Carolina Gómez Mena
La industria de productos comestibles, principalmente, de ultraprocesados, “no es agencia de salud pública, son agencias de negocios multinacionales y su trabajo es asegurarse ganancias”, por eso a ellos no les interesa la salud pública, expuso Marion Nestle, académica y activista en temas de nutrición.
La autora de libros como Food Politics, What to Eat y Soda Politics, de visita en México, lamentó que la capacitación de los nutricionistas se centra en los nutrimentos y no en los alimentos, no en el nivel de procesamiento de los productos. Por lo tanto, se centra la responsabilidad alimenticia en los individuos y no en las prácticas corporativas y las políticas públicas que son las que establecen los ambientes alimentarios.
Acotó el sistema está diseñado para que las personas consuman cada vez más productos ultraprocesados, por lo cual es importante tener regulaciones fuertes hacia la industria alimentaria, tal como lo fue el etiquetado de advertencia en México, el cual es un punto de partida para que los gobiernos tomen acción y restrinjan el márquetin de alimentos dañinos para la salud.
Según la experta, desde 2009 existe una enorme cantidad de investigaciones con suficiente y fuerte evidencia científica de cómo los productos ultraprocesados son causantes de enfermedades como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, varios tipos de cáncer y otras enfermedades, razón por la cual los gobiernos tienen la obligación de informar a la población sobre los riesgos del consumo de estos productos.
Por ello es importante que quienes estén en los puestos de gobierno estén interesados en la salud pública, para que puedan generar regulaciones fuertes hacia la industria de estos productos.
Marion comentó que este tipo de empresas siempre piden que se les incluya dentro de las mesas de discusión de la política pública, lo cual no debe permitírseles ya que lo que deben hacer es pagar por las externalidades que provocan sus productos y evitar que los comercialicen a las niñas y niños.
La experta señaló que, hasta hace unas décadas, la industria estaba interesada en el bienestar de las comunidades en las que se encontraban, sin embargo, al actuar en un entorno sumamente competitivo, hizo que a partir de los años 80 la industria cambiara para darle una mayor importancia a las ganancias que generan y deben reportar a sus accionistas.
Sostuvo que una de las formas para hacer frente a las estrategias de la industria de ultraprocesados es que las personas regresen a la cocina y cultiven su comida, además de cear políticas públicas que incluyan jardines culinarios dentro de las escuelas. “Hay que dejar que los niños conozcan la comida de verdad, eso va a cambiar su vida”.
Sobre la situación alimentaria en las escuelas, dijo que “En México no se cuentan comidas escolares universales, en comparación con Estados Unidos en donde sí se tiene este tipo de sistema. Una propuesta para abordar este tema es la posibilidad de tener una cocina comunitaria, en las que las personas de la comunidad escolar puedan involucrarse. Mientras más escucho la situación de las escuelas más me preocupa, esta es una excelente oportunidad para hacer política, que puede hacer una gran diferencia”.
En la presentación de Marion Nestle, estuvieron Julieta Ponce, directora del Centro de Orientación Alimentaria y Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, quienes refirieron que hay ejemplos de cómo en escuelas ubicadas en zonas de extrema pobreza en México se han realizado iniciativas para garantizar alimentos saludables dentro de los planteles han abierto cocinas e, incluso, establecido hortalizas.