lunes, mayo 6, 2024
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¿Inflexiones en el clero católico?

Leopoldo Gavito

El arzobispo de Xalapa realizó una crítica impensada a la figura del patriarcado. Sistema de dominación donde en distintos grados la figura masculina tiene preeminencia. Habrá que aceptarse que es un avance después de casi tres décadas de retroceso clerical –todo el papado de Juan Pablo II, que se dedicó a desmantelar los avances del Concilio Vaticano Segundo que comprometía más orgánicamente a la Iglesia con los pobres y a facilitar las políticas neoliberales luego del abandono del sistema económico basado en el patrón oro en 1971 –Juan Pablo II asciende al papado en 1978–; además, claro, de ser un decidido opositor al comunismo y a la idea misma de la protagonismo del Estado/gobierno en los procesos de decisión económica.

En efecto, venimos de un tiempo donde la posición del clero católico frente a los problemas sociales y políticos del planeta fue extrema hacia la derecha. La Iglesia gobernada por Wojtila tuvo un papel decisivo en la protección de la caterva de sacerdotes pederastas y que siguen impunes.

El ascenso de Francisco al papado ha significado un esperanzador avance en las expectativas del papel político y social de la Iglesia católica. Para bien.

El planeta aún sigue en las lógicas del sistema de dominación patriarcal, competitivo e individualista. Basta asomarse al escenario internacional. Varias puestas en escena bélicas definidas por las lógicas occidentales encabezadas por las agendas anglo-americanas que arrastran junto a ellas al resto de los países europeos. Ucrania es una de ellas, Israel/Palestina es otra. Hay unos ocho escenarios bélicos adicionales: la junta militar en Birmania, decidida a acabar con sus rivales. En Sudán, los esfuerzos diplomáticos liderados por Estados Unidos y Arabia Saudita fueron letra muerta. El presidente ruso, Vladimir Putin, considerando el declive en el apoyo a Ucrania, la conmina a rendirse y desmilitarizarse, volver al estado previo de las cosas antes que el canciller alemán decidiera invitar a Ucrania a la OTAN, a lo que se puso sistemáticamente Ángela Maerker por más de 12 años. En todos estos lugares, la diplomacia, como tal, se ha centrado en gestionar las consecuencias: negociar el acceso humanitario o el intercambio de prisioneros o llegar a acuerdos operativos como el que permitió que el grano ucraniano llegara a los mercados globales a través del Mar Negro.

En este escenario poco halagüeño surgen voces referenciales y renovadoras como las de México y Colombia que han puesto los puntos sobre las íes en la sede de la ONU y cantado sus verdades.

Es una inflexión sustantiva porque tira por tierra los dogmas neoliberales como eso de que subir los salarios mínimos provocaría inflación. Infames. Así como se respiran aires nuevos en la interlocución internacional, lo mismo parece suceder en el seno de la Iglesia católica mexicana. Después de larguísimos años esconder como política de Estado la pederastia.

El relativamente nuevo Obispo de Xalapa Jorge Carlos Patrón Wong, a contrapelo de años de una política de Estado que decididamente negaba sus crímenes, abordó impensadamente el tema del patriarcado.

Aunque Patrón Wong no habla explícitamente del patriarcado, sino de patriarcalismo, la alusión es significativa. El matiz también.

Patriarcado es un sistema de dominación que mantiene la preeminencia de las decisiones masculinas sobre las femeninas. La subordinación de las mujeres, para decirlo en breve. Esto institucionalizado, al grado de invisibilidad a las mujeres y todo lo que se considere femenino.

Patriarcalismo es la tendencia hacia la autoridad patriarcal. Lo que hay es un sistema de dominación patriarcal y tendencias hacia la aceptación patriarcal. Son cosas distintas. ¿Por qué no aceptar el patriarcado a secas? ¿Por qué aludir a la tendencia hacia aceptar la autoridad patriarcal y no al sistema de dominación? Porque si alguna institución es patriarcal, ésa es la Iglesia católica. Basta con ver la condición de las órdenes religiosas en el seno de los procesos de decisiones del claro. Son completamente anuladas. Es la autoridad masculina y punto. Es la fecha en que las religiosas están impedidas de oficiar misa.

Pero ciertamente es un avance que la Iglesia hable de la subordinación a la autoridad patriarcal. Es un matiz que no hay que depreciar, desde luego atribuible a las características del Papa Francisco.

Pero la Iglesia es una institución milenaria que se maneja en otros tiempos, habrá que ver si en efecto esta inflexión termina, pronto, por llevar justicia a miles de abusados –niños, hombres y mujeres– por ministros católicos.

*Es Cosa Pública

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