viernes, mayo 3, 2024
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Abogados, ¿y la ética dónde quedó?

“¿Dónde dejaron su ética estos chacales?” Me preguntó el otro día el licenciado Raúl Vargas. Es común que a su despacho lleguen clientes pidiendo apoyo urgente porque sus asuntos se complicaron. “Y me doy cuenta –comenta– que fue debido a que sus abogados no ejercieron los recursos jurídicos adecuados o, peor aún,  se corrompieron y los emplearon en su contra. ¡O sea, sólo les cobraron para empinar sus casos!”.

Es alarmante que muchos pseudo abogados tengan en sus manos asuntos tan delicados como la libertad de personas, sus patrimonios e incluso el potencial desarrollo sano de menores. Dicho de otro modo, estos abogados, carentes de ética profesional, usan sus conocimientos para destruir la vida de familias enteras sin ningún tipo de remordimiento mientras que además les vacían los bolsillos. 

Vargas, quien encabeza una barras de abogados, señala que una parte de la solución consiste en lo que él llama la “pavimentada y la terracería”. La “pavimentada” consiste en regular y profesionalizar el ejercicio de la abogacía mediante la colegiación, actualización, certificación, revisión y observancia de códigos de conducta porque “el ejercicio de un Licenciado en Derecho –comenta– es esencial, ya que está relacionado directamente con la vida, salud, seguridad, libertad y el patrimonio de las personas. A todos nos conviene que haya mejores abogados”.

La “terracería” consiste en, irónicamente, emplear acciones legales contra las “manzanas podridas”, donde las autoridades pueden suspender su derecho a ejercer abogacía e imponer años de prisión. “Eso –menciona Vargas– además del desprestigio público para que la gente los ubique y no caiga en sus manos”.

Tal es el caso de la abogada Margarita Badillo Castillo, de la ciudad de Poza Rica, quien está denunciada (258/2023) por usar trampas para dilatar un juicio y dañar a un niño de sólo cinco años. Por aberrante que parezca, mediante presuntos sobornos, fue ayudada por las jueces de lo familiar Petra Elena Aguirre Cajal y Cecilia Vidal Acosta, junto al doctor Nezahualcóyotl García Torreblanca, quienes también están siendo investigados por la Fiscalía como partícipes del delito.

“¡Y es que no se vale! –exclama Vargas– Abogadas, jueces de lo familiar y médicos nunca deben emplear sus títulos, conocimiento y cargos para dañar a terceros, y en especial a niños indefensos”.

¿Y la ética dónde quedó? ¿Por qué muchos abogados dejaron a un lado sus principios y valores? ¿Qué les pasó para actuar de una manera tan baja y ruin? ¿Es culpa del “sistema” o ya eran así desde antes? ¿Habrá alguna forma de que las universidades públicas filtren a futuros chacales?

De otra manera, se les seguirá empoderando mediante conocimientos que posteriormente usarán para perjudicar a la sociedad. Algo similar a un militar o policía que emplea el entrenamiento y formación que obtuvo con recursos públicos para desempeñarse en favor de un grupo delictivo. Sin duda, esto da para abrir debate.

Lo cierto es que sin importar nuestra carrera u oficio, debemos aplicar nuestros conocimientos de manera correcta. ¿Por qué? Porque eso nos separa de los animales; porque sólo así podremos ver a los ojos a nuestra familia, amigos y también a nosotros mismos; porque así nuestra conciencia y reputación estarán en paz; porque nuestro honor y prestigio depende de ello y, además, porque nadie nunca podrá preguntar dónde quedó nuestra ética. ¿No cree usted?