Orizaba, Ver.– Las mujeres campesinas son rehenes de la pobreza en el campo mexicano, en pleno siglo XXI, y aún son consideradas como “objetos que sólo deben de estar en las labores del hogar”; en la zona urbana e incluso en la educación el escenario no cambia, siguen siendo segregadas por un sistema en donde prevalece el machismo.
Los factores que alientan estas condiciones en el campo, dice la maestra Ana María Ramírez, integrante de ONU-Mujeres en la zona de Orizaba, son diversos, por ejemplo “el fenómeno del cambio climático tiene una afectación importante en la producción del campo, pero además igual afecta en el desempeño de las mujeres que trabajan en el campo, porque con ello se agrava su pobreza y acceso restringido a mejor calidad de vida. Fenómenos como granizadas y que afecta la cosecha de manera importante, impactan en el trabajo agrícola femenino, muchas de ellas no pueden acceder, por ejemplo, a comprar terrenos de cultivo y ello frena una posibilidad de crecimiento económico”.
Esta situación por sí sola “es muy preocupante y que no sólo se está viviendo en México, sino que es un fenómeno global porque además los campos de cultivo en el que trabajan no son de ellas, sino que además deben de competir con los hombres para poder generar un recurso económico para su familia”.
Los campos de cultivo son difíciles “debido a que además las catástrofes naturales, como pudieran ser incendios, inundaciones igual afectan a la producción que hacen las mujeres, pero lamentablemente los protocolos están hechos para funcionar en hombres y no en mujeres. El cambio climático no solamente tiene un impacto ambiental, sino también en el desempeño de las mujeres porque los protocolos de ayuda están implementados por hombres y para hombres y se excluye a las mujeres que en determinado momento necesitan ayuda para salir adelante ante una situación así”.
Ahora “en medio de estos problemas que se acontecen en todo el mundo, hay un gran porcentaje de mujeres que viven esta situación y lo que se quiere hacer a través de ONU mujeres es que se cuide el planeta desde tu metro cuadrado, desde donde tú puedas transformar, y algo importantísimo es que se trabaja en la unidad entre mujeres, para trabajar en pro de la educación y el cuidado del medio ambiente”.
Todos esos escenarios “también se reflejan en el crecimiento de la pobreza en las mujeres y lo vemos, por ejemplo, en México, con el poco acceso a la educación para las mujeres y en el caso específico de la educación básica, como es la primaria, para las mujeres está limitada, porque aún seguimos con los paradigmas de que la mujer es para la casa y no para estudiar”.
Por ello, “vemos un alto porcentaje en el cual el acceso a la educación, aún sigue siendo limitado, más en la zona rurales, y esto sí nos llena de preocupación, igual los paradigmas acerca que determinadas profesiones únicamente son para el hombre y que si la mujer tiene alguna decisión de poder participar en alguna profesión específica se limita, a pesar de que desde hace años se ha buscado que se reconozca la participación de la mujer, por eso estamos luchando desde las escuelas para que cambiemos nuestras estrategias didácticas, para que tanto niñas como niños, puedan tener las mismas actividades, hay modelos educativos por ejemplo en el que se ve muy marcado el hecho de que esta actividad la debe realizar los niños y la otra actividad las debe realizar las niñas y no te hablo de cuestiones de fuerza, sino cuestión de análisis y se está precisamente realizando este tipo de investigaciones para poder estandarizar y desarrollar”.
Lo que buscamos, “es dar más oportunidades a las mujeres, también sabemos que en algunas instituciones o empresas en las que la mujer no les permite recibir el sueldo que un hombre tiene, sin embargo, esto debe cambiar, vamos avanzando y se va haciendo una brecha, para que se demuestre también el empoderamiento femenino”.
