A las buenas conciencias neoliberales de un conocido programa de radio les parece pírrica la visita de trabajo del presidente López Obrador con Joe Biden. Dicen que más bien fue a conceder las cosas que Estados Unidos quería sin obtener nada a cambio, excepto la foto. A los exégetas del neoliberalismo estilo ITAM se les escapa todo en su maledicencia. Es lo normal.
Lo que el Presidente fue a plantear es que existe otro modelo de pensamiento económico capitalista. El no neoliberal. Implica un modelo de Estado distinto. Uno donde el gobierno es un actor en la definición y conducción del modelo y políticas económicas, y cumple la función sustantiva de compensar las distorsiones del modelo económico capitalista enfocado a maximizar las ganancias y abatir los costos. Cosa que usualmente se hace con cargo a los trabajadores. Es un modelo probado con rotundo éxito en los años 30 del siglo pasado y que perduró hasta 1971, cuando dio inicio el neoliberalismo a raja tabla que vivimos hasta hace muy poco.
Sí, son cinco puntos acompañados del velado apercibimiento de que somos conscientes de nuestra inmensa fuerza político electoral y simpatías entre los condicionales de allá. Las muestras populares tienen un profundo contenido político. Es verdad que es un respiro para Biden haber interrumpido al presidente Obrador, qué bueno que se mostró reactivo porque el camino está marcado. Porque este es un gobierno que influirá de manera definitiva en su eventual reelección. Eso es lo que se fue a decir y que a las buenas conciencias neoliberales se les escapa.
