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Apuntes: Mecanismos de defensa


Javier Hernand Garcés
22 de enero de 2023

Mecanismos de defensa

Cuando en el pasado hablábamos de los mecanismos de defensa se venía a la mente nuestro cerebro primario con tres aspectos frente al peligro, huir, confrontar o congelarse, hoy por hoy estos aspectos, se han integrado a otros estudios que vale la pena analizarlos y procesarlos.

Los mecanismos de defensa son procesos involuntarios que los humanos ejercemos para defendernos de alteraciones o pensamientos frente a la reacción de ansiedad, depresión, la baja del amor propio o el peligro inminente de cualquier tipo.

Las defensas más primarias corresponden a aquellas que tienen la tendencia a negar la realidad y las secundarias son aquellas que tienden a conservar la realidad como criterio, las dos tendencias se relacionan al desarrollo de la vida humana y su comportamiento primario y secundario respectivamente.

Los mecanismos de defensa se pueden considerar rígidos patológicos cuando se abusa de ellos, la ciencia actual ha clasificado y referenciado estos mecanismos. Los mecanismos Primarios son:

Retraimiento. Negación, Control Omnipotente, Idealización y Desvalorización, Proyección, Introyección e Identificación Proyectiva, Escisión y Disociación.
El Retraimiento tiene que ver con el alejamiento, “el replegamiento personal”, aislamiento social y familiar, largas jornadas de dormir. Un ejemplo podría ser un bebé sobreprotegido, que convive con muchos familiares, se defiende durmiendo para no enfrentarse al ruido y a que lo cargue uno y otro. El adulto con hambre que prefiere dormir frente al rigor implacable del hambre permanente. Este mecanismo de defensa suele no afectar a terceros, sólo que rechaza la realidad y puede encontrar personas cercanas que lo interceptarán con el odioso “¿qué te pasa?

La negación, este mecanismo rechaza ciegamente algo que sí existe. “ojos que no ven, corazón que no siente”, o el popular “no me cuentes cosas negativas por favor”, o simplemente, “si no lo conozco no existe”, suele darse en situaciones de crisis o urgentes, donde se necesita la ayuda dinámica y rápida. Tiene que ver con la falta de empatía, generará un sentido de culpa en el futuro.

El control omnipotente tiene que ver con la aceptación que preconiza que todo lo ocurrido es responsabilidad de deseos reprimidos, “se basa en el no reconocimiento de la existencia separada de los demás con una voluntad diferente de la propia”.

La idealización se refiere a darle valores o importancia no merecidos a una persona con lazos emocionales, de esa manera suelen asociarse con alguien con mayor conocimiento, aunque éste lo pudo haber logrado de oídas o de manera especulativa o todopoderosa, quien podría resolver sus temores de forma contundente y quizá definitiva. En el otro lado se presenta la desvalorización que ocurre cuando la realidad desmiente la idealización.

La proyección ocurre cuando lo interior se interpreta como si se originara externamente, el individuo puede producir distorsiones de la percepción de su entorno. La introyección sería el efecto contrario, esto es, lo exterior funge como interior. Se identifica con el agresor, en el mejor de los casos, sería la emulación con comportamientos éticos de personas importantes en la sociedad.

Con respecto a la identificación proyectiva, ésta no solo se refiere a la distorsión concomitante o aspectos negativos propios sino a la presión exterior que pretende encontrar un comportamiento similar al proyectado.

La escisión se da cuando el individuo tiende a separar su entorno próximo y distante en buenos y malos, de esa manera resuelve lo inminente peligroso y desconocido al tanto que distorsiona la realidad. Un comportamiento típico de la escisión será cambiar de opinión de buena a pésima en fracción de minutos a otra persona, dejando así cualquier aspecto ambivalente hacia alguien en particular.
La disociación es un comportamiento que se separa o se desconecta de la experiencia actual al crear una representación personal para hacerse cargo durante un momento sufrible o quizá feliz. Este mecanismo de defensa puede resultar en una visión variable personal con respecto al tiempo y al entorno. Podría darse las múltiples identidades para satisfacer su estado de defensa.

Los mecanismos llamados Secundarios de defensa son: Represión y Regresión. Aislamiento. Intelectualización. Racionalización y Compartimentalización. Anulación. Desplazamiento. Formación reactiva. Inversión. Actuación. Sexualización y Sublimación.

La represión tiene que ver con ignorar lo que pasa o esforzarse en olvidar, después de tener conocimiento de los hechos, es un mecanismo de reprimir la realidad al ignorar lo ocurrido que incluye una experiencia vivida, una relación personal o de negocios, y todo lo que se asocie a esos hechos.

La regresión tiene que ver con procesos involuntarios donde el individuo regresa a estados de funcionamiento con comportamientos infantiles que evitan el que enfrente la situación propia de una edad o circunstancia. Por ejemplo, “le dije que sí al vendedor de la casa, que sí la compraría”, “quedamos para encontrarnos en la instancia para finiquitar la transacción y no volví a contestar el teléfono, no tuve que hacer nada”, ese comportamiento se puede dar con una promesa de matrimonio o con una simple salida al cine.

El aislamiento se presenta como un mecanismo de defensa que separa los pensamientos de los afectos, se puede acceder a un tipo de amnesia de un hecho y no pensar más en ello, se separa el significado emocional y éste no perturba al individuo.

La intelectualización; este mecanismo reconoce el hecho afectivo de manera lineal, lo acepta, pero le carece de sentido, inhibe la expresión afectiva al pensar rápidamente en una situación emotiva. La intelectualización es también, una forma de aislamiento, identifica el afecto solo de manera intelectual y no en términos emotivos.

La racionalización es un mecanismo de defensa que implica un cúmulo de “razones” que justifican o no acto o situación conflictiva, suelen justificar el fracaso de conflictos en el pasado al decir que la forma con se atendió la situación “no fue tan malo”.

La compartimentalización se refiere a que dos situaciones conflictivas coexistan sin ningún problema, es decir, un individuo puede, a la vez, puede tener vergüenza, culpa o ansiedad de manera consciente, no reconoce la contradicción o no le da la debida importancia, de esa manera, se defiende a no tener que aclarar o definir una salida al conflicto.

La anulación es el interés o deseo involuntario de compensar una experiencia dolorosa de culpa o vergüenza con un comportamiento, de esta manera se comportará excesivamente amable después de ofender a alguien para defenderse de la culpabilidad.

El desplazamiento se da cuando se redirecciona una emoción o impulso a otra persona, viene “la indirecta”, “le dices a Juana para que entienda María Sebastiana”, de esa manera se evita la responsabilidad y se defiende del impacto que podría recibir al decirlo directamente a Juana.

La formación reactiva se da al transformar una emoción con algo diametralmente opuesto y de esta manera defenderse a sí mismo. El odio se transforma en amor, se casa con el enemigo, ayuda a aquella persona que le ha hecho daño para que no lo vuelva a agredir y demás.

La inversión consiste esencialmente en transformar lo pasivo en activo; en lugar de que el individuo se sienta pasivamente objeto de una situación dolorosa, la invierte y se convierte en el sujeto activo de ella. Un ejemplo común de esto es la transformación de la necesidad.

La actuación tiene una relación íntima con la inversión en el sentido de que se basa en la inversión de pasivo a activo para actuar algo en la realidad que es intolerable a nivel mental y emocional; al actuar el individuo puede preservar su sentimiento de capacidad y a la vez evacúa una emoción dolorosa.

La sexualización es una manera de transformar una experiencia de terror o dolor en excitación placentera; el miedo al abandono o el abuso, por ejemplo, pueden ser sexualizados para que sean sentidos como experiencias gratificantes. No es infrecuente que los individuos relativamente sanos sexualicen ciertas áreas complejas de la vida (dependencia, agresión) para que sean más llevaderos.

Javier Hernand Garcés es Licenciado en Derecho, Maestro en Derecho Ambiental y Licenciado en Naturopatía.