Orizaba, Ver.- A pesar de que es un agroquímico altamente tóxico, los campesinos utilizan todavía el glifosato, reconoció el presidente del Comité Regional Campesino (CRC) perteneciente a la CNC en Orizaba Juan Artemio Rodríguez Maceda.
Aseveró que a la fecha no tiene un sustituto que permita al sector manejar la maleza en las siembras de forma segura.
Y es que el Departamento de Salud de Estados Unidos concluyó, en su perfil toxicológico del glifosato, que la exposición a esta sustancia se relaciona con distintos tipos de cáncer, retrasos en el desarrollo, enfermedades intestinales y daños en el hígado y riñones.
Dijo que el sector campesino está bajo una gran incertidumbre, pues a pesar de ser una sustancia tóxica para quienes lo usan y el medio ambiente, no tiene otro agroquímico menos agresivo.
“Nosotros tenemos una orientación ignorante en nuestra área agrícola, pocos son los que están preparados. El glifosato durante mucho tiempo se utilizó para el control de las malezas. Últimamente se habló de que era altamente tóxico y más que nosotros no lo ocupamos con protección, lo ocupamos así de manera normal. Se ha dicho que es muy preocupante porque es muy tóxico en el cuerpo, tanto en la piel, como cuando lo inhala uno, la consecuencia es que puede ser cancerígeno. Después nos dijeron que lo habían sacado del campo, luego nos dijeron que sí, que regresaba y ahora nos dicen que de plano no lo pueden retirar”.
Refirió que la agricultura mexicana depende en gran medida de productos extranjeros, incluyendo el glifosato.
“Más del 60 por ciento de lo que consumimos viene del extranjero y el glifosato no es la excepción, y seguirá siendo utilizado mientras no haya alternativas viables”.
Sin embargo, expuso que esta sustancia repercute gravemente en el ambiente.
“Se contamina el agua, la tierra, las aves y la fauna. Sin embargo, no podemos negar la realidad: no tenemos alternativas”.
Ante estas causas, resaltó que el uso del glifosato en la agricultura mexicana ha sido un tema de debate en los últimos años sobre su impacto en la salud humana y el medio ambiente.
Pero que la sustitución de esta sustancia sería la mano de obra pero esta es más costosa.
“Un jornalero cobra 300 pesos al día. En comparación, un litro de glifosato cuesta 200 pesos y rinde para tres cuartos de hectárea. Es una decisión difícil para los agricultores”.
Aseveró que es de suma importancia que las autoridades trabajen de la mano con las empresas agroquímicas para que se encuentren alternativas viables.
“Necesitamos soluciones que sean seguras para la salud humana y el medio ambiente, y que sean accesibles para los pequeños agricultores”, concluyó.
