viernes, mayo 17, 2024
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FALANGES: Narrativa e intereses: apuntes para el análisis del discurso

Luis Adalberto Maury Cruz
lmaury_cruz@hotmail.com

Las luchas, las batallas y las guerras no sólo son de naturaleza fáctica. También son de naturaleza ideológica. En Rusia se desarrolló el concepto de guerra mental por Anton Antonovich Kersnovsky en la década de 1930 en su tratado «Filosofía de la guerra», no omito que la guerra es la escalada armada y militar de un conflicto, y este último son intenses contrapuestos ya sean económicos, políticos, culturales. (No hay que omitir que el conflicto hace avanzar a las ciencias, a las artes y a la filosofía de lo contrario no habría revoluciones intelectuales e innovación teórica y tecnológica). Ya Hegel habló de la necesidad de la guerra tanto en su sentido teórico como práctico.

En la política, en la diplomacia, en la guerra, (y también en los mercados) acontece una lucha por la narrativa, mediante la acción comunicativa ya sea como actos de información, de propaganda, de fake news, que se constituyen en bases para modelos y normas introyectadas a efecto de aceptar o rechazar, en suma legitimar o deslegitimar a un actor determinado, para con ello garantizar intenses económicos y políticos.

En el actual escenario geopolítico donde se desmantela la unipolaridad de EEUU y se desdibuja Occidente, con el arribo de potencias como: Rusia, China, India en la esfera global; el resurgimiento de Irán, la rebeldía del mundo árabe y de América Latina con su no seguir la agenda de Washington, lo que se gesta es una multipolaridad y multilateralidad, en lo militar, en lo energético, en lo financiero y en lo económico, esto es lo que está detrás de los actuales conflictos en Ucrania y en los Balcanes, ambos casos remiten a intereses contrapuestos entre Rusia vs EEUU y la Unión Europea (UE), (acontecen por la expansión de OTAN al este de Europa); las tensiones en Taiwán remite también a intereses contrapuestos entre China vs EEUU, (en el cual se viola el principio internacional de una sola China, así como a que EEUU perdió la guerra de los chips).

Hay una lucha por la narrativa, se parte de la repetición sistemática de identificar palabra con un sentimientos para aceptar o rechazar una tesis o a un actor, por ejemplo: se identificar Rusia, China con el término autocracia y esta como el sentimiento de rechazo; o EEUU y UE con democracia y esta con el sentimiento de aceptación, (esto último hoy está en crisis y pierde peso geopolítico).

Así, palabras como democracia, individualidad, propiedad privada, derechos humanos, libre comercio, dólar; o comunista, propiedad social, bien común, rublo que al instaurarse en un discurso ya sea como información, propaganda o fake news se convierten en sentimientos de aprobación o de rechazo para quienes no ejercen un pensamiento analítico. Por ejemplo, las agencias a fines a Washington y al ala globalista financierista emplean estas palabras en sus comunicados para validar sus posiciones y desacreditar a las de Rusia, China, Corea del Norte o Venezuela, a efecto de imponer una base de legitimidad a su proceder político, militar o económico fuera de sus fronteras y en sus zonas de influencias.

Cada época, cada orden mundial, cada ejercicio de poder tiene e impone por la fuerza de la recurrencia, de la repetición sistemática, esas palabras con significados emocionales que lejos de ser asumidos como conceptos son engullidos como sentimientos, padecidos como pasiones. Sin embargo, eses palabras y esos discursos paulatinamente van perdiendo peso y fuerza, esto ocurre por el agotamiento del propio sistema, por hallazgos y evidencias que hacen salir de ese sueño dogmático; empero, nunca están exentas de una suerte de violencia liberadora, que a la postre impone su propia narrativa y condiciones de legitimidad, generando un nuevo ciclo, ya sea como época, como orden mundial, como paradigma o teoría hegemónica.

Así, las luchas, las batallas y las guerras tienes ese componente ideológico. La pugna por la narrativa es tan importante, que el perderla supone la deslegitimidad e inestabilidad, esto es parte de lo que Anton Antonovich Kersnovsky denomino guerra mental.

Un análisis del discurso supones pensar y analizar la lucha por narrativa y reconocer esas palabras que son modelos y normas introyectadas padecidos como sentimientos de aprobación y de rechazo que son capitales para ponderar la información, la propaganda, y las fake news. En fin, ¿usted qué piensa?…