jueves, mayo 9, 2024
Anúnciate aquíGoogle search engine
- Advertisement -spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Al carajo el neoliberalismo // AMLO: ¿ahora es distinto? // Germán Larrea, intocado

México SA

Carlos Fernández-Vega


Las protestas de los argentinos contra el presi-dente Javier Milei crecen cada día, y cercano está el paro nacional convocado por la Confederación General del Trabajo.Foto Afp

Al grito de: al carajo con el neoliberalismo, al carajo el neoporfirismo, no queremos la oligarquía, el presidente López Obrador conmemoró a los mártires de la huelga (1907) de Río Blanco, Veracruz, y recordó la masacre minera (1906) en Cananea, Sonora, acicates, ambos movimientos, del estallido revolucionario de 1910 contra la dictadura y la esclavitud que se padecía en el porfiriato.

Ahora es distinto, dijo el mandatario, porque es otra la política laboral y México no es país de unos cuantos, es de todos los mexicanos, de todo el pueblo, no sin antes recordar que en los dos movimientos obreros quienes “buscaban la conciliación eran los trabajadores; los que estaban en una actitud cerrada, prepotente, eran los empresarios. Llegó el caso hasta que los trabajadores propusieron que sirviera de intermediario Porfirio Díaz, imagínense, y dijeron los empresarios: ‘no queremos’, porque se sentían los dueños de México, hasta tratar como inferior al mismo Porfirio Díaz… más que enfrentamiento se dio una brutal represión … muchos perdieron la vida”.

Transcurridos 117 años de la masacre en Río Blanco y 118 de la de Cananea, es correcto lo que dice el presidente López Obrador (es otra la política laboral), aunque con bemoles, porque si bien han cambiado las cosas quedan resabios que perfectamente embonan con aquello de que quienes “buscaban la conciliación eran los trabajadores; los que estaban en una actitud cerrada, prepotente, eran los empresarios (…) que se sentían los dueños de México”.

Casos concretos son las tres huelgas mineras estalladas 16 años atrás (precisamente en Cananea, Sonora, más Taxco, Guerrero y Sombrerete, Zacatecas) en las que los únicos que han buscado la conciliación han sido los trabajadores, mientras la cerrazón y prepotencia han sido de un impune barón, el tóxico Germán Larrea, quien no deja de sentirse dueño de México y por lo mismo se niega a atender las demandas obreras, sabiéndose intocable.

Larrea acumula una fortuna cercana a 30 mil millones de dólares (el grueso de ella pro-viene de bienes otrora del Estado mexicano, con la mina de Cananea a la cabeza) y en días recien-tes se conoció que el corporativo de su propie-dad (Grupo México) cerró 2023 con una capitalización bursátil cercana a 733 mil 190 millones de pesos, mientras al cierre del año previo fue de 532 mil 571 millones ( La Jornada, Braulio Carbajal), es decir, en 12 meses aumentó sus haberes en 200 mil 619 millones (37.66 por ciento).

Desde el estallido de las tres huelgas, en 2007, dos gobiernos ( Borolas y Peña Nieto) no hicieron otra cosa que dar carta blanca al barón y reprimir a los huelguistas; el tercero, en orden cronológico, de López Obrador, intentó conciliar y en 2019 encargó a Luisa María Alcalde (la misma de los enjuagues en la huelga de Notimex), entonces al frente de la Secretaría del Trabajo, instalar una mesa de negociación para que las partes llegaran a un acuerdo y así poner fin al conflicto. La actual titular de Gobernación incumplió la instrucción presidencial: la mesa brilló por su ausencia y el problema se agudizó, mientras Larrea –uno de los dueños de México– no dejó de acumular fortuna e impunidad.

No es gratuito que el dirigente nacional del sindicato minero, Napoleón Gómez Urrutia, denuncie que Larrea acumula cada vez más ri-queza, pero se niega a resolver las demandas de los obreros de las minas que llevan más de 16 años en huelga sin que la autoridad laboral haga nada para obligarlo a sentarse a la mesa de ne-gociación; es insultante su fortuna y deplorable que se le permita pasar por encima de los dere-chos de quienes, con su trabajo, le han posibili-tado lograr tales ganancias; no son cuestión de dinero los conflictos sin resolver en las tres minas, sino por capricho y soberbia. Para Larrea no existen los mineros que ponen en riesgo sus vidas; hay elementos suficientes para que le retiren las concesiones, pero no hay voluntad política para hacerlo ( La Jornada, Andrea Becerril).

Entonces, cierto es que las cosas han cambiado, porque ahora es otra la política laboral, pero también lo es que los barones dueños de México permanecen intocados.

Las rebanadas del pastel

Día tras día (y lleva menos de un mes al frente del Ejecutivo) crece la protesta de los argentinos –incluidos los que votaron por él– contra el esperpéntico Javier Milei, quien parece decidido a matar de hambre a sus representados. Y cercano está el paro nacional convocado por la Confederación General del Trabajo.

Twitter: @cafevega

cfvmexico_sa@hotmail.com