sábado, mayo 4, 2024
Anúnciate aquíGoogle search engine
- Advertisement -spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Los placebos

Ciencia actual, el “doble ciego”

Javier Hernand Garcés

27 de septiembre de 2023

El placebo es un reemplazo del remedio, o tratamiento simulado en sí, no tiene valor terapéutico intrínseco, el cual se usa en ensayos clínicos para verificar la eficacia del remedio que tiene la sustancia que se supone mejora y hasta sana la enfermedad o reacción aguda del dolor y sus complicaciones, el placebo es hoy por hoy, un elemento muy importante en la ciencia actual. Qué una sustancia simulada, sane o tenga un efecto sanativo sin tener el principio activo de la cualidad del producto farmacéutico implica la existencia de un componente psicológico que me interesa mucho y un indicador del poder de nuestra mente para acceder cualquier proceso neuro químico.

En todo caso, los placebos se utilizan en varios procedimientos tendientes a encontrar el efecto deseado de la sustancia propuesta como solución a una situación patológica.

En los “ensayos clínicos controlados con placebos”, los laboratorios normalmente dividen en dos grupos de “participantes” un grupo recibe y toma el tratamiento que está sujeto a las pruebas de efectividad a este grupo se le nombra “grupo de tratamiento” y el otro grupo recibe y toma una sustancia que no tiene un agente bioquímico que actuará de manera propuesta, puede ser una pequeña pastilla de alguna sustancia como harina, quizá un caramelo, por ejemplo, a este grupo se le ha llamado “grupo de control”.

Los/as participantes no saben si reciben la sustancia real o el placebo. A esto se le conoce como “doble ciego”, recurso sagrado de la ciencia actual. El resultado indicará, en cualquier caso, que los participantes que consumieron la “sustancia real” o agente que actúa directamente con un principio activo manipulado y propuesto fueron afectados de manera positiva o sanadora frente al grupo que consumió el placebo y no mejoró. A eso se le ha llamado “estudios clínicos científicos”.

En algunos casos, un número menor o mayor puede señalar que algunos participantes que consumieron el placebo sanaron y otros que consumieron la “sustancia real” no sanaron.

Ese resultado nos arroja dos lecturas importantes. La primera que la sugestión que ejerció el grupo de control creo su propia sustancia que mejoró la condición y en el otro grupo nos señala que no a todos, los que ingirieron la sustancia real se beneficiaron o mejoraron.

Los placebos también se utilizan en estudios que investigan el efecto de las expectativas y las creencias en la respuesta del cuerpo y la mente a un tratamiento o intervención. Estos estudios pueden ayudar a comprender cómo los factores psicológicos pueden influir en la percepción del alivio de los síntomas, incluso cuando no hay un tratamiento médico controlado involucrado.

En algunos casos, se realiza un estudio adicional para determinar el efecto placebo de un medicamento específico. Esto implica administrar el medicamento real a un grupo de pacientes y un placebo a otro grupo, y luego comparar los resultados para evaluar cuánto del efecto observado se debe a la acción farmacológica del medicamento y cuánto se debe al efecto placebo.

Los placebos son una herramienta importante en la investigación médica y científica, ya que ayudan a separar el efecto real de un tratamiento de cualquier mejora que pueda deberse a factores psicológicos, como las expectativas y la sugestión. También son esenciales para garantizar la seguridad y eficacia de nuevos medicamentos antes de que se pongan a la venta a través de la receta médica.

Sin embargo, es importante destacar que el uso de placebos en ensayos clínicos y estudios debe ser ético y estar sujeto a regulaciones y estándares estrictos para proteger la salud y los derechos de los participantes.

Esto es muy importante dadas las circunstancias que muchos prestadores de servicios médicos recetan los fármacos “probados” en procedimientos aprobados por los gigantes de los laboratorios también aprobados por las instancias locales y mundiales, tal es el caso de la poderosa FDA Food and Drug Administration, esto es, la administración de alimentos y medicamentos de los Estados Unidos de América, establecida en 1906 como “autoridad máxima” en la aprobación de alimentos y fármacos.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y sus contrapartes reguladoras en México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, COFEPRIS y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, SENASICA son los encargados de las normas, quienes actúan con sus medidas oficiales con respecto, a los fármacos, el agua, los alimentos, las bebidas alcohólicas, la calidad del aire, cereales, dispositivos médicos, envases, equipos de rayos X, sustancias tóxicas, plaguicidas, métodos de prueba, fórmula para lactantes, juguetes infantiles, productos cárnicos, productos cosméticos, productos de aseo y limpieza, suplementos alimenticios, entre otros.

“Datos del censo económico INEGI 2009, muestra que el valor de los productos regulados por la COFEPRIS fue de 1 billón 186 mil 399 millones de pesos que representan el 9.8% del PIB”. (Secretaría de Salud de México)

En todo caso, el efecto placebo señala evidencias de que la mente puede influir en la percepción de la enfermedad y en la recuperación a través del efecto placebo. Cuando las personas creen que están recibiendo un tratamiento efectivo, incluso si es un placebo, a menudo experimentan mejoras en sus síntomas. Esto demuestra el poder de las expectativas y creencias en el proceso de curación. O lo contrario, si les dicen que esto o aquello da dolores, es muy probable que sientan o perciban esas dolencias.

La psiconeuroinmunología es un campo de estudio que explora la interacción entre el sistema nervioso, el sistema inmunológico y el sistema endocrino, y como factores psicológicos, como el estrés y las emociones, pueden influir en la salud. Si bien hay investigaciones que sugieren que el estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de enfermedades.

Es importante reconocer que cuando estás bajo presión, de cualquier tipo, emocional, económica o desesperanza, cualquier dolencia nos puede afectar y debilitarnos aún más.

La meditación, la relajación, la visualización del cuerpo sano, la terapia cognitivo-conductual y en algunos casos la hipnosis, se han utilizado para ayudar en el manejo de enfermedades y síntomas. Estas terapias se han utilizado con éxito en el tratamiento de afecciones como el dolor crónico, la ansiedad y la depresión, y pueden tener un impacto positivo en la salud en general.

De lo que sí hay evidencia es que la mente sí puede influir en la “percepción y recuperación de la dolencia” al utilizar “placebos” y la psiconeuroinmunología.

Los estudios de la sanación a través de procedimientos que no utilizan fármacos industriales son de gran debate mundial e implica muchos intereses, recuerde que un simple abrazo y visita armoniosa a un ser querido puede mejorar substancialmente un síntoma. Visualizar el cuerpo sano ayuda y no cuesta nada.

Javier Hernand Garcés es Licenciado en Derecho, Maestro en Derecho Ambiental y Licenciado en Naturopatía.