Orizaba, Ver.- A través de un documento los obispos del país afirmaron que “el comportamiento violento no es innato, se adquiere, se aprende y se desarrolla; en ello influye el contexto cultural en que crecen las personas; son muchos y distintos los prejuicios culturales que legitiman o inducen prácticas violentas”.
Advirtieron que el fanatismo y discriminación abonan al incremento de la violencia, la cual ya rebasó al gobierno y a la sociedad, por lo que de continuar así será cada vez más difícil de contener. Por ello, iniciaron jornadas de oración, así como conversatorios y a otras iniciativas que se están realizando a favor de la paz, acciones a la que se unió la Diócesis de Orizaba, aunque a la vez piden a la sociedad y al gobierno detener esta problemática.