jueves, mayo 2, 2024
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FALANGES: Tercera Modernidad y la educación

Luis Adalberto Maury Cruz
lmaury_cruz@hotmail.com

La Tercera Modernidad es multipolar, multilateral, soberanista, nacionalista y no occidental, ni estadounidense; en lo disciplinar es una face del reconocimiento de otras disciplinas (entendidas como corpus de conocimientos, habilidades y actitudes, que constituyen: filosofía, ciencias, ingenierías, tecnologías y artes) así como enfoques que no son los del Occidente Colectivo. Evidentemente las disciplinas occidentales no desaparecen, pero están perdiendo preeminencia global.

Estamos frente a un mundo que se desoccidentaliza en todos los aspectos y circunstancias de su quehacer; caen los mitos de la hegemonía de las disciplinas de Europa Occidental y de EEUU, de su modelo del saber, el mundo se abre a nuevas formas de comprensión y nuevas objetos de estudios. Sin embargo, esto es más lento en la escuela. Cabe preguntar ¿Cuáles son algunos de los retos de la educación en esta Tercera Modernidad?

Las disciplinas en general y en particular las telemáticas de nueva generación (ciencia de datos, robótica, inteligencia artificial, nanotecnología, internet de las cosas, entre otros) que están vinculas con las industrias civiles y militares de Rusia, China e India se desarrollan y superan a las del Occidente Colectivo produciendo efecto desestabilizador en el otrora orden unipolar neoliberal en lo geopolítico y geoeconómico que repercute en todo el globo. Esto impacta en la política, la cultura, la economía y las finanzas, así como en las disciplinas humanas y en la propia educación.

Este mundo multipolar y en particular las disciplinas rusas y chinas vinculadas con la política y la economía generan un nuevo modelo de Estado de cuño soberanistas y nacionalista que es un alternativa al modelo de Estado neoliberal ya fenecido. Desde lo educativo es la oportunidad de pensar lo propio sin la férula de la pedagogía y doctrina de EEUU y Europa.

Este mundo está en face de apertura, es efecto de la progresión y posterior caída de la unipolaridad de la potencia del norte, del Occidente Colectivo y de su modelo de globalización neoliberal, en un contexto multipolar que emerge tras la impronta de las nuevas potencias globales no occidentales, gestándose un nuevo orden mundial. Por ello, no basta, ni es la salida la Agenda 2030 que es la visión neoliberal y del Partido Demócrata de EEUU, ni los modelos occidentales de educación neoliberal.

La Agenda 2030, por ejemplo, en su objetivo cuatro, en su meta siete dice: “De aquí a 2030, asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible”. Eso es vago y parece inocuo pero no es así, en realidad se requiere de: saberes teóricos, instrumentales y actitudinales para una vida sana y digna no de una sostenible (también es sostenible la obesidad y la diabetes), se necesita de la conciencia de la dignidad humana y de la acción responsable y no sólo derechos humanos (los derechos sin responsabilidades son ficción e irresponsabilidad), es apremiante el fortalecimiento de la familia y de la igualdad sustantiva y no de los mitos de la igualdad de género, (el género no está por estima de la salud, la dignidad, ni la comunidad) de la consciencia nacional y de la responsabilidad planetaria, y del fomento del diálogo en diversidad cultural para la paz con dignidad. Cómo se ve el tema educativo es más amplio que el foque neoliberal.

La crisis de Occidente es una crisis su modelo hegemónico y unipolar de concebir la realidad. Se engendra por un deficiencia de saberes así como por las contradicciones internas del modelo neoliberal al suprimir funciones de Estado y al haber otorgado sus actividades estratégicas a particulares por razón de mercado e intereses económicos (frecuentemente trasnacionales), deteriorando la soberanía nacional y las responsabilidad social del gobierno. Esto se traduce, (por extensión) en crisis de sus disciplinas, de su cultura y de la educación, esto se amalgama con problemas locales como la pobreza (que está creciendo en Occidente, la Oficina Europea de Estadísticas, señala un total de 95,4 millones de personas en la Unión Europea (UE), el 21,7 % de la población, se encontraba en 2021 en riesgo de pobreza o exclusión social, en EEUU la tasa oficial de pobreza en el mismo año fue del 11.6 %, con 37.9 millones de personas de acuerdo a la Oficina del Censo, en México hay casi 52 millones de pobres de acuerdo al INEGI); y globales como la contaminación del aire, del agua y de la tierra; amen de los alimentos que con frecuencia contienen residuos de pesticidas y hormonas. Por ello, se torna notorio una educación para las finanzas personales, la procuración del entorno y la salud física, que es más que ahorro, educación física y sembrar arbolitos. (Sin omitir la farsa de la política verde de la Agenda 2030 que encubre los negocios de Wall Street). De esta forma, la política educativa debe estar más enraizada en lo local que en lo global, no por ello ajena a la solidaridad internacional y el amor a la casa común: la tierra (pero sin los proselitismos globalista de Greta Thunberg). La educación ha de ser soberanista, so pena de ser lacayo de Washington.

Las disciplinas chinas y rusas en materia telemática han rebasado a Occidente, pues en este año la guerra de los chips la perdió EEUU y la ganó China y ya están por instalar la sexta generación de la conectividad móvil o 6G; el complejo militar ruso es superior en tecnología y producción que su par estadounidense y de la OTAN. La primera potencia hipersónica es Moscú y el rezago militar del Occidente Colectivo es alrededor de 20 años, lo cual fue reconocido por el Pentágono. Iran, Corea del Norte también son potencias regionales en esta tecnología militar. Esto sólo es posible gracias a que estos países se descolonizaron de las disciplinas de Occidente y rompieron el neoliberalismo de Washington. Evidentemente no se trata de entrar en una carrera armamentista, pero se evidencia que estos países son potencias en estas industrias porque tiene un independencia disciplinar y sistemas de educación e investigación de punta.

El mundo hoy atraviesa por el nearshoring que es deslocalización y reubicación cercana de empresas, por ello refiere a la práctica de transferir una operación comercial y/o industrial a un país cercano, lo cual reconfigura las regiones y bloques económicos, como está ocurriendo con la reindustrialización en America del Norte, y en particular en México, esto se convierte en un reto para que la educación genere formación pertinente para el trabajo presente y del futuro próximo. Por ejemplo, los trenes del sur de México con sus complejos industriales, la propia refinería de Dos Bocas, la fabrica de Tesla que se instalará en el país azteca requiere de personal altamente calificado, lo cual obligará a nuevas carreras (técnicas y superiores) y a la actualización de los currículos educativos existentes so pena de ser impertinentes.

En este orden de ideas, se torna imperante vincular estratégicamente al sector educativo con el productivo, (militar y civil) a efecto de desarrollar ciencia y tecnología de punta. Viendo a la educación como el primer escaño para la generación de conocimientos pertinentes y para el desarrollo de la industria de avanzada en todos los sectores económicos.

El nearshoring en America del Norte genera la desindustrialización de la UE, y en particular de Alemania, supone la actual crisis energética del viejo mundo que hace menos competitiva a su industria, así como la crisis alimentaria tras la paralización del granero de Europa, Ucrania, y la suspensión de ventas de fertilizantes rusos a Occidente, (a manera de digresión la guerra en Ucrania la está pagando la población europea con costos elevados en los energéticos, los alimentos y con desempleo). Hoy el reto de la educación es generar no sólo personal calificado a hoc a las nuevas tecnologías, sino también con una cosmovisión humana de solidaridad, no sólo de competencias.

Hoy el desarrollo tecnológico, la actual crisis energética, económica, financiera global, así como los problemas sociales, de violencia, de pobreza y ecológicos locales generan un mundo más hostil para aquellos que carecen de competencias para sobrevivir en una realidad más competitiva y frenética. Como se apuntó, se requiere de la solidaridad en diversidad, pues es un medio para la paz y el desarrollo personal, da identidad y cohesión de grupo.

El formarse como profesionista o cursar el sistema educativo no garantiza estar educado, ni contar con los conocimientos, habilidades y actitudes para ejercer una profesión, ni para tener una vida sana, ni produce per se movilidad socio-económica. Por lo tanto, no se educa para la calidad de vida, el curriculum educativo no corresponde con la realidad imperante, ni con el futuro próximo. Es decir, la educación requiere formar personas en competencia y en solidaridad para ser pertinente y tener valor social. Se aproxima una revolución educativa por las necesidades de esta nueva realidad.

La educación y el mundo llevan rumbos distintos, (particularmente en México). Esta separación es la causa de la deficiencia del curricular, es una catástrofe que hoy se agudiza dado el desarrollo telemático, el nearshoring, la caída de Occidente Colectivo y el nuevo orden mundial multipolar que trasforma todo.

Hoy los cambios son vertiginosos y la masificación tecnológica e industria generan un mundo humano más artificial que remite al cómo nos relacionamos con los “dispositivos de nueva generación” también remite a los efectos que se generan cuando se nos incrustan en nosotros, en efecto hablamos de disciplinas como: medicina genómica, natotecnología, robótica, inteligencia artificial, entre otras; la educación ya empezamos con esto (como lo muestran las plataformas educativas pero no basta); hay que educar para esa realidad transhumana que ya llegó.

La educación tiene el reto de generar la pertinencia y el valor social en sus educandos y no puede omitir esta realidad posthumana, también se requiere reeducar a los docentes, actualizar lo que enseñan. Hoy la educación es un fenómeno deficitario.

El ser educado es responder de forma funcional a la realidad supone: la competencias pertinentes para el desempeño, lo cual se torna complejo dado los cambios señalados así como por la generación vertiginosa de saberes (en breve muchos de esos conocimientos y habilidades son obsoletos); por ello la actualización de docentes y del curriculum educativo debe ser constante. Lo que se requiere no es una simple y obtusa instrucción en habilidades ligeras. Ser educado es ser solidario, analítico y propositivo para la solución de problemas personales, profesionales y laborales.

La solidaridad, que se desarrolla a partir de la conciencia de dignidad humana y la acción responsable, pasa por el fortalecimiento de las familias y de la igualdad sustantiva, de la consciencia nacional, de la responsabilidad planetaria y del fomento del diálogo en diversidad como se señaló arriba.

La escuela no educa para la vida en comunidad, esto tradicionalmente se le dejó a la familia, pero hoy hay una crisis aguda en las familias, con frecuencia los niños están solos con la nana que es TV o tablet, y aveces ni con eso. Evidentemente la formación axiológica es precaria, los efectos del deterioro familiar lo pagan los niños, las futuras familias y la sociedad en su conjunto.

La solidaridad permite enfrentar el actual deficit cívico, familiar y de la legalidad que se traduce en discriminación, vejaciones, robos, secuestros, asesinatos, evasión fiscal; (por ejemplo, en Mexico hubo 947 feminicidios y 26,273 homicidios dolosos en 2022 de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública). Es notorio que los saberes actitudinales son necesarios para gestar la solidaridad, lo cual supone una educación para la colaboración desde lo micro y lo local, partiendo de valores como: la respeto, la tolerancia y la cooperación.

Si se educara para el mundo entonces el estudiante seria una persona con competencias laboral (o en vía de tenerla), y con actitud solidaria manifiesta en su entorno con estabilidad emocional; tendría herramientas para su calidad de vida. Demostrado lo aprendido en su vida diaria. La deficiencia del sistema educativo se nota en la desconfianza que tenemos en el recién egresado (de una carrera técnica o superior) para realzar su función profesional en nuestro cuerpo, mente o propiedades.

Los retos del mundo contemporáneo requiere personas con mayores competencias y solidarias, con conciencia analítica para procesar nueva y más información, es menester fortalecer la memoria (hoy hasta se olvidan las tablas de multiplicar y las capitales de los Estados), es pertinente que la escuela transite a esquemas de pensamiento realmente analítico y que en la medida de lo posible fomente la crítica como medio para la innovación y generación de alternativas a problemas personales, profesionales o laborales. (Con frecuencia se habla de pensamiento crítico siendo quien lo dice un acrítico y criticastro).
Hoy se vive un parteaguas histórico, el mundo ve a Oriente, sin embargo, no se trata de buscar lo novedoso y exótico para educar, pero tampoco de mantenerse en la postura acrítica ante las disciplinas, teorías, modelos occidentales que en estos últimos 500 años han sido la referencia para el mundo y para los sistemas educativos patrios.

El reto educativo es ser multidisciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario, y no sólo espero en una disciplina, se requiere ser competente y solidario; es imperante descolonizarse de las disciplinas occidentales, no para negarlas sino para tomar de ellas lo que convenga, ver que hay más escuelas, disciplinas que las del Occidente Colectivo; es decir, pensar por cuenta propia para parir un sistema o al menos una práctica educativa que sea pertinente y que tenga un valor social.

Es un reto que el estudiante sea una persona que se forme más allá del trabajo. Se tendría que educar para la vida y la generación de ciudadania, como alguien que debe dar valor agregado al mundo, a su patria y a su propia vida, que siempre es con los otros en diversidad cultural.

En fin, ¿usted qué piensa?…