Orizaba, Ver.- La Conferencia del Episcopado Mexicano le exige a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) respete el Estado laico y con ello la libertad de creencias religiosas, “y ejercerlas plenamente, sin que se afecte al orden público”, esto en relación a la colocación de motivos religiosos en espacios públicos.
En un documento signado por Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, distribuido por la Diócesis de Orizaba, reitera su postura frente a la posibilidad de no colocar motivos religiosos en espacios públicos, “todo Estado laico moderno debe garantizar el ejercicio de tener o no creencias religiosas y ejercerlas plenamente, tanto de manera individual como colectiva, mientras no se afecte el orden público ni se atente contra la dignidad de ninguna persona”.
La libertad religiosa, aduce, no se circunscribe al culto, sino que va mucho más allá de él, “abrazando: la libertad de pensamiento, de conciencia, de expresión plasmándose en manifestaciones artísticas y de educación, en tradiciones populares, entre muchas otras. Lo anterior ha sido reconocido en nuestra Constitución Política y en los Tratados Internacionales de los cuales México es parte”.
En términos sociológicos, “se reconoce que toda cultura está marcada por su lenguaje, sus costumbres y tradiciones, y por supuesto, sus creencias religiosas. El ser humano se va cultivando, por ello, el término cultura, se va desarrollando no en abstracto, sino según un conjunto de opciones fundamentales: el valor de la vida, la familia, la humildad, el servicio, la fraternidad, el cuidado, la belleza, entre otros.
”Los Estados democráticos modernos se configuran al servicio de cada persona humana, de cada comunidad, promoviendo el ejercicio pleno de sus libertades y no restringiendo, como lo hacen los Estados autoritarios. Por ello, desde hace algunos años, distintos gobernantes, intelectuales y el mismo Papa Francisco han señalado la importancia de entender el Estado laico, de manera abierta y colaborativa, que promueve el ejercicio de los derechos humanos y configura un tipo de desarrollo humano, integral, solidario y sustentable, sin negar cualquier posibilidad de expresión social y comunitaria de las creencias religiosas.
Por ello, puntualiza, “llamamos a los señores ministros de la Suprema Corte de Justicia a velar por la libertad religiosa, por el Estado laico, así como por la pluralidad y la libertad de opciones fundamentales, prevista en toda democracia moderna.