viernes, mayo 3, 2024
Anúnciate aquíGoogle search engine
- Advertisement -spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

La ruta de la ciencia es la ruta de la paz

Eric Nepomuceno

En cada cambio de sexenio, o en el caso de nuevos nombramientos de titulares a nivel federal de las áreas de energía, renovamos el optimismo por continuar y desarrollar el área de la investigación científica.

De acuerdo con uno de los 100 objetivos que la doctora Sheinbaum, candidata a Presidente de la República por la coalición Sigamos Haciendo Historia, se fortalecerán los programas de investigación para que México sea potencia científica.

Durante décadas hemos expresado una constante exigencia para desarrollar diversas disciplinas y, no obstante el apoyo que se ha recibido en el presente gobierno, tenemos un atraso considerable en cuanto a la obtención de conocimiento.

En el área de la industria nuclear, hemos tenido que sortear múltiples obstáculos económicos, políticos y académicos, los cuales se convirtieron en innumerables trabas para desarrollarla.

Sin embargo, estamos al pie de las trincheras que nos han correspondido. Seguimos buscando la ruta de la ciencia. Qué bueno que en otras latitudes han propuesto programas o proyectos avanzados, también buscando las respuestas a tantas necesidades para la sobrevivencia humana.

No podemos seguir siendo sólo observadores de los avances técnicos o científicos de otros países en este rubro. De los proyectos que se están llevando a cabo en este momento, ya sea en China, India, Estados Unidos, Rusia u otro país, también nosotros podemos desarrollarlos con un alto nivel teórico como el de cualquier grupo o proyecto científico del mundo.

Seguimos buscando el apoyo que nos permita terminar con la manipulada y tergiversada información acerca de la industria nuclear, que le viene bien a los intereses empresariales mundiales, sin importarles las legítimas necesidades energéticas de los pueblos y, sobre todo, sin consideración a las urgencias ambientales que tenemos enfrente.

Estamos de acuerdo con la alerta que se ha hecho desde todos los puntos del planeta. La tecnología sigue avanzando a una velocidad impresionante, mucho mayor a lo que avanzan las técnicas para resolver las urgencias ambientales.

Tenemos varias soluciones a nuestra disposición, pero las oligarquías mundiales les ponen zancadillas porque afectan las fuentes de riqueza de las que se han adueñado.

Los temas principales para los siguientes encuentros políticos, científicos y culturales del próximo gobierno tendrán que ser, obligadamente, la disminución urgente del alto nivel de concentración de dióxido de carbono (CO2).La prohibición de las guerras infernales, como las que desarrolla el gobierno sionista, invasor y belicista de Israel contra patriotas extremos, como lo es el grupo Hamas –por cierto, creado por el propio gobierno israelí, pero ahora defensor de Palestina–, tendrá que ser impuesta mundialmente. Es un genocidio y un gran atentado contra el ambiente, de por sí tan deteriorado.

Muy grave es la violación de los derechos humanos de millones de personas en Oriente Medio y un inaceptable proyecto de masacres de lesa humanidad que ya tenía planificado Netanyahu.

La obscena cantidad de dólares invertidos en esa barbarie bien podría aplicarse para salvarnos de la catástrofe ambiental. El dineral tirado a la basura que ha servido para atentar contra la población civil de Gaza nos podría ayudar al avance de programas vitales como la construcción de nuevas fuentes energéticas.

Retomemos otras opiniones: continuar la ruta de la ciencia para consolidar las tecnologías verdes; echar a andar la tarea educacional para vigilar la disminución del calentamiento global. La meta es no pasarnos de 1.5 grados, conforme al compromiso del Acuerdo de París.

Lo tenemos muy claro, la ruta de la ciencia es la ruta de la paz ■

antonio.gershenson@gmail.com

@AntonioGershens