Veracruz, Ver.- Durante las actividades del 8M, en las actividades del Puerto se pudo observar a una madre con su hija de 20 años aproximadamente, tomadas de la mano, mientras gritaban y marchaban por las que no tienen voz.
Asimismo acudieron chicas muy jóvenes cargando a sus bebés, algunas con fulares, otras solo recargándolos en la cadera, unas más en carriolas, ellas también gritaban.
Mujeres valientes portaban pancartas con el nombre o la foto de su acosador, de su violador y pedían justicia a un sistema que se las ha negado. Incluso una joven marchó junto a su elemento de seguridad personal: “mira, viene con su guarro”, comentaban, “sí, pero vino”, respondían otras chicas, mientras ella caminaba gritando consignas, con el seguimiento cercano de quien se encarga de su seguridad.
Este 8 de marzo en Veracruz y Boca del Río marcharon representantes de todas las mujeres, sin importar su edad o su estatus socioeconómico, simplemente se unieron en un grito por la equidad, por la justicia y por las que son víctimas de la violencia feminicida.
El primer contingente comenzó a reunirse a las 5:30 de la tarde en el parque Zamora, en el Centro Histórico de Veracruz, y poco a poco el sitio quedó repleto. Un grupo de policías caminaba alrededor, solo observando la movilización. Comenzaron su marcha 10 minutos antes de las 6 de la tarde, avanzaron por toda la avenida Díaz Mirón, después por Simón Bolívar hasta llegar a la plaza de la Soberanía.
En el camino realizaron pintas en edificios abandonados, sobre todo.
Las saludaban otras mujeres desde el interior de las sucursales bancarias, desde academias de danza, incluso los camioneros pitaban para unirse.
En Boca del Río la colectiva Brujas del Mar organizó otra marcha, también con la asistencia de cientos de mujeres que se concentraron en la Plaza Dorada y posteriormente en el fraccionamiento Costa de Oro.
Los fieles que se hallaban en la parroquia de San Pedro y San Pablo no podían evitar mirar afuera, de donde provenían las consignas y los tambores.
Las recordaron a todas, casos de feminicidios ocurridos en la región, como el de Monserrat Bendimes, en abril del 2022, y el de Karina, hace un par de semanas. Mientras avanzaban se reiteraba a una sola voz: “Quisieron callar a una, hoy no nos pueden callar a todas”.
