lunes, mayo 6, 2024
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La metáfora y el símil

Apuntes: Figuras literarias
Javier Hernand Garcés

A la metáfora se la conoce como una figura literaria que utiliza el significado de un concepto para decir otro concepto, esto es, se establece entre ellos una analogía, la metáfora intercambia descripciones, establece parecidos, se utiliza en las “bellas letras”, hace más selecto e interesante el lenguaje del día a día.

“Una metáfora es un tipo de tropo o figura retórica en el que se traslada el significado de un concepto a otro, estableciendo una relación de semejanza o analogía entre ambos términos”. (Eliza Arias)

La palabra metáfora es una voz latina, metaphŏra, misma que proviene del griego, μεταφορά, se refiere al desplazamiento o translación. Con la metáfora podríamos utilizar el significado literal de una palabra o texto, como también el término figurado, podemos, en todo caso establecer una relación entre lo figurado y lo literal. Un ejemplo que me surge, “un río de lágrimas”, las lágrimas serían la parte literal, el río sería el aspecto figurado. Su mezcla o combinación sería el fluir del río con el fluir copioso o abundante de las lágrimas. El resultado es una visión de imágenes y palabras que los humanos utilizamos desde siempre.

Las metáforas amplifican los significados, engrandecen la lengua, surge el arte metafórico.
El “símil”, que tiene un fin parecido al de la metáfora siempre señala ese aspecto al introducir la idea con “como”, “que” “cual”, “se asemeja”, “semejante” y otros, “su casa era como una madriguera”; “corría cual alma que vio al fantasma del río”.

El símil, en todo caso, une lo literal con lo figurado con los términos citados a diferencia de la metáfora que no utiliza esas palabras, “su casa era una madriguera fatal”.

Las metáforas pueden ser visuales, esto es, una idea se puede representar con imágenes, “soñó a manera de película”, metáforas del lenguaje del día a día, “la luna lámpara de mis noches”, la metáfora pura, se substituye un término real por otro irreal, “una sonrisa de ángel”, la metáfora aposicional, es similar a la anterior, aquí simplemente se separa con una coma lo real de lo irreal, “las nubes, algodones de campos llenos de sudor de trabajadores”.

La metáfora negativa tiene que ver con asociación de la parte real o la parte irreal, esto es, “no es tu llanto, es el grito contenido de tu humanidad temprana”. El escritor argentino Jorge Luis Borges, en su disertación sobre el tema de la metáfora sostiene que,
“…lo importante a propósito de la metáfora es el hecho de que el lector o el oyente la perciban como metáfora. Limitaré esta charla a las metáforas que el lector percibe como metáforas. En primer lugar, me gustaría ocuparme de ciertas metáforas modelo, de ciertas metáforas patrón. Uso la palabra «modelo» porque las metáforas que voy a citar, aunque parezcan muy distintas a la imaginación, para un lógico serían casi idénticas. Así que podríamos hablar de ellas como ecuaciones. Tomemos la primera que me viene a la mente: la comparación modelo, la clásica comparación entre ojos y estrellas, o, a la inversa, entre estrellas y ojos. El primer ejemplo que recuerdo procede de la Antología griega, y creo que se atribuye a Platón” ….

“…desearía ser la noche para mirar tu sueño con mil ojos” Aquí, evidentemente, percibimos la ternura del amante; sentimos que su deseo es capaz de ver al amante desde muchos puntos a la vez. Sentimos la ternura detrás de esos versos. Veamos ahora otro ejemplo menos ilustre: «Las estrellas miran hacia abajo», Si tomamos en serio el pensamiento lógico, encontramos aquí la misma metáfora. Pero el efecto en nuestra imaginación es muy distinto. «Las estrellas miran hacia abajo» no nos sugiere ternura; bien nos hace pensar en generaciones y de hombres que se fatigan sin fin mientras las estrellas miran hacia abajo con una especie de sublime indiferencia”. (Jorge Luis Borges)

Aunque muchas de las metáforas cotidianas están muy trilladas y ya no las relacionamos con la idea metafórica, no dejan de ser importantes. Cito algunas metáforas que no requieren de mucha abstracción para entenderlas y utilizarlas, esto es:

La luna: lámpara de la noche, nervios de acero, voz de canario, corazón de piedra o pedernal, las perlas de tu boca: los dientes, las nubes: algodones blancos. La muerte: sueño eterno, la juventud: la flor de la vida, la edad tardía: el otoño del ser humano, corazón: el tambor del pecho, brazos: puerto seguro, piel: terciopelo, de mal carácter: una fiera y demás.

La Biblia cristiana tiene varias metáforas mismas que se han llamado, Ejemplos de metáforas bíblicas, en el Nuevo Testamento, “El buen pastor da la vida por las ovejas”. “Sé para mí una roca de refugio”. “Porque tú eres mi roca y mi fortaleza”.
“Yo soy el pan de vida”, “Yo soy la vid verdadera”, “Vosotros sois la luz del mundo”, “Vosotros sois la sal de la tierra”

Claudia Cavallín Calanche en su disertación Posibilidades de la metáfora de Borges, hace referencias y parafrasea al autor, cito:

“En el Antiguo Testamento se lee (I Reyes: 2:10): “Y David durmió con sus padres, y fue enterrado en la ciudad de David”. En los naufragios, al hundirse la nave, los marineros del Danubio rezaban: “Duermo; luego vuelvo a remar”. Hermano de la Muerte hijo del Sueño, Homero, en la “Ilíada”; de esta hermandad diversos monumentos funerarios son testimonio, según Lesing. Mono de la Muerte (Affe de Todes) le dijo Wilhelm Klemm, que escribió, asimismo: “La muerte es la primera noche tranquila”. Antes, Heine había escrito: “La muerte es la noche fresca; la vida, el día tormentoso…” (…) “Lo que el sueño es para el individuo, es para la especie la muerte” (Weltals Wille, II: 41). El lector ya habrá recordado las palabras de Hamlet: “Morir, dormir, tal vez soñar”, y su temor a que sean atroces los sueños de la muerte. (Borges, 1997:81-82).

En conclusión, la metáfora y los símiles son utilizados por el ser humano en su diario vivir, con esta práctica, hacemos y utilizamos expresiones de comparación popular, muchos se han referido a que las palabras son en sí metáforas o símiles que con el tiempo dejaron de serlo para formar términos que literalmente señalan algo conocido; comúnmente decimos “voy a descansar como una roca”, o “voy a dormir como un ángel”, o “mañana estaré como un tigre”, “tu voz es música”, “ese lugar es un paraíso”, en estos ejemplos, el uso de la comparación es involuntario y las decimos de manera cotidiana, ¿quién no ha oído?, “lo tienen bajo la lupa”, “le robé una sonrisa”, “el proyecto está en pañales”, “estás en las nubes” y demás.

Javier Hernand Garcés es Licenciado en Derecho, Maestro en Derecho Ambiental y Licenciado en Naturopatía.