miércoles, mayo 8, 2024
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Bipolares

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Los osos polares jamás tienen frío.

Los bipolares a veces sí, a veces no

Mientras los países occidentales del hemisferio norte y Oceanía se instalan en ánimos pre apocalípticos de pronóstico reservado, los escenarios iberoamericanos demuestran que es posible reinventar mundos y sociedades distintas.

Colombia, la plural, la diversa, la multirracial, la sociedad colombiana toda pues, vuelve a demostrar que es posible escapar de las lógicas del miedo, de la exclusión, de la injusticia; en suma: de la desesperanza.

Hasta pareciera acercarse coquetonamente la idea aquella sesentera, de caderámenes exactos y faldas en proceso de minimización, que soñaba con una América Latina libre.

Al final del día quedaría solo –y sola– Cuba. Larga historia que incluye la peregrina idea de irse a hacer una guerrilla a uno de los dos únicos países del continente latinoamericanos que no tienen salida al mar: Bolivia y Paraguay. El Che escogería Bolivia.

Hoy, en plena dificultad para reiniciar la economía, con provocaciones intervencionistas que exacerban las paciencias de China que planta de frente la cara ante un crecientemente criticado presidente Biden.

No se entendería la escalada en la parafernalia si no existiera la probabilidad de que, en efecto, eso fuera lo que está buscando el neo conservadurismo gobernante en Estados Unidos. Es la única explicación más o menos verosímil en términos convencionales para entender la lógica detrás de las decisiones estadounidenses desde que empezó a coquetear con la idea de incorporar a Ucrania a la OTAN. Habrá que pensar que estos tíos del sistema financiero global y de las corporaciones armamentistas, alimentarias, farmacéuticas, o cualquiera otras, realmente piensan que se librarán de la extinción de la especie o que la civilización como la conocemos más o menos prevalecerá. Lo cual es completamente improbable.

En fin, cualquiera que sea la racionalidad en la que se sustentan las decisiones estadunidenses, estas sugieren que buscan la confrontación. Tanto Putin con sus acciones, como el presidente chino Xi Jinping explícitamente han dejado en claro que no desean la confrontación por sus consecuencias pero no hay dudado en mostrar su decisión de defender sus intereses que, guardadas todas las distancias, parecen legítimos. Vistas las cosas desde ahí habría que reconocer que hay razones para el pesimismo.

Ahora, si se observa lo que sucede evolutivamente en Iberoamérica, habrá que aceptar que hay buenas razones para el optimismo. En lo que a América Latina respecta se multiplican los gobiernos que están claramente fuera de la lógica neoliberal. Son ajenos a ella, pero no lo son al capitalismo. Solo que a un capitalismo con Estado que cobra impuestos y que se ocupa activamente de compensar y corregir las distorsiones del sistema. El modelo del Estado de bienestar se multiplica por el continente. Las elecciones en Brasil serán al principio de octubre; la probabilidad de que vuelva Lula da Silva es alta.

Las relaciones colaborativas en lo económico y en lo social han empezado a darse de manera natural. Desde luego en lo político. Lo sucedido el fin de semana en Colombia es punto menos que poético. La negritud empoderada en las faldas de una mujer libertaria y de un economista que transitó de la lucha radical a la de las posibilidades democráticas. Y ganaron. Punto menos que poesía. Enhorabuena.

miércoles, mayo 8, 2024
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