sábado, mayo 4, 2024
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Marcelo Ebrard: ¿para cuándo? // Amenaza con irse, pero no se va // ¿No seré factor de división?

México SA

Carlos Fernández-Vega


Periódico La Jornada

Marcelo Ebrard adelantó que, en caso de que Morena no reponga el proceso en el que resultó ganadora Claudia Sheinbaum, el 18 de septiembre formalizará su movimiento político nacional, pero seguirá siendo parte de Morena. María Luisa Severiano

Deprimente el vodevil que protagoniza el chantajista Manuel Marcelo Camacho Ebrard, quien en resumidas cuentas amenaza que si no atienden sus peticiones (“impugnaciones” les llama), entonces “ya no tendría interés de estar en Morena”, en el entendido de que si –berrinche de por medio– su papá putativo fundó el efímero Partido de Centro Democrático, por qué Chelo no haría lo propio con su anunciado “movimiento político nacional”.

¡Qué pérdida!, pero ¿dónde quedó su declaración (15 de noviembre de 2011) de que “la izquierda dividida sólo iría al precipicio”, y su compromiso de “no seré yo, nunca, quien conduzca las posibilidades de cambiar el rumbo de México al fracaso; hay que superar la recurrente lucha de facciones que tanto daño han hecho”? ¿Dónde? En el discurso, desde luego.

No hay que olvidar que de las cinco encuestas levantadas por Morena o contratadas por el partido, Marcelo Ebrard perdió todas, incluida la correspondiente a la empresa demoscópica por él propuesta y aceptada por el comité organizador. Y la diferencia a favor de Claudia Sheinbaum no fue precisamente mínima o que se prestara a dudas e “impugnaciones”: 13.6 puntos porcentuales (39.4 contra 25.8 por ciento) como promedio de las cinco.

De hecho, en la encuesta que Ebrard estuvo “más cerca” de alcanzar a Claudia fue la levantada por Buendía: 36.6 contra 26.1 por ciento (10.5 puntos porcentuales de diferencia), a favor de Sheinbaum. La mayor diferencia se dio en la encuesta levantada por De las Heras, en la que Marcelo resultó con 14.7 puntos por debajo de su contrincante (41.1 contra 26.4 por ciento). ¿Dudas? Pues sólo en el ego de quien hoy chantajea con irse a otra parte, porque tampoco aceptaría lo que él ha denominado “premio de consolación”. Entonces, que se vaya pero sin vodevil.

La Jornada (Néstor Jiménez y Enrique Méndez) lo reseñó así: “Marcelo Ebrard amagó que su permanencia en Morena depende de la respuesta que dé el partido a la impugnación que presentó el domingo ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido. Anunció que el 18 de septiembre formalizará la creación de un movimiento nacional y hará recorridos por el país previo al inicio de las precampañas presidenciales, sin aclarar si se sumará a otra fuerza política para contender”.

Algo más: “mi postura no se trata de ahorita, después del resultado, no es un arrebato, es una sistematización de lo que observamos. Presentamos esta impugnación y va a depender de la respuesta que tenga Morena, el curso de acción que vamos a seguir. Si esas diferentes circunstancias se dieron, incidencias en el proceso, se quedan igual, pues yo ya no tendría interés de estar en Morena. ¿Por qué razón?, –y estoy consciente de lo que estoy diciendo– porque si se da carta de naturalización a que se utilicen programas sociales, si se da carta de naturalización a que intervengan gobernadores, que se fuerce a los sindicatos a que sus integrantes vayan a eventos, porque habría de permanecer ahí?, entonces qué explicaría toda la lucha que hemos dado, décadas”. De acuerdo con La Jornada, “el ex aspirante adelantó que a partir del 18 de septiembre formalizará su movimiento político nacional, pero tanto él como su equipo seguirán siendo parte de Morena, del Verde o del PT” (¿?).

Doce años atrás, cuando su contrincante fue López Obrador, quien resultó vencedor, Ebrard aceptó sin chistar el mecanismo de selección del candidato a la Presidencia de la República y el resultado. Fue cuando se comprometió a “nunca ser quien conduzca las posibilidades de cambiar el rumbo de México al fracaso”. De hecho, según señala la crónica de entonces, “propuso crear un frente amplio que en su momento pueda transitar a un partido-frente, capaz de incluir a los partidos de la izquierda, superar la recurrente lucha de facciones que tanto daño han hecho, y capaz, sobre todo, de representar la amplia gama de colectivos, causas y aspiraciones que se han alejado de los partidos progresistas”.

Por aquellos ayeres, López Obrador comparó a Ebrard “con Ulises, el de La Odisea, que no se dejó cautivar por el canto de las sirenas…”, pero parece que se quitó la cera de los oídos y le dio por el vodevil.

Las rebanadas del pastel

Cercana la conmemoración del sexto aniversario del terremoto de 2017, el SAT denuncia que “27 organizaciones civiles y fideicomisos” que recibieron donativos para “ayudar” a los damnificados “mantienen remanentes pendientes por destinar o presentan inconsistencias en la información declarada”. Así se las gastan los “altruistas”.

Twitter: @cafevega