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El Caso Hermanas Serrano Cruz vs. El Salvador

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Por José Roberto Ruiz Saldaña

El uno de marzo de dos mil cinco, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) resolvió el Caso de las hermanas Serrano Cruz contra El Salvador, un asunto que muestra muchas vertientes de las violaciones de derechos en contextos de conflictos armados internos, como sucedió en El Salvador -Estado que aceptó la jurisdicción contenciosa de esa Corte el seis de junio de mil novecientos noventa y cinco- hace algunas décadas.

Ernestina y Erlinda Serrano Cruz tenían 7 y 3 años de edad, respectivamente, cuando fueron capturadas por militares dentro de la así llamada “Operación Limpieza”, la más grande de aquella época, en el Municipio de San Antonio de la Cruz, Departamento de Chalatenango, El Salvador, el veintisiete de mayo de mil novecientos ochenta y dos.
Su hermano, José Fernando, testigo ante la Corte, refirió que cuando su familia escuchó disparos decidieron esconderse en el bosque. La familia se separó: él, su mamá y su hermana Rosa se dirigieron al cantón Los Conacaste; mientras su papá y su hermano Enrique, hermanas Erlinda, Ernestina y Suyapa así como su hijo se dirigieron al cantón Los Alvarenga. Aproximadamente un mes después la familia se pudo volver a reunir. La mamá preguntó por Ernestina y Erlinda. José Fernando le dijo que los soldados las habían tomado cuando Suyapa estaba cuidando a su bebé y su papa había ido a buscar agua para ellas.

El Salvador estuvo inmerso en un conflicto armado interno aproximadamente de mil novecientos ochenta a mil novecientos noventa y uno. La Asociación Pro-Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos recibió cerca de 721 peticiones de búsqueda de desaparecidos durante el conflicto armado y resolvió cerca de 246. La Asociación encontró niños y niñas en diferentes situaciones: integrados en familias salvadoreñas o en el extranjero debido a su adopción, tanto formales como de hecho, o incluso la apropiación por civiles y por miembros del Ejército; algunos en orfanatorios o en instalaciones militares; y tuvo conocimiento de 12 casos de niños que murieron. La Asociación había encontrado niños en El Salvador y en otros once países de América y Europa. En mil novecientos noventa y nueve, la Asociación publicó un reporte en el cual indicó que había al menos 50 orfanatorios operando en El Salvador durante el tiempo del conflicto armado.

Juan María Raimundo Cortina Garaígorta, padre y Director de la Asociación Pro-Búsqueda, llegó a El Salvador en mil novecientos cincuenta y cinco. En mil novecientos ochenta y nueve, no obstante el asesinato de sus colegas jesuitas, él decidio quedarse a ayudar a las comunidades de Chalatenango. En agosto de mil novecientos noventa y cuatro fue creada la Asociación Pro-Búsqueda. Precisamente debido a su trabajo, él tuvo contacto cercano con María Victoria Cruz Franco, la mamá de las hermanas Serrano Cruz. Poco antes que María Victoria muriera le dijo al padre y Director de la Asociación que ella se estaba quedando ciega debido a la diabetes pero que esperaba no perder su vista porque quería ser capaz de ver a sus hijas todavía.

La Corte IDH obligó a El Salvador a investigar los hechos, identificar y castigar a los responsables y llevar a cabo una genuina búsqueda de las víctimas; a establecer una Comisión Nacional de Búsqueda de personas desaparecidas cuando eran niñas y niños durante el conflicto armado, con la participación de la sociedad civil; a crear una página web; a la creación de un sistema de información genética; a realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad; a designar un día dedicado a las y los niños desaparecidos durante el conflicto armado, entre otras cosas. Asimismo, la Corte IDH declaró que El Salvador violó los derechos a las garantías judiciales y a una protección judicial, en detrimento de Ernestina y Erlinda Serrano Cruz y su familia, así como el derecho a un trato humano en detrimento de estos últimos.

En la sentenia de la Corte IDH se observa -y de hecho se reconoce- que la Asociación Pro-Búsqueda hizo más por los derechos de las niñas y los niños que las instituciones salvadoreñas en aquella época. Cuando uno observa el trabajo realizado por el padre y Director de la Asociación, el ejemplo de dedicación y acompañamiento a las víctimas genera admiración. En las muchas vertientes que arrojan las historias de violaciones a derechos humanos en nuestra región, de crisis de instituciones y extravío del poder público, son esperanzadoras las historias de personas comprometidas con la dignidad de sus semejantes y de lucha por la justicia.

@Jose_Roberto77

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