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Reeducación urgente de la masculinidad nacional

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México vive el pesar colectivo por la muerte en Nuevo León de la enésima mujer víctima fatal de feminicidio. Es la realidad de la sociedad mexicana. Una sociedad determinada por un orden patriarcal casi misógino; y por una moral social corrompida durante 40 años por la exaltación del individualismo y la satisfacción del deseo, mientras el valor de la vida se reducía a nada o a punto menos cuando un sociópata gobernante las categorizaba como “bajas colaterales”. 

Los feminicidios en este país no son un mero problema de inseguridad pública acentuado en las mujeres. Los feminicidios son una patología social que revela el nivel de decadencia de los sistemas de pensamiento y emocional dominantes en la sociedad masculina mexicana. 

Parece ser que parte importante de la construcción de la masculinidad nacional pasa por una especie de miedo atávico a las mujeres. De otra forma no se explican los innumerables episodios de saña y desprecio por el cuerpo de las víctimas. Es un comportamiento letal misógino que tiene décadas. Desde que lo visibilizó sin piedad el episodio de las “muertas de Juárez” en los inicios de la imposición del neoliberalismo durante el gobierno de Carlos Salinas.

La masculinidad mexicana tiene problemas para procesar el protagonismo y la autoridad femenina. En no pocos casos esos problemas los conducen a reacciones viscerales feminicidas. Es un problema generalizado porque lo mismo pasa en Ciudad Juárez, que en las en los límites con de Monterrey, o en Veracruz en cantidades obscenas, o en el Estado de México o en Oaxaca, o donde maldita la cosa. Es un problema nacional. El hombre mexicano en general tiene problemas para procesar la autoridad femenina. No extraña, no importa la tendencia ideológica de los actores políticos y tomadores de decisiones, todos comparten la misma base de educación patriarcal que determina su entendimiento de las cosas.

La generalización del feminicidio obliga a los hombres de este país a revisar su entendimiento de las cosas y los valores que reproducen y quieren reproducir. El gobierno tiene la obligación de educar y alentar los comportamientos sociales integrativos. Esto es, educar a la sociedad con acciones de comunicación social que eduquen en los valores sociales responsables y restituyan valores de convivencia estables, Es necesario, porque durante décadas no se hizo. Y los gobiernos de la 4T son omisos. Mala cosa.

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