Después de dos años amarrado por la pandemia, el buque oceanográfico El Puma se ha hecho a la mar para llevar a un grupo de científicos en una expedición a la Brecha de Guerrero para averiguar qué ocurre en esta temida zona sísmica.
El objetivo de la expedición se centra en recoger los sismógrafos que han medido la actividad de la Brecha de Guerrero y que debieron haberse rescatado en 2020, pero el estallido de la pandemia de la covid-19 hizo imposible organizar ante esta misión.
En las expediciones de El Puma se han descubierto especies marinas, se ha descrito la circulación oceánica, las masas de agua y la química marina en un total de cinco mil 71 días de navegación, indica Ligia Pérez-Cruz, Coordinadora de Plataformas Oceánicas de la UNAM.
La aportación académica de El Puma es notable con menciones en 271 artículos de revistas científicas. El barco está dotado de una biblioteca donde se encuentran libros de temática científica marina con obras del filósofo Antonio Gramsci.
La embarcación cuenta con 15 tripulantes, ademas de los nueve científicos de la UNAM y de la Universidad de Kyoto y un paramédico. También los acompaña el chef Raimundo Coronado Torres es una de las recientes incorporaciones tras 20 años preparando comidas en atuneros.
Es importante mencionar que El Puma es propiedad UNAM y se construyó en los astilleros de Bergen, en Noruega, se abanderó en 1980 y fue botado al mar en 1981 con el nombre de El Puma en homenaje a la mascota de la UNAM. Cuenta con 50 metros de eslora y con cinco laboratorios de investigación que puede alcanzar una velocidad de 12 nudos.
Desde 1981, El Puma ha participado en 375 campañas oceanográficas y de geofísica marina.
NFS
