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Los veracruzanos deben tomar el timón y no el clan de los Yunes

Marco Vinicio Saldaña Valero

Veracruz es una entidad estratégica políticamente para la derecha como lo es Puebla y la Ciudad de México en términos de electores porque conforman un corredor significativo de votos.

Aliados el PRI, PAN y PRD representan ese grupo gobernante que dejó que Veracruz tocara fondo  y generó un retroceso en todos los órdenes en las distintas regiones que la conforman.

Una entidad con significativos rezagos sociales y en el desarrollo económico ausencias para impulsar un proyecto que atendiera estas necesidades de carácter estructural fue la constante para los gobiernos y la clase política que antecedió al gobierno actual.

Esa falta de proyecto del grupo gobernante era deliberado para enriquecerse  y recurrir a todos los instrumentos necesarios, incluyendo la alianza con el narcotráfico en un Estado de pobres como señala el investigador de la Universidad Veracruzana, Hilario Barcelata Chávez (https://www.uv.mx/personal/hbarcelata/files/2014/05/POBREZA-Y-CONCENTRACION-DEL-INGRESO-EN-VERACRUZ.pd).

Hoy la oposición  al oficialismo le apuesta en todas las contiendas electorales donde participa a crear un ambiente de escándalo alrededor de los candidatos de Morena, Verde Ecologista y Partido del Trabajo, con el propósito de exhibirlos como iguales a ellos o peores y que también tienen al país en la catástrofe.

Por supuesto el clan Yunes no va solo en esta aventura. Se hacen acompañar  por quienes cuando gobernaron callaron desde la radio y los periódicos locales. Hoy tienen una sensibilidad muy a flor de piel  que el  viento y  cualquier presencia extraña les produce arrebatos y exabruptos. 

Por supuesto esa irritación se ha desplegado por todo el sexenio del gobierno de Cuitláhuac en Veracruz, del finado Barbosa en Puebla y de Claudia en la Ciudad de México. Cualquier cosa se convierte en sus manos en morbosidad y no en objeto de una crítica contextualizada y propositiva.

La guerra en este terreno obedece al interés de que la ciudadanía se decepcione de la política, de los políticos y del proyecto de transformación que la mantiene al lado del proyecto del partido oficialista.

No tienen empacho en recurrir a la mentira como tampoco a sectores que deben mantener un papel de respeto  a la contienda electoral porque el marco normativo ubica como actores a los ciudadanos y partidos.

Hostigamiento al clero, a los medios de comunicación afines, a empresarios que mantienen una distancia de esa mafia que busca que se enrarezca la situación política con mentiras y odio. 

Hay dos alternativas: o se sigue trabajando para que los veracruzanos tomen el timón del barco al lado de Rocío Nahle o regresé éste a manos de quienes se han enriquecido en un clima que como dice el autor citado, prive la pobreza, la tiranía, la escasez de  oportunidades económicas, las privaciones sociales sistemáticas, el abandono en … los servicios públicos y la intolerancia.”

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