenecientes a este organismo es que en aproximadamente en tres o cuatro años se sumarán a esa cifra 500 millones de personas más, producto de los efectos de la pandemia de covid-19.
Reconoció que el panorama no es alentador, pero en su opinión representa un área de oportunidad para toda la comunidad académica y que la educación sea la herramienta para abatir la pobreza, por que sea esta una educación de calidad e inclusiva, que llegue a todos los núcleos de la población.
Sin embargo, lamentó que la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) reporta 235 millones de estudiantes en el mundo matriculados en el nivel superior, lo que representa un aproximado de 40 por ciento de la totalidad de las personas que podrían recibir este beneficio; mientras tanto, en México 82 por ciento de las personas de entre 25 y 64 años no tienen estudios reconocidos por la Secretaría de Educación Pública (SEP) con el aval de educación superior.
“Este punto es muy importante porque la educación superior es una forma de contribuir a un crecimiento con matices incluyentes, fomentando el conocimiento y la competencia con un beneficio de consciencia social que ayuda a reducir la desigualdad”, aseveró el académico de la UAT.
“Como docentes nos encontramos ante un nuevo reto originado por la pandemia, en el que debemos incluir metodologías y herramientas vanguardistas e innovadoras para nutrir el campo de acción de la enseñanza, y el emprendimiento social surge como respuesta para aminorar problemáticas que tenemos como sociedad”, concluyó el expositor.
