sábado, mayo 18, 2024
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¡Ay, Cristopher! ¡Cristopher!

Lorenzo León Diez

El libelo es un género periodístico literario, el diccionario dice que fue creado como forma escritural de la calumnia. Por eso es un género inmoral por excelencia, pues está forjado para denostar, prescinde totalmente de la argumentación razonada, meditada, coherente que demanda cualquier pensamiento lógico, se ahorra tránsitos conceptuales, se basa en el adjetivo.

En Letras Libres (febrero 2023) su dueño, Enrique Krauze, giró una orden a uno de los de su mesa de redacción, el más destacado. Sí, Cristopher Domínguez se ha hecho un protagonista de nuestras libres letras, desde muy joven destacó no solamente en la escritura sino en su exposición oral, lo recuerdo como el polemista más brillante en una reunión académica organizada por la Universidad Veracruzana de ese entonces, finales de los 70, principio de los 80. Citó una novela, la primera del bolchevismo en respuesta a uno de los viejos eruditos sobre el tema de Rusia.

Dice que leyó completito El Capital por esos años. A diferencia quizá de otros, los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública que editaron un libro para los maestros y los niños Un libro sin recetas para la maestra y el maestro. “87 páginas donde menudean las faltas de ortografia y se adoctrina a los maestros de educación básica con los más básicos (.) rudimentos del marxismo leninismo (.). el marxismo es uno de los pensamientos más complejos y autotélicos de la historia. (.) Marx no es recomendable para nuestros maestros de educación básica, por ser una obra farragosa y anticuada (.) y empíricamente falsa si se lee como sentencia de muerte contra el imperturbable capitalismo, pues es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. Algo de ello saben en Palacio Nacional, dada la ortodoxia financiera, muy del gusto neoliberal, de la autoproclamada 4T”.

Luego de su sesuda argumentación Cristopher endilga los adjetivos consabidos a los funcionarios de Materiales Educativos de la SEP Marx Arriaga, “y su subordinado chavista Arturo Laiza (.) cualquier atisbo de sofisticación intelectual es del todo ajena al funcionario de la SEP. En cuanto al señor Loiaza, estaba en la Venezuela de Chávez y Maduro, dedicado a otros menesteres, como poner su granito de arena en la destrucción institucional, económica y política de su país. Quizá ya no encontrando nada que destruir por allá, comisarios como él vinieron al México de la 4T a contribuir, con modesto entusiasmo, a la nueva demolición”.

Como pueden ver en estas citas, aquí está expuesto de cuerpo entero la estructura del libelo, género no subgénero, pues llega a tener firmas de prestigio como la de Christopher. Es preciso anotar que Enrtique Krauze no escribiría un texto así, pues mancharía su propio estilo. Esto lo hacen, ahora sí, los subordinados, por algo están en la nómina.
En primer lugar Krauze no firmaría este texto porque es evidente: Letras Libres facturaba sólidamente en la SEP, una cantidad mensual de ejemplares vendidos a precio de portada durante los tres sexenios últimos: Fox, Calderón y Peña Nieto.

Krauze es elegante, no diría de Bakunin “panfletario infame”. Que Marx “ejerció personalmente el poder político más que sobre dos docenas de sectarios”, que Lenin en ¿Qué Hacer? Escribió un “panfleto incomprensible”, recomendarlo la SEP “muestra el antojo totalitario de este par de funcionarios” y luego un vasto etcétera: “carnicerías de Sendero Luminoso”, “instrucciones” del “estalinismo dinástico en Cuba y el populismo depredador en Venezuela”. Y aún hay más: los populistas de nuestro siglo son “Trump, Bolsonaro, Orban, López Obrador, Kirchner, (.) ígnaros a quienes los intelectuales y los científicos les dan tirria, lo cual los hace distintos de sus ancestros fascistas o comunistas”.

¡Ay, Cristopher, Cristopher…Tache!

Pero bueno, ese es el precio de no ser libre en letras y obedecer las órdenes coléricas del jefe.

En tu texto hay una palabra que no está en el Diccionario de la Real Academia Española: autotélico. Pero hay nombres que dan caché al texto: Paul Ricoeur, Valery Larbaud…Es preciso notar que un libelo requiere siempre de llamar a los inmortales en defensa de nuestras ideas.

Yo no he leído el libro mencionado de las SEP, pero es interesante saber que se trate a estos grandes pensadores y hombres de acción, los mayores de finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. Sus nombres, separados o juntos, son la marca de las convulsiones sociales planetarias…hasta la fecha.

Yo no siento que haya tirria del gobierno de la 4T contra los intelectuales y los científicos (nosotros diría Cristhoper) porque me hayan cancelado un jugoso contrato. Ni me hayan recortado los viajes, los buenos hoteles, las giras culturales, y en fin, todo lo que es la parafernalia centrada en las instituciones y sus alianzas con el dinero, como es precisamente la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

En lo que respecta a la argumentación, es evidente que no existe ninguna en el artículo de Cristhopher. Si Marx y Lenin no tuvieran nada que decir a los maestros de los niños sí estaríamos viviendo un momento otro.

Pero es todo lo contrario. Bifo, el pensador boloñes, Franco Berardi, entre otros, como Gianni Vattimo, se han ocupado de transmitir a la acción política contemporánea la dinámica que significa la crítica histórica y filosófica que ejercieron estas personalidades.
De la pertinencia actual de la obra de estos dos hombres, el famoso Slavoj Zizek, editó un volumen donde 17 autores de gran nivel se conjuntan alrededor de un Lenin reactivado. Hacia una política de la verdad. (En internet epublibre. trilivillus).

Los maestros que enseñen a los niños lo que sucedió en esas décadas, hace más de cien años, requieren materiales y quizá las faltas de ortografía expresen también un rudimento que se abre paso en las oficinas gubernamentales que cursaban en contubernio con los “intelectuales y científicos” que quieren abanderar Krauze y Cristopher pero que realmente no los representa más que a ellos.

El concepto teórico político que está en la obra de estos intelectuales que reflexionan en la tradición de Karl Marx y Vladimir Illich Lenin tiene en su sustancia la tradición inconformista, rebelde, de críticos atentos a la evolución de la desigualdad, la marginación y la expoliación, de grandes sectores de la sociedad, llámensele pobres, proletarios o débiles, como propone el comunismo hermenéutico de Vatimo, o el cognotariado, de Bifo.

“Un pensamiento atento a la textura rizomática de la realidad. ¿Quiénes son los débiles? Los débiles son el desecho del capitalismo. Estados subdesarrollados, partes inservibles y ciudades miseria que representan más de las tres cuartas partes de la población mundial”.
El régimen de Andrés Manuel López Obrador no es un proyecto comunista ni socialista, frente a los movimientos de esta índole la tradición mexicana revolucionaria, que tiene su culmen en el ideario de Lázaro Cárdenas, solo ha reclamado la aplicación real de la Constitución de 1917, documento al que el neoliberalismo mutiló en su aspiración original con las reformas de la propiedad agraria y la actividad energética.

La demolición a la que aduce Cristopher en Palacio Nacional se refiere al cobro puntual de impuestos, a la aplicación de los derechos laborales (la revista Nexos a su vez se vio afectada por estas normas incumplidas), a una administración pública que destierre la corrupción, un sistema electoral ciudadano y no regido por las burocracias doradas que consensuan las élites partidarias en reparto de cantidades de dinero extratosféricas. La 4 T se puede sintetizar en tres palabras: por favor, decencia.