Considerado por las empresas y gobiernos como un mineral de utilidad pública, el aprovechamiento del litio representa una falsa solución a la crisis socioambiental y solo beneficiará a ciertas cadenas productivas de mercados en expansión, señalaron especialistas de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA).
Isabel Velázquez Quesada, geógrafa de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expuso en videoconferencia que la industria automotriz es el sector responsable de impulsar una “ola extractivista” en torno a los depósitos del mineral, a costa de los territorios (agua, tierra, biodiversidad y cultura) y las vidas de las comunidades.
Este plan, subrayó la organización, está principalmente diseñado para aprovechar los nuevos requisitos para la fabricación regional de componentes esenciales de vehículos de pasajeros a ligeros en el marco neoliberal del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y “servir a la carrera del sector automotriz estadounidense en contra del control de China en toda la cadena de valor de los vehículos eléctricos”.
De acuerdo con la REMA, los impactos socioambientales que se prevén con la explotación que se proyecta hacer del litio en México son similares a los de la minería a cielo abierto, debido a que causan preocupación por, entre otras cosas, los volúmenes de consumo, disminución y contaminación de agua que implica particularmente porque las zonas de prospección de litio son regiones afectadas por sequías y escasez hídrica severa.
Velázquez Quesada mencionó que la transición energética que proponen “desde los centros de poder económico es una transición de mercado, que pintados de ‘verde’ representan falsas soluciones”, ya que la minería es una de las actividades más “violentas” y provoca entre 4 y 7 por ciento de los gases efecto invernadero a nivel mundial; además, tan solo en México, es la que mayor consumo eléctrico representa.