viernes, abril 26, 2024
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El comercio de la salud: ¡Viva la iatrogenia! ¡viva la muerte!

Puede que se pregunte si valdrá la pena utilizar su valioso tiempo en leer un tema propio de especialistas, incluido  en un artículo de opinión. Para convencerlo le digo que el objetivo es proporcionarle información valiosa relativa a la salud, que por su dispersión, se desconoce o se hace inútil. Con ese propósito se puso el empeño en transcribir datos lo más objetivamente posible. Por lo extenso de este asunto, será desarrollado en tres partes. Cada una podrá leerse de manera independiente sin restarle sentido a las otras dos. A modo de aclaración, debe saber que el presente texto contiene enunciados cuya veracidad ha sido confirmada en los hechos o por estudios serios. Aunque tales verdades no son absolutas, se consideran confiables por su proximidad a la realidad.

El conocimiento científico.

Cuando no existía la ciencia como método, la primera y última palabra sobre el mundo y la existencia la tenían los sacerdotes, magos y soberanos quienes presumían poseer la verdad absoluta porque, decían, les era proporcionada por Dios. No aceptar sus dogmas significaba el destierro, el cierro o el entierro. Cada religión o reino quería imponer la homogeneidad conforme a su concepción de la realidad, con sangre y fuego, si era necesario. Actualmente, el modelo de mercado, casi lo consigue, por cierto. Tales conflictos entre fanatismos en lugar de esclarecer las dudas, velaron más las respuestas objetivas. Con la llegada del método científico (Galilei-XVII), lo anterior, comenzó a cambiar. La razón se abrió paso permitiendo la era del Renacimiento con su cauda de avances en el comercio, la técnica y la ciencia, permitiendo el  desplazamiento del feudalismo por la burguesía que revolucionó la política y la economía.

A partir de entonces los dueños de las fábricas, ampliando su campo de acción invirtieron en laboratorios, centros de estudios e investigación con el único propósito de elevar la rentabilidad de sus inversiones. Haciendo suya la ciencia aplicada desarrollaron técnicas psicológicas para convencer a las masas de la bondad de sus productos. Dieron lugar a los nuevos fanatismos respaldándose en el argumento siguiente: Si la publicidad divulgaba saberes emanados de la ciencia entonces las propiedades cuasi milagrosas de lo ofertado tenían que ser VERDADERAS.
Dicha estrategia recuperó del inconsciente colectivo aquella idea popular de que la CIENCIA poseía la VERDAD ABSOLUTA. Lo cual es erróneo pues contradice aquel principio de que la verdad es relativa, aproximada a la realidad. Las consecuencias fueron el abandono de los saberes tradicionales y el sacrificio del sentido común, claramente convenientes al poder económico y político. De este modo la industria hizo dependientes a los consumidores de los productos industrializados. La propagación del materialismo y el consumo irracional, respaldados desde la educación y los medios, se evidencia por el crecimiento exponencial de la destrucción de la SALUD y la Naturaleza.

La postverdad

Con el fin de influir en la opinión pública y actitudes sociales, el discurso neoliberal reconfiguró la mentira, (que es su esencia). Aprovechando los medios digitales, los señores del capital, distorsionan intencionalmente la realidad, manipulan creencias y emociones con propósitos de LUCRO. Empleando profusamente el método de condicionamiento operante (Pavlov) y los deseos primarios insatisfechos (Freud) logran suscitar la aceptación o rechazo, (detonados por premio o castigo, como estímulo ) en la gente para inducir las respuestas esperadas (Así se entrenan a soldados y animales). Primero, a través de películas, anuncios y sonidos reproducidos en los medios, incitan en los individuos el miedo irracional a envejecer o enfermarse, después les venden las soluciones etiquetadas, que son adquiridas al precio que sea. Son campañas permanentes, respaldadas por políticos, personajes famosos u organismos internacionales prostituidos por dinero. Pero no hay mal que dure 100 años, la gente ya está señalando al mercado como el principal culpable de los miedos y neurosis colectivas que los enferman.

El negocio de la Salud.

Lo anterior explica porqué, a pesar de conocer lo pernicioso de  la comida chatarra, los padres permiten a sus hijos consumirla desde que son bebés. Víctimas de la manipulación mediática, inconscientemente condenan a sus descendientes al subdesarrollo cognitivo, obesidad, diabetes, hipertensión y demás enfermedades degenerativas detonadas por la ingesta de basura industrializada. Su futuro es depender de los fármacos, de una máquina de hospital o sufrir una muerte prematura. Quienes ganan disminuyendo la calidad de vida de las personas, son las compañías farmacéuticas, empresario de la “salud” y, por supuesto, los médicos.
Nada es dejado a la improvisación en este modelo de muerte. Las patentes, hospitales, centros de investigación, Universidades, laboratorios y la tecnología de la higiene fueron sistemáticamente privatizados. Convirtieron la salud en un negocio de particulares e hicieron de la medicina así institucionalizada un ente patógeno por las siguientes razones  (cito a Ivan Illich): a) Produce daños superiores a sus posibles beneficios b) Enmascara las condiciones políticas que minan la salud de la sociedad c) Expropian el poder del individuo para curarse a sí mismo y para modelar su ambiente (Némesis Médica. La expropiación de la salud; pág, 8).

La medicina del lucro.

Para abreviar se ha dividido la medicina en ALÓPATA y Alternativa-naturista. La primera implica tratamientos invasivos (medicamentos, radiaciones y cirugías) que frecuentemente producen efectos colaterales adversos al organismo (Iatrogenia). Si bien reduce con eficacia los síntomas, generalmente las causas (Etiología) de la enfermedad no son combatidas. Su enfoque (somático) considera al cuerpo  MATERIA ajena a lo emotivo, a pesar de que Johann Christian A. Heinroth, (Médico alemán 1773 -1843) demostró que las emociones y sentimientos eran determinantes en muchas alteraciones de la salud. El hecho de que esta medicina convencional esté institucionalizada de manera idéntica en todos los países del mundo prueba el dominio de los monopolios sobre los gobiernos.

La segunda clase de medicina agrupa las terapias tradicionales (Acupuntura, Par biomagnético, Digitopuntura, Fitoterapia, etc.), la Homeopatía y los remedios naturales (Herbolaria, Flores de Bach, orina, jugos, plantas, etcétera). Por estar al alcance de todos, no ser invasiva ni cara está siendo secuestrada y/o tachada de ineficaz, charlatana y peligrosa, donde sigue siendo preferida.

Los médicos

El principal rol de los galenos en la medicina mercantil es competir por ser los mejores agentes vendedores de la venenosa farmacopea trasnacional. Las compañías farmacéuticas bloquean su conciencia estimulando su ego a través de las series médicas televisivas; además, alimentan su ambición mediante congresos, obsequios, comisiones, cursos “gratuitos” y reconocimientos a cambio de, ¡claro!, vender la droga “recomendada” en el Vademécum elaborado por los laboratorios farmacéuticos.

Su formación profesional básica es tan intencionalmente deficitaria en nutrición que es común ver médicos obesos consumiendo bebidas exageradamente azucaradas, comida chatarra o ingiriendo drogas. Por eso es digno reconocer a los doctores, enfermeras o técnicos de la salud que se niegan a recetar fármacos de dudosa eficacia o elevar las dosis sabiendo que pueden destruir la salud de quien, confiando en ellos, demanda sus servicios. Estos héroes de la salud, al respetar el Juramento de Hipócrates dignifican la profesión, al mismo tiempo condenan, implícitamente, a quienes por oro rubrican sus diagnósticos y recetas con las frases: ¡Viva la iatrogenia!, ¡Viva la muerte!