viernes, mayo 17, 2024
Anúnciate aquíGoogle search engine
- Advertisement -spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

FALANGES: Tercera Modernidad: narrativas, discursos e información

Luis Adalberto Maury Cruz
lmaury_cruz@hotmail.com

En los discursos y en la información subyaces una narrativa, aquello que se pretende establecer como verdad, son los intereses implícitos, se recurre a ciertas palabras claves para que sean un lugar común, con frecuencia no se entienden. En este sentido: ¿Cuáles son las narrativas de los discursos y de la información en la Tercera Modernidad?

El idioma hegemónico es el inglés. Sin embargo, Serguéi Lavrov Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia en la ONU dirigiéndose en ruso a la prensa occidental les dijo: “aprendieran ruso”, rompiendo un techo de cristal, esto en el contexto de la guerra entre Rusia y la OTAN en Ucrania. Mostrando una arista de la crisis y de la caída de la unipolaridad de EEUU.

En los últimos 50 años EEUU impuso su idioma, moneda, visión del mercado y de la política al mundo. Hoy no es la primera potencia militar, ni económica. El nuevo orden mundial se ejerce con misiles hipersónicos, armas nucleares, soberanía energética y mercadeo global.

La clave de la narrativa de la globalización neoliberal está en palabras como: individuo, autopercepción, libertad, género, libre mercado, democracia (democracia liberal), dólar, SWIF, petrodólar, cambio climático, energías renovables; simultáneamente son clave de la política financiera global y de las agendas de la gigabanca (Black Rock/Vanguard/State Street controlan la mitad de Wall Street). Esto es una agenda política, social y económica, que impulsa el ala demócrata de EEUU. Derivando, por ejemplo, en la agenda verde (rechazada en Glasgow), en la de derechos humanos (cada día más desacreditada).

La narrativa neoliberal no desaparece, deja de ser hegemónica (lo fue hasta 2020). Emergen otras de naturaleza soberanista y neonacional, entra en descredito las ideas políticas y jurídicas occidentales. Pues han sido usadas para justificar y financiar intervenciones militares, invasiones, golpes militares, revoluciones de color, cuando se infringen los dictados de La Casa Blanca, recuérdese los casos de: Irak, Libia, Panamá, Bolivia, hoy Perú, Esto supone una narrativa desde los medios de comunicación.

En la narrativa globalista hay un uso de la información, de la publicidad y de la propaganda en discursos específicos, constituidos a partir del dictado del Partido Demócrata de EEUU, de organizaciones como: Open Society Foundations y la gigabanca.

Con la revolución de las TIC la comunicación se vuelve más compleja y virtual, la narrativa neoliberal está en el ciberespacio que es plural, lo cual va en contra de la pretensión unipolar de EEUU.

Las redes sociales y las plataformas de entretenimiento esparcen una ideología determinada, (Netflix corresponde al ala demócrata y globalista, de allí el uso en sus productos de palabras de la agenda de género). Pero los canales digitales de profesionales y amateurs son competencia efectiva contra los medios tradicionales de comunicación.

Las redes sociales son un espacio en el que predomina la pluralidad de discursos y la anarquía; se presentan todas las ideologías y posturas existentes, así como acciones delictivas como la trata de persona y la pornografía infantil. Estas no son dominadas, pero hay censuras, sanciones y bloqueos a la libertad de expresión, son actos policiales.

Empresas como Meta, están vinculadas al Pentágono y a los servicios de inteligencia de EEUU. La OTAN considera al ciberespacio como una dimensión de la guerra. En el acontecen una lucha por la hegemonía de las narrativas, donde todos ejercen su expresión desde el más lerdo hasta el más brillante, desde el honesto hasta el infame y corrupto.

Las narrativas tienen como criterio la realidad. Pues por muy adoctrinado, distorsionado en la autopercepción o limitado en la información siempre se paga un precio. La narrativa repite pero la realidad se impone y se acata, so pena de vivir en el engaño o fenecer.

Hay en los discursos de la mitificación de la individualidad y de la autopercepción una tendencia patológica y perversa; cuando encubren intereses de mercado, desinforma (miente) y subinforma (se dan verdades a medias). Se reconoce el derecho de hacer con uno mismo (en el propio cuerpo) lo que se desee, (es libertad individual por aberrante que sea), pero, no se mencionan sus costos, se dice: tienes derecho a las cirugías estéticas, de reasignación de sexo, por ejemplo, pero no se socializa la información de los efectos adversos en lo endocrinológico, fisiológico y psicológico, ni se informa que hay caducidad en implantes, pagos de por vida. Así, en los discursos del cuerpo este puede ser visto como fetiche, sus cirugías y tratamientos son derecho y mercancía para quien pague.

También hay narrativas y discursos a partir de palabras como: comunidad, tradición, familia, nación, identidad sexual, democracia (democracia no liberal), monedas nacionales (rublo, yuan…) soberanía, soberanía energética, libre mercado; todo establecido desde la multipolaridad y el soberanismo. Esto nace con la caída de la unipolaridad de EEUU y el arribo de Rusia como primera potencia militar y energética, y de China como potencia militar, así como al ser la fábrica del mundo.

En la Tercera Modernidad el mundo tiene dos tendencias narrativas: 1). La globalista neoliberal estadounidense, en esta predomina lo individual sobre lo colectivo, lo privado sobre lo público; y 2). La soberanista de origen multipolar, donde tiene mayor preponderancia la comunidad que el individuo, lo público sobre lo privado. Ambas despliegan discursos, información, propaganda y publicidad de acuerdo a intereses globales.

El soberanismo es más incluyente que el globalismo neoliberal. Los Estados y sus políticas se ciñen más a la conformación patria que a un modelo impuesto. Esto se ve en los BRICS, pues los gobiernos de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y toda la comunidad no occidental y rebelde a Washington en su mayoría no son democracias liberales.

La narrativa soberanista remita al Estado soberano bajo los ejes de nación (pueblo) y autarquía. En el neoliberalismo no hay Estado soberano, todos están sujetos a Washington, el pueblo se subordina al individuo, no hay autarquía, hay dependencia y cadenas de suministros globales.

La comprensión de estas narrativas y el análisis de sus discursos suponen el acceso a la información, distinguiéndola de la desinformación y la subinformación. Se necesita sopesar lo que ve, escucha y lee so pena de ser presa de la publicidad y la propaganda.

Comprender a la Tercera Modernidad es entender que las narrativas se dan en un entorno geopolítico multipolar y en una pluralidad cultural, donde el mito de la hiperindividualización no tiene hegemonía, pero genera estragos. Es saber que la narrativa, la información no es única, que hay un entorno diverso, polémico y anárquico.

La narrativa del Occidente Colectivo no es unitaria, sino plural, es contradictoria. Por ejemplo, uno de sus principios es el libre mercado pero Washington y Bruselas fijaron el precio del gas ruso contradiciendo su axioma; agravaron la crisis energética y la desindustrialización de la Unión Europea, llevando la industria a América del Norte, garantizando los intereses de EEUU y dañando a la población europea.

En lo geopolítico hay una multipolaridad; la narrativa, el discurso y la información acontecen en un entorno plural. Sin embargo, los hechos reales se imponen sobre cualquier narrativa, en el ciberespacio hay una guerra cognitiva donde Washington, Bruselas, Moscú y Pekín luchan con sus propias narrativas. En fin, ¿usted qué piensa?…