viernes, mayo 3, 2024
Anúnciate aquíGoogle search engine
- Advertisement -spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Dinero Tropical: Autosuficiencia alimentaria 

Por José Hernández Herrera

La autosuficiencia alimentaria de un país se define, en términos generales, como la capacidad de producir suficientes alimentos para satisfacer las necesidades internas de un país, evitando así depender de las importaciones de otros países.

Hoy en día, una de las contradicciones más importantes que enfrentamos como mexicanos es la necesidad de importar una gran cantidad de alimentos básicos, entre ellos el maíz, a pesar de contar con una larga tradición agrícola que se remonta hasta tiempos mesoamericanos. 

Este es un tema que refleja los desafíos de la globalización para México. Desde la implementación de políticas de apertura de mercados y la preferencia por importar productos debido a los precios competitivos en el mercado internacional, nuestra política de apoyo al campo ha sido prácticamente desmantelada.

Lo que se ha pasado por alto en estas políticas de comercio internacional es que en el tema de la producción agropecuaria no todo se reduce a donde encontrar el mejor precio. Después de décadas de apertura económica, hemos aprendido a la mala que las fluctuaciones globales afectan innecesariamente por coyunturas geopolíticas y nos dejan en un papel vulnerable cuando no se cuenta con una política interna que proteja los sectores estratégicos de nuestra economía.

Es cierto que los campesinos locales no pueden competir en precio con los grandes productores extranjeros, e incluso con los productores nacionales a gran escala. Sin embargo, es posible implementar políticas de apoyo que fomenten una mayor inclusión en proyectos que promuevan la cultura de la sustentabilidad y productos de mayor calidad, tan necesaria en la agricultura actual. Ejemplo claro ha sido el café veracruzano, el cual al no poder competir con los mejores precios internacionales ha competido en otras características como ser orgánico, mejores cuidados, abriendo cafeterías y sobre todo la venta de producto tostado para consumo local.

Además, la regionalización de la agricultura podría ser una vía para generar empleo y fortalecer la producción local, impulsando así el mercado interno. Algo así como “Consume lo sembrado en México”.

Es más, de una materia prima competitiva podría surgir posteriormente productos procesados en fabricas que aun promovería más la economía nacional. Por ejemplo, ¿Qué productos se podrían procesar con las enormes cosechas de limón que existen en varias regiones de Veracruz? 

Como toda solución de importancia, esta no se trata simplemente de una estrategia a corto plazo, sino de una visión a largo plazo. Sin embargo, es crucial dar el primer paso. La importancia de proteger los sectores estratégicos es, en cierto modo, la motivación detrás de la práctica del nearshoring por parte de Estados Unidos. 

Hoy ya es claro: si bien la globalización tiene sus beneficios, no todo son ventajas.

Una política donde se incentive el campo para los productores nacionales que siembran a gran escala y al mismo tiempo, en paralelo, se implementen una estrategia para que el campo sea una forma de arraigo en la comunidad y la creación de prácticas de sustentabilidad que generen nuevas formas de producir, generar industria local y comerciar sin afectar el medio ambiente. 

¿Cómo podemos aplicar esto a nuestro propio dinero?

Al igual que un país, depender de otros no es una posición deseable. Aunque a corto plazo pueda parecer más conveniente en términos económicos, a largo plazo nos coloca en una posición de dependencia ante terceros.

El ejemplo más claro es la deuda que contraemos con entidades financieras o familiares. La deuda nos deja vulnerables de varias maneras. En primer lugar, limita nuestro estilo de vida al tener que destinar parte de nuestros ingresos para cumplir con compromisos previos. Además, quienes tienen deudas suelen tener menos margen de maniobra en decisiones cotidianas, como negociar con seguridad, debido a la presión de cumplir con pagos pendientes.

Una persona que no depende de otros, que es autosuficiente, puede gestionar su vida de manera más efectiva. Un nivel aún óptimo es aquel en el que no solo se es autosuficiente, sino que también se tiene la capacidad de ahorrar para tiempos difíciles. Y aún mejor es cuando se alcanza un nivel en el que, además de la autosuficiencia y el ahorro, se tiene la capacidad de invertir para expandir el patrimonio.

En resumen, es fundamental buscar la independencia financiera, donde la autosuficiencia, el ahorro y la inversión sean pilares para una vida económica estable y próspera.