Amaranta Cabañas
El salón es a los bailarines como el laboratorio a los científicos, en él se practica, se experimenta y se aprende. Este viernes la compañía Artefacto Danza rindió homenaje a la maestra Yocasta Gallardo Ramos por sus ochenta años de vida y su aporte artístico en Xalapa. Desde el salón de clases que alquilan en el Centro de Arte Allegro para su trabajo diario, la directora Talía Pedraza Nambo, el maestro Luis Eduardo Reséndiz y su grupo de bailarinas dieron muestra del vasto desarrollo y lenguaje expresivo que puede emanar desde la clase misma.
Sobre la barra fue el nombre de la muestra que rindió homenaje a la maestra Yocasta Gallardo, coreógrafa independiente y alumna de Amalia Hernández, Xavier Francis y Rocío Sagahón. Como el nombre del programa lo indica, toda la clase fue desarrollada sobre la barra de danza. A diferencia de la barra de ballet donde los bailarines mantienen el mismo lugar de principio a fin, la de danza moderna ocupa desplazamientos, cambios de lugar y hasta entradas al piso. Usualmente, la barra es el punto de apoyo para los bailarines en formación, les permite mejorar su postura corporal y crear conciencia de apertura. No obstante, esta compañía pone de manifiesto que desde la docencia se puede llegar más lejos en la formación de bailarines, mejor capacitados y expresivamente más libres al perfeccionar la técnica y trascenderla.
La clase sobre la barra también fue implementada por el maestro Xavier Francis en su método de trabajo, quien fuera coreógrafo y fundador, junto al maestro Alejandro Schwartz -presente en el evento- y Rodolfo Reyes de la Facultad de Danza de la Universidad Veracruzana. La maestra Yocasta Gallardo hasta el día de hoy instruye de manera independiente las enseñanzas del método Francis. No obstante, cada discípulo fue capaz de desarrollar un estilo personal, manteniendo los principios.
La maestra se dijo muy contenta y sorprendida por la muestra que difunde y preserva un legado de conocimiento en danza.
La música tuvo la participación especial de Sasan, músico viajero y colaborador de Artefacto Danza que con su melodiosa voz se adjuntó plenamente a la ondulación de las bailarinas. Mientras, Luis Reséndiz se apoyaba en una mesa de madera para seguir el acompañamiento musical de la clase, con la baqueta golpeaba el tambor y con el tambor golpeaba la mesa, cantaba indicaciones y anunciaba el siguiente movimiento. A su vez, la voz de Sasan flotaba y retumbaba como en una cueva oscura o sobre un manto celeste, según le apetecía. Ante esto las bailarinas se balanceaban amplias y veloces. Los unitardos oscurecidos por el sudor, la sonrisa frente la equivocación no le restaba belleza, al contrario, la incrementaba, porque el público era testigo de la humana osadía, del dominio y la resiliencia.
Pequeño, con un espejo al frente y la importante barra empotrada en la pared, así es el salón que habitan. En ese espacio se desarrollan con el vigor y la amplitud que exige un teatro de concierto. El grupo está conformado por seis bailarinas sobresalientes, una directora perspicaz, un maestro que emprende el camino hacia su propia enseñanza. Familia y amigos que los apoyan convencidos de que la danza es una profesión valiosa y valerosa. Colaboradores fortuitos, que aparecen y luego siguen su camino. Y maestros, y maestras que refuerzan el espíritu generacional, como Yocasta Gallardo, que sin reservas dispone el camino a las mujeres que la secundan.