Orizaba, Ver.- La producción y el consumo de agua embotellada se convirtió en un negocio altamente lucrativo que deja ganancias millonarias a quienes lo practican, sin embargo, se suma a la lista de factores de alto impacto en el deterioro del medio ambiente; el hecho, reconoce el biólogo Graciano Illescas Téllez, provoca entre otros efectos negativos, “acaparamiento de agua subterránea que ya sucede en la zona Orizaba- Córdoba, emisiones de gases de efecto invernadero además de incentivar los residuos plásticos”.
Desde su óptica como presidentes del Consejo Intermunicipal de Ambientalistas (CIMA), en México, alrededor de 80 por ciento de la población compra y consume agua embotellada, pues “es una de las industrias más lucrativas del mundo, con un crecimiento de miles de millones de dólares, pero que causa daños ambientales y sociales muy significativos”.
En la zona centro del estado, precisa, hay algunos municipios en donde los industriales dedicados a esta actividad “acaparan aguas subterráneas, lo que de paso provoca un déficit en los mantos acuíferos de la zona y con ello aumenta la escasez de agua, lo que se suma a la deforestación y no permite la suficiente carga de los mantos freáticos”.
Es complicado porque hay un mal servicio de distribución en la región “la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Comisión de Agua del Estado de Veracruz (CAEV) ya consumen más de 70 por ciento del presupuesto del sector ambiental. Y ni así, sobre todo en la CAEV, se tiene eficiencia en la infraestructura ni el suministro”.
Desde el siglo pasado se advirtió que los conflictos más graves en el 21 iban a ser por el vital líquido, lo que ya es una realidad, advierte.
“Necesitamos suprimir esos grandes huecos que tiene el presupuesto público, grandes cantidades de dinero que van a partidos políticos, por ejemplo. Sobre todo, si uno se pregunta qué es más importante: el recurso para todos o dinero a partidos políticos”, precisa.
Por su parte la agrupación, Agua.org, en un comunicado trata el tema y expone que en un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se menciona que el valor de esta industria a nivel mundial oscila en los 270 mil millones de dólares, que se traduce en la producción de 350 mil millones de litros de agua embotellada. Esta industria ha provocado que exista desprestigio del recurso de la llave, sin embargo, rara vez el agua embotellada se pone a prueba ante las normas de salud y calidad a las que sí está sujeta la otra”.
En México, “se dan ganancias que sobrepasan los 40 mil millones de pesos al año y posicionan al país como uno de los mayores consumidores de agua embotellada en el mundo. 80 por ciento de mexicanos la compran. Este fenómeno radica en la desconfianza que se tiene en los operadores locales como proveedores de calidad, aunado a que el suministro es irregular e insuficiente”.
Otro de los factores que incide en la producción y consumo de agua embotellada, se precisa, “es el mal estado en que frecuentemente se les encuentra a los sistemas de almacenamiento y las tuberías no favorecen el acceso de líquido de calidad para consumo humano. Además de los efectos del plástico, la sobreexplotación de los cuerpos acuíferos es otro problema. Dicha sobreexplotación ocasiona que el recurso local reduzca su disponibilidad pues las concesiones del agua para la industria terminan por acapararla. Este es un tema de gran relevancia ya que más de 2 mil millones de personas de todo el mundo dependen de los mantos. Así pues, la falta de políticas nacionales que regulen la gestión del agua subterránea favorece a la extracción incontrolable para su embotellamiento”.
