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Se avecina escasez de “maíz criollo” en la Huasteca

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David Martínez Sánchez

_ Tlamotlahuajki, tlanki…tlamotlahuajki. Axonkak nopa atl. Kenejkatza moskaltis nopa topiltokhui. Puro tlimekatl hualajtika. (Se secó todo, todo se acabó… se secó todo. No hubo agua. ¿Como iba a crecer el maíz? Si corria puro viento seco). Se apresura a responder María Magdalena Martínez, apenas le hago la pregunta de cómo la sequía afectó la milpa.

Nos cuenta que en el mes de agosto hicieron “la costumbre” para pedir que lloviera. En estas reuniones, para hacer “la costumbre”, algunas personas lloraban augurando “que si no llovía no iba a haber que comer”. María Magdalena remata su preocupación con esta frase: Tlanki tlahuajki, nama nochimej kikoa cintli (se secó todo, ahora todos compran maíz).

Pasó la fiesta de “Xantolo” y viene la temporada de la cosecha del maíz. Las familias que lograron “salvar” la milpa guardarán el maíz, por un año, para consumo personal. Las familias que perdieron la milpa tendrán que sufrir el alza del precio del “maíz criollo”.

En los municipios de la Huasteca el “maíz criollo” se vende a 80 pesos “el cuartillo”. El cuartillo equivale aproximadamente a 4 kg de maíz. En cambio, en las tiendas de conveniencia y CONASUPOs el bulto de maíz de 50 kg se vende en 350 a 400 pesos.

Tener maíz asegura el alimento por lo menos por un año y también es un respiro en la ya muy golpeada economía de las familias. Gran parte del gasto en la canasta básica se va en comprar maíz, si no hay.

En una familia promedio de las comunidades, a la semana compran 10 cuartillos de maíz que son 800 pesos. El promedio que están pagando por jornal en el trabajo de campo es de 250 pesos, el salario de una semana es de 1500 pesos. Si a este salario se resta los 800 pesos quedan 700 pesos y es lo que queda para comprar lo que falta de la canasta básica y para otras necesidades.

Sobre lo anterior platicamos con Don Pedro, esposo de María Magdalena:

  • ¿Usted Don Pedro en qué mes sembró su milpa?
    — Nosotros sembramos luego, sembramos el 12 de junio, pero se vino el solazo y no pudimos hacer que germinara algo. Se perdió todo.

-¿Y volvieron a sembrar?

— Sí, volvimos a sembrar, pero sólo algunas matas aguantaron. A continuación nos relata de todos los pormenores de la sequía, de cómo el agua empezó a escasear en la comunidad y la tuvieron que racionar. Que la lluvia llegó, con abundancia, hasta el mes de octubre pero que ya demasiado tarde.

Dejo que termine de platicarme y le hago otra pregunta:

  • ¿Qué cantidad de maíz compra a la semana para que le alcance?

–Cinco cuartillos no es suficiente, por lo menos tienen que ser 10 cuartillos, para que coma la familia y para los animales. (La familia de Don Pedro son tres integrantes, entonces las familias con más individuos, compran más de 10 cuartillos de maíz a la semana.)

  • ¿Cómo siente que le va a afectar esta situación en la economía de la familia?

— A ver como la vamos a ir pasando, pues falta mucho, esta vez no vamos a cosechar nada. A ver si en la siguiente siembra, el tonalmil, Dios quiera que llueva y nos alcance hasta la siguiente siembra de temporal, contesta Don Pedro. (Hay bastante resiliencia en las palabras de Don Pedro. Las esperanzas están puestas en la siembra del tonalmil, la milpa que se siembra en el mes de diciembre).

El maíz conocido como “carrocintli” (maíz de carro, la que se vende en las tiendas de conveniencia y CONASUPOS) será la opción entre las comunidades nahuas, tepehuas, teneks y otomis de la Huasteca. Es un maíz de baja calidad para nixtamalizarlo, pues absorbe considerablemente la cal y esta se siente en el sabor amargo de las tortillas.

Por otro lado, algunas familias optarán por añadirle la masa, harina de maíz, para hacer que rinda el maíz; como vemos se buscarán alternativas para contrarrestar la escasez de maíz en los hogares.

Desde el mes de junio empezó a inquietar a los campesinos de la región que la milpa de temporal se retrasó y que no lloviera. Lo anterior significaba, que a finales de este año y en la siguiente, no habría maíz y es lo que sucedió. Los expertos dicen que este ha sido el año más caluroso que se tiene registro y que 2024, se pronostica, será aún más caluroso.

En la Huasteca se recuerda de una hambruna que hubo hace muchos años porque faltó el maíz en las comunidades. Cuentan que la gente recibia como pago de su trabajo litros de maíz para tener que comer. En las cabeceras municipales se amontonaban para comprar “maíz de carro”. Dicen que para hacer rendir el maíz le añadían a la masa los bulbos del plátano molido. Fue una hambruna sin presedentes.

Olga Santiago Marcos de la comunidad de Tzicuatitla, Ixcatepec nos cuenta que el maíz nuevo se cosecha antes de la fiesta del Xantolo, pero este año compraron el maíz para la fiesta. Las comunidades siembran la milpa para que en Xantolo haya maíz nuevo.

El maíz es el alimento principal de la canasta básica y es prácticamente insustituible. “Ni cintli ya tonacayo, ni cintli ya tochicahualis, tlan axni cintli axtiloltoskia” “el maíz es nuestra carne, el maíz es nuestra fortaleza, sin el maíz no estaríamos vivos” dice María Magdalena Martínez Hernández de la comunidad de Achupil, Chicontepec, Veracruz.

El maíz es alimento para el cuerpo y también para el espíritu. En los pueblos de la región se hace “la costumbre” antes de sembrar el maíz y también cuando se cosechan los primeros elotes. El maíz es una deidad, conocido como Chicomexochitl (siete flores). Chicomexochitl es niño y niña a la vez.

La historia cuenta que Chicomexochitl tenía dones sobrenaturales. Su abuela, la única persona con la que vivía no quería ver al niño. Un día le tendió una trampa y el niño murió. La abuela enterró los restos del niño para esconderlo, sin embargo, de los restos brotó la planta de maíz.

Otra historia cuenta que el niño andaba por el mundo buscando un lugar donde descansar y comer. Llegó a la casa de una familia rica, pidió comida, pero le fue negada. Siguió buscando y llegó a una casa de una familia pobre y en este le dieron comida y un lugar donde dormir. Al día siguiente cuando lo buscaron, encontraron maíz ahí donde durmió.

Sembrar maíz es importante. La gente que vive en las comunidades a pesar de que se dedican a otros oficios nunca dejan de sembrar maíz, es decir, hacer la milpa. Algunos salen a trabajar fuera de sus comunidades, sin embargo, envían dinero para la milpa.

Hacer la milpa no está ajustada a una evaluación económica, es decir, si es rentable o no es rentable. Se siembra maíz porque sólo así se alimenta el cuerpo y el alma de las comunidades.

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