martes, mayo 21, 2024
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Falanges: Lo políticamente incorrecto, la autopercepción y el adulto

Luis Adalberto Maury Cruz

lmaury_cruz@hotmail.com

Pensar lo mismo que piensa la mayoría o grupo con frecuencia es sólo repetir oraciones sin entenderlas, dichos sin reflexionar, es impostura. El punto es tan grave que también se llega a tener sentimientos introyectados, sintiendo lo que no se es o no se tiene o no se siente genuinamente, es una suerte de síndrome del miembro fantasma o de disforia, pongamos el ejemplo de quien dice y cree ser: perro, ave o caballo, ciego o sordo, o niña declarándose transespecie, transdiscapacidad o transedad cuando a todas luces es humano, ve, escucha, es hombre y tiene 50 años. ¿Por qué se calla estas verdades? Porque es políticamente incorrecto decir estas verdades obvias y evidentes.

            Esta impostura es un falso pensamiento y con frecuencia se defiende de forma fanática y demente, como ocurre en política y en religión. Hoy esto se enmarca en la cultura woke, que es la ideología cultural neoliberal (que está presente hasta en los supuestos partidos de izquierda) que es fundada en la autopercepción y el hiperindividualismo.

            El contravenir una ideología dominante, no radica en llevarle la contraria, sino en pensar por cuenta propia, de tal forma que lo asumido sea vía la reflexión no por la imitación irreflexiva. En efecto, la reflexión es el principio de la emancipación. Así, es evidente que la  pregunta: ¿hay qué seguir a la mayoría o a un grupo? es irrelevante. Pues, se tiene el derecho de seguir o no a un grupo; diría la ley: “hay derecho de asociación”, pero también hay asociación delictiva y asociación de idiotas (ver la columna: Falanges: Lo políticamente incorrecto y el idiota), todo ello surge por la condición social del ser humano.

            Sin embargo, también se es individuo y hay derecho a esa individualización, pero es un deber existencial ser autónomo, so pena de ser un adolescente tardío o esclavo. Se puede seguir una ideología sin saber que se sigue, o se puede abonar a los intereses de otros en detrimento de los propios sin darse cuenta de ello; es crucial pensar, reflexionar es un acto de rebeldía frente a una realidad  y de cara a los intereses hegemónicos.

Las autopercepciones

Hoy la cultura woke con su narrativa a socializado el término de la “autopercepción”, y lo promueve como un derecho del individuo, lo cual parece sensato a primera vista, pero no hay el derecho de imponerla y no es obligación que otro la acepte. Pues, de hecho el libre desarrollo de la persona tiene como límite el libre desarrollo de otra persona, el límite de la autopercepción es el límite de la persona misma y del otro. Pero, ¿qué es la autopercepción?

            La autopercepción es la forma y el significado del cómo nos asumimos, es deseo de pertenencia y de aceptación. Por ello, es un como nos vemos y cómo queremos que nos vean; remite a ese “yo soy”. Pero esta puede ser clasificada como:

            1) Autopercepción imitativa e irreflexiva, ocurre al repetir y asumir de forma acrítica un “mantra social”: “soy feminista”, “soy panista”, “soy apolítico”, “soy cristiano”, “soy ateo”, “soy fruediano”, “soy indígena”, “soy whitexican”… Esta autopercepción se subdivide en dos:

            a) La autopercepción infantil, propia de los niños que están en fase de desarrollo psicológico, fisiológico y económico para ser adultos; es decir, personas autónomas; todos somos producto de procesos de socialización, por ello de la imitación, y allí mismo se construye la individualidad ese “yo soy”, que paulatinamente se emancipa y se ha de reconciliar con su entorno natural-socio-cultural; so pena de ser frustrado, amargado e infeliz; y

            b) La autopercepción como eterno adolescente, es producto de una débil estabilidad emocional, de problemas no resueltos (de enfermedades mentales o emocionales), es tener el deseo patológico de ser protegido y aceptado, (ver Falanges: La tercera Modernidad y el eterno adolescente), quiere hacer su voluntad, no pagar sus costos, que otros paguen por él, y que todo el mundo lo acepte, en efecto esto es berrinche. Remite al síndrome de Peter Pan, quien no quiere crecer y cree que todo lo puede. (Pan, dios griego, se le atribuía la generación del miedo enloquecedor, el pánico, y “pan” en griego significa todo, así, Peter Pan no es un personaje apacible, es una patología). ¿Acaso un eterno adolescente no es una persona patológica quizá funcional o con rasgos psicóticos o psicopáticos?

            2) Autopercepción reflexiva, ocurre cuando se acepta la “realidad” (que es el primer paso para transformarla); se piensa en los límites y costos de su transformación y se actúa en consecuencia.

            En efecto, como señala Heidegger, el humano es más ser que consciencia, es decir, siempre se será más imitación y social, pues es la naturaleza gregaria del ser humano, y la conciencia apenas es una pequeña luz en la inmensidad de la noche. Por ello, la conciencia adquiere sentido existencial al percatarnos de la finitud de la propia condición existencial y de la vastedad e infinitud de la Realidad, es en esta circunstancias donde acontece esa autopercepción reflexiva, que es liza y llanamente la base de la adultez. Por ello, lejos de validar la autopercepción hay que buscar la adultez.

            La infancia, el adolescente tardío y el adulto (autonomía económica, física, emocional y cognitiva, las cuatro). No son personas sino formas de habitar el mundo y de relacionarse con los otros; ni tampoco remite a los conceptos jurídicos de edad (minoría y mayoría de edad). Así, un niño, de 13 años, puede ser un infante porque no tiene madurez corporal y psicológica, aunque puede ser el dueño de una gran fortuna económica; una mujer de 38 años puede ser económicamente solvente pero emocional o cognitivamente dependiente. Se es adulto cuando se tiene autonomía al menos en esos cuatro aspectos. De lo contrario se es infante o un eterno adolescente (para decirlo en términos políticamente incorrectos ese último es un inválido existencial). ¿Conoce algún inválido existencial?… yo también. 

            En la actualidad hay un culto al adolescente tardío, al no querer ser responsable de sí mismo y endilgarle al otro ya sea real o ficticio (como es el cuerpo, la familia, la sociedad, el Estado, la religión, el patriarcado, el capitalismo, el comunismo…) todos los males que se padezcan sin reconocer la realidad y omitiendo asumir la carga propia de responsabilidad, cayendo en un placer y en el victimismo que es agresividad pasiva (berrinche políticamente correcto), un ejercicio de poder, solapado por conductas permisivas familiares, sociales o estatales. Este culto se enmarca en el placer de dominación y en el mercado.

            Este camino del adolescente tardío está impregnado de placeres malsanos  de productos y servicios que a la postre cobran fracturas en la propia carne, quedando una estela de problemas, diría Epicuro es placer de los cerdos.  

            Empero, la autonomía no es sinónimo de verdad, correcto, cierto, justo, bueno o bello, es una disposición y condición para construirlas en un marco de posibilidades reales y de falibilidad permanente. El adulto erra, pero se hace responsable de ello o, busca formas para tener menos cargas pero sabe que se equivoca.

            La adultez es es proceso continuo de emancipación no de lo dado por la naturaleza o por la cultura sino el cómo se asume, del porque sea a de modificar o no el entorno asumiendo el coto de responsabilidad propia. De lo contrario se sería un esclavo existencial de los propios traumas, lacayo de intereses que rara vez se comprenden.

            La autopercepción como eterno adolescente, es un inválido y un lacayo existencial. Cuyo fundamento es la hiperindividualización y la orfandad existencial, la primera es subsumir la realidad a las propias concepciones y apreciación al grado de negar todo tipo de objetividad autoevidente, la segunda es la carencia de límites, desasosiego y desarraigo; desprovisto de estabilidad emocional.  

            Hoy en esta Tercera Modernidad con sus sociedades e individuos líquidos (que huyen de lo sólido, lo permanente y el compromiso como diría Bauman) y del cansancio (sometidos al multitasking, aburridos, hedonistas y ansiosos de lo novedoso como señala Byung-Chul Han) pensar y lograr la autonomía plena es el mayor acto de rebeldía, ser adulto en una manada de adolescentes tardíos es políticamente incorrecto, la autonomía no se logra sin disrupción.

            Negar el cuerpo, la familia, la sociedad, el Estado, la religión, el patriarcado, el capitalismo, el comunismo es absurdo, hacer consignas y pintas diciendo se va a caer tal cual sistema es infantil. La acción política supone algo más que conglomerados, prueba de ello son las manifestación en países de la Unión Europea en contra de Israel y a favor de Palestina, pues el ataque a la Franja de Gasa no lo ha parado Netanyahu, y si se para será por razones militares, políticas y geopolíticas. Cabe aclarar, es obvio el derecho de expresión y de asociación (de manifestación) pero en sí misma es insuficiente, como ya lo señaló Tomas Mojarro.

Algunas conclusiones

La primera autopercepción que es imitativa e irreflexiva, la he dividido en dos: la  de la infancia y la del adolescente tardío; la segunda es reflexiva, es propia del adulto (es la autonomía económica, física, emocional y cognitiva, las cuatro).

            El humano siempre piensa en tanto que tiene procesos neuronales, perceptivos y psicológicos, siempre está aprendiendo; sin embargo, la reflexión no se da desde el inicio, supone un proceso de maduración tanto neuronal como psicológico, pudiéramos suponer que en un sentido estricto no todos reflexionan y menos aun hacen autorreflexiones de forma permanente y sistemática.

            Es esa autorreflexión sobre si mismo y sobre la relación con el entorno, la que da la pauta para la forma y el significado del cómo nos asumimos, remite a ese “yo soy” que de ser sano a de buscar la autonomía (física, económica, emocional y cognitiva) en aras de ser adulto.

            La autopercepción que deriva en el adolescente tardío es el camino de la invalidez y la esclavitud existencial. El único camino contra el establisment y la servidumbre es el pensar por cuenta propia.

            No hay adulto sin disrunción, no hay salud sin reconciliación con los otros y el entorno, so pena de ser una consciencia desventurada y una calamidad para propios y extraños.

            En fin, ¿usted qué piensa)…