La doctora Claudia Goldin hizo un análisis de las brechas desde una perspectiva de historia económica, donde revisa las disparidades a lo largo de 200 años en el mercado laboral de Estados Unidos; identifica patrones sociales y culturales, más allá de periodos de (de)crecimiento y (sub)desarrollo económico, que las explican e ilustra cómo el proceso de cerrar la brecha salarial ha sido desigual a lo largo de la historia.
Ha investigado minuciosamente cómo se modifica la situación del empleo de las mujeres al pasar de sociedades dominantemente agrícolas a industriales, y con la aparición del sector servicios.
De ahí que su trabajo contribuye al entendimiento de la evolución y dinámicas del mercado laboral en su conjunto y a través del tiempo, más allá de la variable del empleo femenino, sus conclusiones contrarian el común supuesto de que el crecimiento y el desarrollo son suficientes para eliminar la discriminación y las disparidades de género en el mercado laboral.
Sobre el tema, y a iniciativa de la diputada Karen Castrejón Trujillo y del diputado Juan Carlos Natale López, ambos del PVEM, la Cámara de Diputados presentó hace casi un año el cuaderno “Análisis de las brechas de género en el mercado laboral en México”, con el objetivo de dar a conocer cuáles son las principales barreras que enfrentan las mujeres para insertarse en el mercado laboral, cómo las afectó la pandemia y qué adecuaciones en el marco normativo laboral propician mayores condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, entre otras cuestiones.
Con amplias referencias bibliográficas y documentales, el texto sugiere políticas públicas, adecuaciones legislativas y acciones gubernamentales concretas que puedan facilitar una mayor igualdad económica entre mujeres y hombres.
La metodología incluyó datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 1995-2021, del Inegi, fuente básica de información sobre el mercado laboral y las características de la fuerza de trabajo de la población mayor de 15 años. Con base en ellos se demuestra que, si bien la inclusión de las mujeres ha ido creciendo, ésta ha sido gradual y aún persisten disparidades en materia salarial y económica al compararla con la de los hombres.
El informe enfatiza que la participación de las mujeres en el mercado laboral de México, que en 1995 significó 32.9 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), en 2022 ya alcanzó casi 40 por ciento, tras recuperarse de un retroceso del 1.49 por ciento que provocó la pandemia.
Algo semejante ocurrió con la brecha salarial y el ingreso mensual promedio. Hace 27 años los hombres ganaban 36 por ciento más que las mujeres, pero en el presente año la diferencia se reduce a 20.7 por ciento, y en cuanto a ingreso mensual la brecha en el periodo 1995-2022 se contrajo 53 por ciento.
En cuanto a las actividades económicas donde se desempeñan mayoritariamente las mujeres están los servicios, el comercio, oficinas, actividades educativas y artísticas. En el grupo de trabajadores subordinados y asalariados, prácticamente tampoco hay diferencias entre géneros, mientras que las trabajadoras por cuenta propia incluso superan en número a los hombres que trabajan por su cuenta.
En cambio, en puestos de funcionarios y directivos, en la industria agropecuaria, artesanal, del transporte y protección y vigilancia, las brechas siguen siendo importantes, así como el tiempo que las mexicanas dedican al cuidado de ancianos, niños y enfermos (20.1 horas a la semana), frente al de los hombres (11.3 horas); o el tiempo que ellas ofrecen a los quehaceres del hogar (19.33 horas) frente a las 12.6 horas de los varones.
Goldin demuestra en su obra que el progreso de la participación femenina en el mundo laboral ha sucedido de manera discontinua y esporádica, y depende de expectativas de vida que las mujeres jóvenes se forman al observar la experiencia de las mujeres de sus familias.
También depende de las oportunidades y decisiones educativas que toman las mujeres a una edad temprana y el retraso del matrimonio. Una aportación de su trabajo es que muestra lo que intuitivamente podía inferirse, es decir, el efecto de la píldora anticonceptiva para favorecer la inclusión de las mujeres en el mercado laboral.
Explica también que las estructuras sociales y familiares en las que crecen mujeres y hombres dan forma a su comportamiento y resultados económicos.
A su vez, el “Análisis de las brechas de género en el mercado laboral en México” señala la importancia de hacer adecuaciones con base en una perspectiva de género, es decir, con una metodología que permita identificar, cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión de las mujeres, y propiciar que se tomen acciones para avanzar en la construcción de la igualdad de género.
Sobre lo anterior, el documento propone una serie de medidas sobre las cuales ya se encuentran trabajando los y las legisladoras, con la primera Cámara paritaria involucrada en temas de gran interés y relevancia para beneficio de toda la sociedad.
Proponen priorizar programas sociales destinados a mujeres
La diputada Norma Angélica Aceves García presentó una iniciativa que reforma diversas disposiciones de la Ley General de Desarrollo Social, con el objetivo de establecer que serán prioritarios y de interés público los programas sociales destinados a reducir la vulnerabilidad de las mujeres, derivada de la brecha de género.
Asimismo, que la Política Nacional de Desarrollo Social tenga como propósito reducir, bajo el principio de progresividad de los derechos humanos, las carencias sociales de los grupos en situación de vulnerabilidad empleando, entre otras opciones, las acciones afirmativas.
Además, que las autoridades competentes de los tres órdenes de gobierno, que fomenten las actividades productivas para promover la generación de empleos e ingresos, destinen acciones afirmativas para reducir la brecha de género, en particular reconocer las desventajas que enfrentan las familias encabezadas por mujeres.
También, estipula que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en conjunto con el Instituto Nacional de las Mujeres, contemplen lineamientos para la medición de la pobreza de las familias con perspectiva de género, comparando las desventajas entre familias encabezadas por mujeres.
La iniciativa, turnada a la Comisión Bienestar, refiere que “México tiene un número considerable de jefas de familia y su situación resulta preocupante, debido a que enfrentan un panorama desigual e injusto, producto de un sistema sexo/género que produce condiciones y posiciones sociales diferenciadas entre hombres y mujeres”.
Las jefas de familia, añade, tienen “doble trabajo”, ya que deben encargarse del papel económico y, al mismo tiempo, ocuparse de la crianza de los hijos, lo que provoca un desgaste físico y emocional mayor.
Agrega que existe un mundo laboral injusto porque hay una valorización diferenciada que se ve reflejada en los salarios y trabajos ofertados. Por ello, regularmente las mujeres ingresan en el “trabajo informal”, lo que reduce su potencial de crecimiento y exacerba la desigualdad, tal como se refleja en la ausencia de seguridad social, seguro de vida, prestaciones y bonos.
Ante ello, indica la legisladora, las reformas a la Ley General de Desarrollo Social tienen la finalidad de incorporar a las jefas de familia como un grupo prioritario de atención para la política social, para que la autoridad correspondiente diseñe y ejecute acciones y programas encaminados a reducir sus carencias sociales, principalmente en su ingreso, acceso a una vivienda digna y reconocimiento de sus actividades remuneradas.