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FALANGES: Tercera modernidad, poder y filantropía neoliberal

Luis Adalberto Maury Cruz
lmaury_cruz@hotmail.com

¿Cuál es la condición del poder y de la filantropía neoliberal en esta Tercera Modernidad? Antes de responder esta pregunta es pertinente saber ¿qué es el poder? y ¿qué es la filantropía? desde un enfoque geopolítico en la actualidad. Entender al poder como algo negativo y a la filantropía como algo positivo es tortuoso e ingenuo.

La hegemonía unipolar que gozó EEUU y el Occidente Colectivo en la Segunda Modernidad se articuló desde este binomio poder/filantropía generando un neoliberalismo independiente para la potencia del norte, la anglosfera, la Unión Europea y Japón (todo el Occidente Colectivo), y para el resto del mundo derivó en un neoliberalismo dependiente que ya feneció.

Las potencias de hoy como China, Rusia, India le apostaron al desarrollo de su filosofía, su ciencia y su tecnología, a la protección de su cultura y de su tradición, aplicadas a su política, economía, industria, comercio y sociedad; es decir, surgieron por su soberanismo y no por el neoliberalismo globalista que pregona Occidente

Esta Tercera Modernidad abrevó de su predecesora que gestó un gobierno global, producto de un ejercicio de poder y de actos filantrópicos, que constituyeron los cimientos del orden mundial occidental de finales del siglo XX hasta las dos primeras décadas del siglo XXI.

El poder geopolítico occidental se estructuró desde: las finanzas privadas globales con epicentro en Wall Street con su gigabanca (BlackRoc, Vanguard, StateStreet, Fidelity que controlan al mundo financiero), el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, con su propio sistema interbancario mundial, el SWIF, con la unipolaridad del dólar como moneda de reserva internacional; desde un brazo militar comandado desde el Pentágono y desde las agencias de inteligencia de EEUU como la CIA, la DEA; desde instituciones mercantiles globales como la Organización Mundial del Comercio; con órganos jurisdiccionales internacionales como la Corte Interamericana de Derecho Humanos o la Corte Penal Internacional (de la cual EEUU no es parte); con un decálogo de ordenes financieras, económicas, ambientales, jurídicas, políticas, industriales, sociales a través de instrumentos como la Agenda 2030 con sus agendas de derechos humanos, de género, verde, entre otras.

Esto fue el real poder unipolar financiero, económico, militar, legal. tecnológico y político hegemónico de EEUU y del Occidente Colectivo.

En gran medida el Occidente Colectivo corresponde a la agenda neoliberal de EEUU. La Unión Europea y la anglosfera se han plegado a los interés de Washington en detrimento de sus poblaciones, siendo más evidente al haber seguido las sanciones unilaterales vs Moscú por su operación militar en Ucrania. (Es una guerra multidimensional entre EEUU y la OTAN vs Rusia en tierras de Kiev, se juega el restaurar el viejo régimen unipolar neoliberal o continuar con el nuevo orden mundial multipolar).

La filantropía occidental se desarrollo desde las organismos no gubernamentales (ONGS), que lejos de ser actos de caridad franciscana, corresponden a intereses ideológicos, políticos y económicos del status quo unipolar de EEUU. Esta filantropía no son actos personales, sino institucionales de órganos supranacionales privados.

ONGS como Open Society Foudations, Democracy Alliance, Moveon, Media Matters of America, Tides Foudations, Human Rights Watch entre otras, son el medio de propaga de la ideología unipolar occidental que estructura colectivos, desarrollan movimientos que se articulan con necesidades y/o reclamos sociales. Organismos como estos están vinculados a la Banca Rothschild, a Soros y con el deep state de EEUU.

Estas ONG instauran la visión del mundo neoliberal y de las práctica del poder unipolar de Washington y de sus aliados incondicionales del Occidente Colectivo en países que tienen recursos o geografías de interés político, económico, tecnológico industrial; cuando estos Estados no se pliegan a los intereses del mundo neoliberal se generan alianzas con los disidentes del gobierno en turno para garantizar los intereses económicos y políticos del status quo unipolar desarrollando desestabilización, golpismo, guerras suaves e híbridas, vividas crónicamente en esta Segunda y Tercera Modernidad, gestando perturbación de el orden político interno.

Esto ha ocurrido en el espacio postsoviético, en Oriente Medio, Africa y en América Latina mediante revoluciones de colores, enarbonlado banderas de los derechos humanos, la democracia y las libertades sociales.

Estas ONGS y sus filiales nacionales realizan acciones golpistas y campañas de descrédito usando grupos internos, organizaciones civiles, colectivos, que alientan supuestas movilizaciones populares contra gobiernos establecidos y opuestos a los interés neoliberales, he aquí las revoluciones de colores.

Obviamente estas ONGS remiten a los servicios de inteligencia del Occidente Colectivo. Sus narrativas giran y alientan la instauración de democracias representativas, el modelo de economía, de sociedad, y de individuo al estilo neoliberal, cuando estos golpes no funcionan entran los brazo militares como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y hasta los cascos azules de la ONU, recordemos los casos de invasiones a Kosovo, Siria, Libia, Irak.

Las revoluciones de colores se convierte en factores de desestabilización en muchas regiones del globo, bajo la careta de la filantropía neoliberal de los derechos humanos, la libertad y la democracia, imponiendo valores afines a las élites del Occidente Colectivo que son ajenos a los tradicionales de las naciones, montadas sobre el marketing y la propaganda mediática, para garantizar intereses del mundo occidental. (Estas revoluciones son menos costosas que una guerra armada y abiertamente invasora).

Este decálogo de valores filantrópicos (libertad, democracia, individualismo) se ve claro en la Agenda 2030, que no es izquierda ni derecha, ni siquiera es un enfoque ecológico o humanista sino ecologista y de género; es en sentido estricto neoliberal globalista, demócrata (en el sentido del partido estadounidense); extrañamente las izquierdas en América Latina y en la Europa occidental se les implantó la filantropía neoliberal y la Agenda 2030, hay que preguntar: ¿si por ingenuidad o complicidad?

El primer paso para las revoluciones de colores es inocular a la sociedad con un decálogo neoliberal, mediante los mass media afines, las asociaciones civiles y los colectivos serviles/acríticos, (en algunos países ha llegado al sistema legal y administrativo, como en el Ministerio de Igualdad español con Irene Montero con la ley de sólo sí o sí, o en Argentina con su ley de identidad de género derivando en galimatías y absurdos jurídicos, que en otro momento se tratará).

Ejemplos estos movimientos son: la Revolución Naranja en Ucrania en 2004, la Revolución de las Rosas en Georgia en 2003, la Revolución de los Tulipanes en Kirguistán en 2005, la Revolución de Mezclilla – jeans por su color azul en Bielorrusia en 2006. La Primavera Árabe en 2010-2012, los actos golpistas contra Evo Morales en Bolivia, la actual destitución de Pedro Castillo en el Perú, los golpes mediáticos a Bukele en el Salvador, los intentos de desestabilización en México, siempre pretextando falta de libertad y democracia, haciendo señalamientos de violación a derechos humanos y de tiranías a regímenes no afines a los interés de las empresas (globales y nacionales) que constituyen el status quo neoliberal.

Esta ideología disemina su decálogo mediante la opinión pública (con señalamientos de abusos de autoridad, de violación de derechos humanos, falta de democracia, corrupción ya sean verdaderos datos, alterados o falsos) que es esparcida por los medios noticiosos y de entretenimiento a fines.

Empero, esto hoy tiene su respaldo en las plataformas como Netflix, Disney en las cadenas de noticias tradicionales (de TV y Radio). Sin embargo, estos medios están en crisis dado el desarrollo de las redes sociales que se han convertido en una alternativa ante el manejo de información/desinformación/subinformación de los medios globalistas dominantes, hoy las redes sociales, aun con las restricciones de Facebook, YouTube, Instagram, la información fluye y se ejerce una real oposición al status quo informativo.

En este orden de ideas es evidente que el poder y la filantropía neoliberal se ejercen por intereses específicos, que responde a una visión del mundo, a un decálogo del cómo debe ser el Estado, el gobierno, la economía, la sociedad y la persona.

La filantropía neoliberal es la forma suave y propagandística del viejo orden mundial de la Segunda Modernidad. No busca el bien social, aun que lo haga, estos son medios para garantizar el interés geoestratégico.

En esta Tercera Modernidad, con la caída de la globalización neoliberal (en 2020) se atraviesa por un descrédito del modelo neoliberal, que en el fondo reza: “libertad, democracia e individualismo sólo es valido si es afín a los intereses del deep states de Washington y del Occidente Colectivo”; por ello también las ONGS neoliberales están en debacle, pero no muertas.

Poder y filantropía, son formas de ser y mantener el status quo o de desarrollarlo. Hoy como siempre hay intereses en cada acción, juzgarla como mezquina, es obtuso, en geopolítica sólo hay intereses, y la finalidad de las potencias y de los Estados es garantizarlos.

Empero, es menester que el gobierno represente a su nación, no a las potencias extranjeras. El grave problema de América Latina, y en particular en México, es que durante el periodo neoliberal el gobierno fue testaferro de los intereses Washington y de sus trasnacionales.

Hoy en este mundo multipolar los países mal llamados emergentes (cuando en realidad son expoliados por el Occidente Colectivo) atraviesan una nueva edad de la razón de Estado, por tendencias soberanistas y antineoliberales que aparecen en todo el globo.

La rebelión está en marcha tanto en América Latina, en África, como en Medio Oriente, de hecho los gobiernos neoliberales de los países de la Unión Europea están en descrédito y enfrentan revueltas sociales como en Francia, Alemania e Inglaterra, producto de su crisis energética, económica y desindustrialización, (el jardín europeo cada ves es más jungla, aunque Josep Borrell, representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, no lo reconozca).

Hay una desoccidentalización del Globo, tan sólo véase el caso de los BRICS+ y de OPEP que desoyen a Occidente y a EEUU, aunado al actual proceso de desdolarización mundial, la rebelión de África como el caso de Niger contra Francia al suspenderle a los galos la exportación de oro y uranio. Los problemas del Occidente Colectivo son tan graves que su poder se ve mermado, están en crisis, su filantropía es vetusta y sus ONGS cada día que pasa son más desacreditadas.

Por lo tanto, la condición del poder y de la filantropía neoliberal en esta Tercera Modernidad es la decadencia del régimen unipolar y de una época que se niega a morir, y que está cayendo estrepitosamente, dando origen al nuevo orden mundial multipolar. En fin, ¿usted qué piensa?…

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