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Bilateral

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Todavía resuena en la memoria aquella penosa imagen del entonces presidente Peña Nieto desandando a trote sus pasos cuando Obama y Trudeau deciden detenerse a ver un paisaje dejándolo deliberadamente solo.

El contraste con lo sucedido en la reunión de presidentes ayer en Washington es absoluto.

Nunca se había expresado de manera tan explícita y amable el contraste de concepciones capitalistas. La referencia explícita a Franklin Delano Roosevelt y su política del New Deal, en los años previos inmediatos a la Segunda Guerra Mundial es contundente. Fueron esos años que pusieron nuevamente de pie a Estados Unidos, derrotados por la pesadilla de la Gran Depresión económica. Fue la recuperación económica con políticas de pleno empleo lo que permitió que el dinero circulara, se rehabilitara el consumo de bienes y servicios: la economía. Implicaba destinar explícitamente dinero público a eso. Inversión pública. Justo lo contrario a los preceptos neoliberales.

Ante la crisis que vive el planeta por pandemias, depresiones económicas y guerras pre apocalípticas, México propone en la sede misma del neoliberalismo, de los Milton Friedman y de los Chicago Boys una política económica distinta, una concepción económica distinta. Una centrada en garantizar por lo pronto dos cosas: soberanía energética y soberanía alimentaria. Ser capaces de producir lo que consumimos, básicamente, y a partir de ahí fortalecer la cooperación regional para beneficio mutuo.

México muestra la mano amiga con el anuncio de permitir el abasto de gasolinas del lado mexicano a la población estadounidense. Muestra también el músculo natural a hacerse públicos los momentos de apoyo espontáneo de mexico-estadounidenses a las afueras de su hotel. Un buen ambiente a nivel bilateral, presionado por el establishment de inversores empresariales.

La agenda de México quedó establecida con claridad prístina. Y no necesariamente es disonante de la norteamericana si Biden es capaz de trascender las presiones neoliberales. Cosa que pareciera dudosa porque eso le puede costar votos para su eventual reelección. Solo que ahora tendrá que valorar también lo que le puede costar en el definitorio voto hispano. Un arma real de negociación en manos de López Obrador. Pareciera difícil pero aún en estos tiempos hay razones para el optimismo.

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