Fernando Serrano Migallón, ex integrante de la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana (UV), analizó la trayectoria histórica de nuestro país en el marco del constitucionalismo y considera que es una ventaja vivir en México, con un sistema constitucional que califica como “adecuado” y “propicio”, pese a que nuestro país ha tenido varias constituciones.
El experto en derechos constitucionales ofreció la ponencia “Historia constitucional de México”, el lunes 10 de octubre en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, como parte del ciclo que celebra los 25 años de la Junta de Gobierno y la Autonomía Universitaria.
Ante una numerosa asistencia integrada mayoritariamente por alumnos y académicos, Serrano Migallón comentó: “El derecho es esencial para resolver una problemática, la cual no se remedia sólo por la existencia de una norma justa; se requiere mucho más que eso, y tiene qué ver con la participación activa de la sociedad”.
Añadió que hemos tenido una docena de constituciones –sobre todo durante el siglo XIX–, muy variadas todas ellas, en una amplia gama que resulta representativa de inquietudes y propósitos de los ciudadanos mexicanos por encontrar su propio camino.
Fernando Serrano comentó en torno de las cartas “impuestas” en la época de la Nueva España, de los textos “preconstitucionales” y el primer texto de 1810, “que no es una constitución en sí, pero que contiene elementos de la parte dogmática de un documento de esa categoría, como la abolición de la esclavitud y el término de las alcabalas”.
Abordó también los elementos constitucionales de José Ignacio López Rayón, el único abogado entre los insurgentes y quien tuvo la idea clara de cómo debía ser la naciente república. Fue injustamente relegado por diversas razones, como su enemistad con José María Morelos y Pavón y por ser el único de aquel grupo que no fue fusilado por los realistas.
“La Constitución de 1824 contiene muchos defectos, entre ellos la ausencia de garantías individuales, pero hace a un lado la tradición del centralismo absolutista y propone un federalismo que concede mayor autonomía a las diversas instancias administrativas que limita el poder central”, señaló.
“Inicia entonces un siglo de búsqueda de la identidad nacional; no todos los mexicanos eran malos ni todos buenos, pero con esa enorme variedad de ideologías todos buscaban la independencia y bienestar”, hizo hincapié.
En 1836 se expidió una nueva constitución inclinada abiertamente hacia el conservadurismo, lo que hizo que la de 1847 volteara hacia el documento de 1824, pero ahora mucho más enriquecido y con garantías individuales. Después vino la separación entre Iglesia y Estado debido a las Leyes de Reforma, que retiró al clero el manejo de la vida de los ciudadanos.
