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Mujer ex policía enfrenta persecución judicial

Salvó a menores secuestrados y luchó contra el tráfico de niños

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Por Carlos Figueroa

Atlanta, Georgia, 8 de julio.- Durante tres años, Rommys Beltrán (Doctora en Psicología Forense, venezolana-americana) trabajó hombro a hombro con sus compañeros del Departamento de Policía del Condado de Cobb, en la Unidad Especial de Supresión de Pandillas, rescatando a varios menores y luchó contra el tráfico de niños.

Ahora, la Doctora Beltrán enfrenta una persecución judicial. Desde hace 8 años, la acusan falsamente de diversos delitos, pero hasta el momento el Asistente del Fiscal de Distrito del Condado de Fulton, Robert Shapiro no ha logrado mostrar pruebas que permitan iniciar un juicio.

Robert Shapiro, Asistente de la Oficina del Fiscal del Distrito del Condado de Fulton y fiscal número 30 –la Fiscalía ha cambiado en 30 ocasiones de representante en este caso- asignado al caso de la Doctora Rommys Beltrán desde el 2016, se enfrenta a una reconocida mujer que salvó y luchó por menores contra las redes de tráfico de niños de Atlanta, mientras que él solo cuenta con 14 meses de experiencia en la Unidad Especial de Victimas en la Unidad de Crimenes contra Menores.

La Doctora Beltrán, una ex oficial de policía y carcelaria del Condado de Cobb, quien luchó hombro a hombro con sus compañeros de la Unidad Especial de Supresión de Pandillas del Departamento de Policía del Condado de Cobb durante los años 2002 a 2015, rescatando a varios menores de edad de sus secuestradores.

Con la amplia experiencia adquirida, además de ser Doctora en Psicología Forense, Beltrán desarrolló un programa privado de “Alternativa al Encarcelamiento”, conocido como AYA. Trabajó con varias dependencias y departamentos policiacos en el área metropolitana de Atlanta, donde los menores de 12 a 17 años fueron liberados de las cárceles locales hacia su programa para completar sus sentencias.

En el programa, se les enseñó disciplina a través de un entorno semi-militar conocido como el show de televisión “scared straight”.

En este programa semi-militar, Beltrán llevaba semanalmente a sus estudiantes a la cárcel de Fulton County a pasar un día en la cárcel con los alguaciles y con los reos.

Este programa era autorizado por el Sheriff del Condado Theodore Jackson. El programa AYA también contaba con un currículum académico de educación en el hogar y programas de salud mental durante todo el día. Por las noches y los fines de semana, los menores iban a sus casas con sus padres.

La Doctora Beltrán no sólo tenía este programa, sino que también trabajaba mano a mano con los agentes de la ley y los detectives locales para localizar a los menores que se habían escapado de sus casas o de la justicia juvenil.

Fue durante esos encuentros que la Doctora Beltrán se enfrentó con las redes de tráfico de niños de Atlanta y las personas detrás de ellas.

Las redes de tráfico de niños trabajan y operan su base nacional desde Atlanta, Georgia; debido a la ubicación geográfica del Estado de Georgia teniendo acceso de carreteras, aeropuertos a varios estados, Georgia se convierte en el Cuartel General de los traficantes de niños.

En una entrevista con la Doctora Beltrán, ella explicó la complejidad de las redes de traficantes de menores en Atlanta, su modus operandi e incluso los números de teléfono que utilizaban para contactarse con los niños.

La Doctora Beltrán, quien recibió capacitación cruzada con la Oficina de Investigación de Georgia o GBI sobre la identificación de los traficantes y la protección de los jóvenes, nos compartió cómo ella misma negoció con los perpetradores para rescatar niñas secuestradas donde posteriormente eran rescatadas por la Unidad Especial de la Policía.

“Era un trabajo encubierto de muchas horas lidiando y negociando con los secuestradores” narra la Doctora Beltrán.

Aunque el trabajo realizado por la Doctora Beltrán fue notable, valiente e importante en estas comunidades, el Asistente de la Fiscalía Shapiro está convencido de que Beltrán cometió delitos contra los menores mientras su personal intentaba realizar tácticas de distensión en ocasiones con ciertos menores violentos.

Es bien sabido que la Doctora Beltrán no estaba lidiando con los menores regulares y bien educados que todos encontramos a diario, sino que estaba lidiando con menores violentos y de comportamiento muy peligroso residiendo en el área metropolitana de Atlanta.

La pasión de la Doctora Beltrán por estos jóvenes y su creencia en una segunda oportunidad, lamentablemente, la llevaron a la situación que enfrenta ahora.

Shapiro, por otro lado, tendrá que justificar y convencer a un jurado de que Beltrán de hecho estaba cometiendo delitos contra estos jóvenes violentos a quienes encontramos en su lista de estudiantes, ex-alumno de Beltrán, Jeffrey Hazelwood, de 17 años, quien fue condenado a cadena perpetua después de que asesinara a 2 adolescentes en Roswell violando a su víctima después de haberla torturado y matado.

Otro de los estudiantes de Beltrán fue Hilario Vaquera, de 16 años. Vaquera asistía a AYA cuando de repente dejó de asistir al programa para participar en una ola de robos, incluido uno a mano armada de un taxi, que terminó condenándolo a cadena perpetua.

La última oportunidad de Hilario para cambiar su vida fue asistir a AYA pero él decidió desperdiciar la oportunidad continuando su secuencia de crímenes.

Henry Peralta, de 15 años, otro estudiante de la Doctora Beltrán, murió en un accidente automovilístico mientras intentaba escapar de la captura policial. Peralta fue sorprendido alrededor de las 2 de la madrugada escapando en un vehículo robado. Estaba muy intoxicado y drogado en el momento de la persecución según el informe policial. Henry perdió el control de su vehículo chocando contra un árbol donde murió instantáneamente.

Hasta ahora, no está claro cómo el personal del Centro AYA pudo abusar de este grupo tan violento de adolescentes donde había constantes peleas y altercados entre los alumnos y donde más bien parece que eran los empleados los que corrían peligro al trabajar allí.

Acusaciones del uso de spray pimienta y el uso de restricciones mecánicas o esposas, ha sido lo único que se ha escuchado mencionar por los fiscales pero en el estado de Georgia es totalmente legal el uso de restricciones mecánicas en menores de edad y en Centros de Educación Alternativa así como también el uso de spray pimienta.

Práctica a la que los padres autorizaron por escrito al centro de utilizar en caso que fuese necesario.

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