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Niñez interrumpida, matrimonio infantil y adolescente

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Por Gabriela Rodríguez 

Alejandro Encinas Rodríguez, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, publicó un libro en conjunto con el Consejo Nacional de Población sobre un tema muy doloroso del que poco se habla: la niñez interrumpida, historias de matrimonio infantil y adolescente que persisten en el México profundo.

En palabras del subsecretario, la infancia es una etapa decisiva para el desarrollo de las personas; cuando se generan las capacidades físicas, emocionales e intelectuales que definen nuestra personalidad. Momento para ser feliz, para jugar, convivir con la familia y la comunidad, acudir a la escuela y para establecer las primeras amistades, no para casarse ni ser madre.

Miles de niñas y adolescentes en México ven interrumpida abruptamente su existencia y su pleno desarrollo, al ser obligadas a casarse como resultado de costumbres arraigadas en comunidades, así como por el embarazo infantil y adolescente no planeado, resultado en muchas ocasiones de violación sexual, que lleva a menores a emparejarse a temprana edad.

Si bien el matrimonio civil es ilegal en México antes de los 18 años, el matrimonio cultural es frecuente en menores de edad. En comunidades indígenas aún se practica dar a las hijas en matrimonio a partir del arreglo entre los padres a cambio de una dote. Se estima que 3 por ciento de las mujeres entre 20 y 24 años establecieron una unión antes de cumplir 15 años, proporción que se eleva a 6 por ciento en áreas rurales, y alcanza 8 por ciento en quienes viven donde predomina el habla indígena.

Esto alienta los embarazos de menores. En el país, nacen cada día más de mil bebés de adolescentes menores de 19 años. Y en peores condiciones, nacen 9 mil 185 bebés de madres menores de 15 años, 98 por ciento de las cuales tenían entre 13 y 14 años (2022).

Los estados con más casos son: Chiapas, Coahuila, Guerrero y Veracruz. Los progenitores de los hijos de las niñas de 10 a 14 años son personas de edades mayores: 37 por ciento tienen entre 15 y 19 años, y 18.6 por ciento, entre 20 y 24 años.

Las niñas y adolescentes tienen derecho a ejercer libremente su sexualidad y a decidir con quién y cuándo emparejarse; las relaciones verticales entre hombre y mujer, especialmente cuando el hombre es mayor, así como las presiones familiares, sociales y comunitarias, arrebatan la libertad y autonomía a las niñas y adolescentes, forzándolas a casarse a temprana edad.

A ello contribuyen la pobreza y la exclusión, la falta de oportunidades de desarrollo económico y social de las familias, y la ausencia de un sistema nacional de cuidados. Estas uniones están indisolublemente vinculadas con la deserción escolar y el embarazo infantil y adolescente. Las niñas y adolescentes, al unirse y vivir en pareja, se dedican principalmente a labores de cuidado no remuneradas: limpieza del hogar, cocinar, cuidar de niños y adultos mayores. La cultura patriarcal, enraizada en nuestras sociedades, lleva a las familias a decidir que las niñas y adolescentes son las indicadas para las labores del hogar.

El matrimonio y embarazo infantil y adolescente arrebata a niñas y adolescentes su desarrollo pleno y la posibilidad de movilidad social. Sus oportunidades de desarrollo educativo y profesional se reducen drásticamente, teniendo como consecuencia un retroceso en el acceso a sus derechos. Las niñas deben tener opciones de crecimiento educativo y profesional, derecho a la recreación y a imaginar un proyecto de vida propio, no para terceros. Las niñas no nacen para ser esposas o madres. Deben contar con opciones para alcanzar cierta madurez y edad; para decidir si desean casarse y con quién; si quieren ser madres; cuántos hijos tener, y con qué espaciamiento.

Este fenómeno tiene un fuerte arraigo cultural, por lo que desde el Estado y desde la sociedad se debe combatir a través de un cambio cultural y de políticas públicas con enfoque diferenciado, sin estigmas clasistas ni racistas. No es posible resolver este problema con una visión centralista y urbana. Las políticas de población tienen que enfocarse hacia posponer la edad de la maternidad y paternidad, garantizar que niñas y adolescentes ejerzan libremente sus derechos sexuales y reproductivos, así como favorecer la inclusión escolar y laboral de las mujeres.

El libro Niñez interrumpida, matrimonio infantil y adolescente busca abordar la problemática y sensibilizar a la población con historias narradas por niñas que han sido forzadas a unirse con un hombre a temprana edad, y es ilustrado con dibujos y pinturas de niñez y juventudes que participaron en el 29 Concurso Nacional Infantil y Juvenil organizado por Conapo y el Fondo de Naciones Unidas para la Población. Los 15 dibujos galardonados expresan la visión de niñas y adolescentes sobre esta compleja problemática y están expuestos durante el mes de mayo y junio en la @GaleríaAbierta de Paseo de la Reforma (frente a la Diana Cazadora).

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