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Pandemia ahondó brecha entre ricos y pobres; paridad de género retrocedió

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Orizaba, Ver.- La pandemia por covid duplicó la fortuna de los 10 hombres más ricos del planeta. La producción de vacunas contra el virus permitió el monopolio en su fabricación y con ello que se ampliara la riqueza en ellos. En contraparte, amplió la pobreza en países con precariedad, en donde, por ejemplo, su población tiene hasta cinco veces más probabilidad de morir por el virus que en países ricos, “estamos ante nueva forma de violencia económica”.

Según el Informe global que la organización no gubernamental Oxfam presenta en su portal web (https://www.oxfammexico.org), “la pandemia ha hecho retroceder el avance para cerrar la brecha de género: ahora se tardarán 135 años frente a los 99 años antes de ésta.

“La pandemia ha retrasado el camino hacia la paridad. Ahora se tardarán 135 años en cerrar la brecha de género y no 99 años como se estimaba antes de su irrupción. En 2020, las mujeres perdieron 800 mil millones de dólares en ingresos y hay 13 millones menos de mujeres con trabajo ahora que en 2019. Conjuntamente, 252 hombres poseen más riqueza que los mil millones de mujeres y niñas que viven en África, América Latina y el Caribe”.

La pandemia, se lee en el documento de 20 páginas y titulado “Las desigualdades matan”, “está afectando especialmente a los grupos racializados. En Inglaterra, las personas de origen bangladeshí tenían cinco veces más probabilidades de morir de covid-19 que la población británica blanca durante la segunda ola de la pandemia. En Brasil, las personas negras tienen 1.5 veces más probabilidades de morir por el virus que la población blanca”.

“En Estados Unidos, 3.4 millones de personas negras estarían vivas hoy si tuvieran la misma esperanza de vida que la población blanca del país, lo que está directamente vinculado al legado histórico del racismo y el colonialismo. Se estima que las desigualdades entre países crecerán por primera vez en una generación. Los países en desarrollo, privados de acceso a suficientes vacunas debido a la protección que los gobiernos ricos otorgan a los monopolios de las grandes empresas farmacéuticas, tuvieron que recortar el gasto social a medida que aumentaban sus niveles de endeudamiento y ahora se enfrentan a la posibilidad de tener que adoptar medidas de austeridad. La proporción de personas con covid-19 que mueren a causa del virus en países en desarrollo es aproximadamente el doble que en países ricos”.

La pandemia “ha sacado a la luz la codicia y las oportunidades económicas y políticas que han convertido estas desigualdades extremas en un instrumento de violencia económica. Tras años de investigación y de campañas, Oxfam ha llegado a esta conclusión, estremecedora e incontestable, pues a pesar del enorme coste económico que ha supuesto la respuesta a la pandemia, durante los últimos dos años, los gobiernos de los países ricos se han negado a elevar los impuestos sobre la riqueza de los más ricos y han continuado privatizando bienes públicos, como la tecnología necesaria para producir las vacunas”.

En este sentido, señala que la producción de vacunas, “ha fomentado de tal manera los monopolios de las grandes empresas que, solo durante la pandemia, el incremento de la concentración de los mercados amenaza con ser mayor en un año que durante los 15 años transcurridos entre 2000 y 2015. Las desigualdades son un aspecto fundamental de la crisis climática, ya que las emisiones de carbono de uno por ciento más rico superan en más del doble a las de la mitad más pobre de la humanidad”.

La pandemia, sirvió para que los 10 hombres más ricos del mundo duplican con creces su fortuna, “que ha pasado de 700 mil millones de dólares a 1.5 billones de dólares (a un ritmo de 15 mil dólares por segundo, o lo que es lo mismo, mil 300 millones de dólares al día) durante los primeros dos años de una pandemia que habría deteriorado los ingresos del 99 por ciento de la humanidad y que ha empujado a la pobreza a más de 160 millones de personas más.

“Si estos 10 hombres perdieran 99.999 por ciento de su riqueza mañana, seguirán siendo más ricos que 99 por ciento de las personas del planeta. Los milmillonarios han tenido una pandemia de lujo. Los bancos centrales han inyectado billones de dólares en los mercados financieros para salvar la economía, pero una gran parte ha acabado en los bolsillos de los milmillonarios, que se han aprovechado del auge de los mercados bursátiles. Con las vacunas se pretendía poner fin a esta pandemia pero los gobiernos de los países ricos han permitido que los milmillonarios y los monopolios farmacéuticos corten el suministro a miles de millones de personas. Esto podría traducirse en un incremento de todas las formas imaginables de desigualdad. La previsibilidad de esta situación es indignante y sus consecuencias son letales”, añade.

Para concluir se precisa que las desigualdades extremas, “son una forma de violencia económica en la que las decisiones legislativas y políticas que perpetúan la riqueza y el poder de una élite privilegiada perjudican directamente a la amplia mayoría de la población mundial y a nuestro planeta. La respuesta del mundo a la pandemia ha desatado esta violencia económica, ensañándose sobre todo con las mujeres y las niñas, y las personas en situación de exclusión y pertenecientes a grupos racializados”.

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