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Fantoches

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El presidente estadounidense Joe Biden advierte que si Rusia atacara cualquier país perteneciente a la OTAN eso desencadenaría la Tercera Guerra Mundial. Es mentira.

La tercera guerra mundial está en curso desde que hace dos años Biden asumiera el poder. El estamento militar/armamentista estadounidense, poderosísimo y determinante en la política parlamentaria ha financiado prácticamente a la totalidad de los congresistas, demócratas y republicanos. Desde entonces, Estados Unidos y la OTAN han trabajado para atraer a Ucrania hacia ellos. Por eso le financiaron a un comediante productor de telenovelas a que representara el papel de presidente. No le costaría trabajo dado que era su papel en la telenovela que interpretaba y se trasmitía hasta que tomó el poder. Incluso el partido/alianza política que lo cobijó en la candidatura se llamaba como el de la telenovela. De risa loca.

La narrativa occidental ofrece exactamente los mismos contenidos informativos, casi uniformada. Es grotesco revisar la narrativa de los noticieros estadounidenses todos. Los mismos contenidos casi con las mismas palabras, solo cambian los conductores y la escenografía del noticiero. La narrativa rusa no es que sea más confiable, pero hay que oírla. Para evitar quedar atrapados en versiones confrontadas, es sano buscar las versiones informativas fuera de las agencias nacionales de los países en conflicto. Al Jazeera es una alternativa.

Extender la presión militar de la OTAN a los 6 mil kilómetros de frontera entre Rusia y Ucrania es una amenaza mucho más grave que la amenaza soviética a Estados Unidos cuando la Crisis de los Misiles, en 1962, precisamente cuando gobernaba un demócrata: John F. Kennedy. Es el estilo demócrata de gobernar.

Rusia es una nación territorialmente más asiática que europea, pero la inmensa mayoría de la población está concentrada entre San Petersburgo y Moscú y eso es más europeo que asiático. Es un país extraordinariamente sensible a la presión europea, fue invadida por Napoleón y por Hitler. En ambos casos por su inmensa riqueza de recursos. Ucrania es punto menos que el granero de Europa. Es claro que todo lo que sugiera una mínima amenaza europea la hará reaccionar. Eso es algo que saben perfectamente en todos los niveles de decisión norteamericanos y europeos. Biden escala el nivel de la verborrea y amenaza con una tercera guerra.

Cabe preguntar: ¿es eso posible? Sí, lo es. Pero que sea o no posible es irrelevante. Lo importante no es la posibilidad sino la probabilidad.

Ahora, ¿es probable la guerra? La respuesta es que es poco probable. Por una razón. Antes que una conflagración total que implica la destrucción mutua asegurada, algo sumamente antieconómico, la guerra sería en el escenario europeo. Y eso es algo que difícilmente los gobiernos de la OTAN aceptarán. Por lo tanto la guerra es muy improbable. Y eso lo sabe Putin. De hecho eso lo sabe cualquier observador con dos dedos de frente. Lo que se enfrenta aquí son dos formas distintas de entender el orden político-económico. Uno determinado por las corporaciones y los fondos de inversión, el capitalismo sin rostro, y otro determinado por el Estado vía el gobierno.

Varias empresas y gobiernos europeos han abierto cuentas en rublos para comprar a Rusia, toda vez que esa es la condición impuesta por Putin. Por lo tanto, la consecuencia es que la alianza encabezada por Biden se debilita desde dentro y desde fuera.

En este diferendo quienes se enfrentan no son tanto países como modelos económicos. Y, en este enfrentamiento quien claramente tiene la iniciativa estratégica es Putin.

Puesto así, es muy probable que al respetable planetario le esté tocando atestiguar una de las grandes inflexiones de la humanidad. Puede ser incómodo y hasta inquietante, pero es tranquilizador ver que los momios están a favor del anti neoliberasimo. Occidente tiene dos opciones: o desescala las medidas anti rusas y restablece la actividad económica europea, o prolonga las tensiones sosteniendo un embargo que le saldrá mucho mucho más caro a los aliados que a la propia Rusia. Es una alianza insostenible por mucho tiempo.

Lo cierto es que es posible que asistamos a una inflexión mayúscula que implica el desmantelamiento de la lógica neoliberal y la caída del petrodólar como referente monetario para sustituirlo por un sistema monetario cuyo referente sea estable por ser un bien, no una mercancía. Lo que era el sistema monetario de Bretton Woods surgido de la segunda guerra mundial. Eso explica por qué Rusia ha fortalecido exponencialmente sus reservas de oro.

Esa es la guerra que se dirime ahora, una guerra fantoche, que terminará con Ucrania ocupada por Rusia en las fronteras mismas de Europa Central.

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