Los partidos de oposición funcionales al régimen neoliberal suman penosamente su casi nula representatividad para estorbar el abandono de la lógica neoliberal y el establecimiento de un régimen capitalista, sí, pero con el Estado como regulador obligado a corregir las distorsiones del sistema económico que tienden a concentrar la riqueza y a castigar a los trabajadores.
Es la esencia del capitalismo y por ello las luchas obrero/sociales del siglo XIX y del siglo XX y también las luchas reivindicativas del feminismo.
De esas luchas surgió el Estado mexicano moderno que las incorporó en la configuración política e institucional. Desde la década de los 90 los gobiernos de régimen neoliberal abandonaron toda idea de distribución equitativa de la riqueza y los asalariados se convirtieron en semi esclavos con la explosión de empresas contratistas of shore. Los derechos laborales se esfumaron en la precariedad de los salarios y la oferta de trabajo. Además de la enajenación de las empresas de empresas del Estado.
Esto fue en buena medida posible porque el régimen cooptó a las dirigencias de los partidos de oposición corrompiéndolas.
De ahí que fuera posible la abyecta exhibición por anteponer los intereses y defender los abusos de las empresas energéticas extranjeras en México con el mentecato argumento de defender las energías limpias.
A los ojos de los electores quedaron expuestos como lo que son: traidores al interés de la abrumadora mayoría de los mexicanos. Esto es, a la patria.
Morena decide exhibirlos y, medrosos, se quejan de campañas de odio ante el INE y este, más como actor político que como árbitro, ordena a la dirigencia morenista retirar los mensajes que exponen personalmente a los diputados.
Caracterizar un acto público por sus contenidos y sus implicaciones cuando este tiene consecuencias sustantivas para el interés común y mayoritario de los gobernados no es campaña de odio. Es información política. Los diputados de oposición fueron puestos contra la pared y pronto estarán por votar la reforma electoral. Ya veremos si están dispuestos a acumular costos. Es probable, queda claro, que aprecio por el prestigio no tienen. Por lo pronto se duelen del trato y el INE ordena a Morena retirar mensajes. Lo que el INE no puede hacer es borrar la historia.
Lo que se decide en esta batalla ideológica conceptual legal es la naturaleza del régimen que tendrá el Estado mexicano en el futuro. Un Estado al servicio de los intereses colectivos legítimos de los gobernados o uno al servicio de los intereses privados concentrados cada vez más en corporaciones anónimas y fondos de inversión apátridas.
