Gerardo Alvarado Castillo, profesor e investigador de la Universidad Veracruzana (UV), y Griselda Benítez Badillo, investigadora del Instituto de Ecología AC (Inecol), obtuvieron el registro de su segunda patente denominada “Dispositivo para sujeción de vendajes”, ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
El profesor de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la UV compartió que el dispositivo es resultado del trabajo colaborativo entre él y la investigadora del Inecol, que comenzó con el desarrollo de un método de control de la roya del café, la primera patente que registraron ante el IMPI.
Ambos coincidieron en que la invención es resultado de una necesidad. “Cuando estaba en cama, pensamos en cómo el broche para vendas es poco funcional, se bota y se pierde. Nunca imaginamos que esa plática nos llevaría a patentar una idea”, expresó Griselda Benítez.
“La investigadora tuvo molestias con el broche para sujetar vendajes, denominado ‘imperdible’; pensamos en mejorarlo o inventar algo que lo sustituyera. Se nos presentó este problema y nosotros tratamos de resolver”, relató Gerardo Alvarado.
Esta determinación ha sido forjada gracias a que han tomado algunos cursos sobre transferencia de tecnología y cómo patentar investigaciones en la UV a través de la Oficina de Transferencia de Tecnología (OTT) y en el Inecol, para proteger sus ideas e invenciones.
En ese sentido, el docente universitario recomienda a sus alumnos proteger sus conocimientos, porque una invención puede abonarle mucho a la Universidad a través del proceso de producción y comercialización de una patente.
“El siguiente paso es enseñarles que existen estos procesos, los cuales nos llevan a un desarrollo tecnológico y a empresas de plataforma tecnológica”.
Dispositivo para sujeción de vendajes
Los investigadores explicaron que la invención patentada hace referencia a un dispositivo para sujeción de vendajes o textiles; está basado en un principio de sujeción de tres puntos que une un sistema muescas y salientes que se interconectan y se adaptan para aprisionar el tejido de una venda, de tal manera que impide que se afloje y caiga.
“El broche que existe actualmente tiene dientes metálicos que lastiman a las personas y con este dispositivo evitamos heridas en el usuario e infecciones al ser hipoalergénico, además ofrece un mejor ajuste ya que su diseño permite apresar la tela sin deteriorarla. Se puede elaborar en la forma y color que se desee, no solo tiene que ser funcional, también comercial”, apuntó Gerardo Alvarado.
En tanto, Griselda Benítez explicó que se pensó en el costo-beneficio, ya que el broche tradicional tiene un precio más bajo, pero se utilizan más porque terminan perdiéndose, esto provoca que al final se ponga algún otro objeto para fijar el vendaje.
“La ventaja del dispositivo es que uno solo puede ser usado por más personas, es decir, tiene un periodo de mayor duración, por lo que es competitivo en el mercado. Además, se puede elaborar con plástico reciclado y de esta manera se aporta a la sustentabilidad”.
Cabe mencionar que la investigación se llevó a lo largo de un año, mientras que el proceso de registro de la patente tardó cinco (se ingresó al IMPI en 2017). Tiene 20 años de vigencia, suficiente tiempo para trabajar, hacer un análisis de mercadotecnia, trazar el plan de negocio, empezar a ver quién es el líder en el mercado y tocar puertas.
El dispositivo puede elaborarse con plástico reciclado, en colores y formas diferentes. Aunque el beneficio primordial de todo invento es para la sociedad, la patente también aporta a los creadores, pues además de motivarlos suman puntos para el Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Verónica Piedra Castillo, encargada de las actividades de propiedad industrial en el Inecol, explicó que desde hace algunos años el SNI otorga una puntuación por el ingreso de solicitudes de patentes, y el porcentaje es mayor cuando hay transferencia de tecnología.
Mencionó que parte de los trabajos de la Red de Oficinas de Transferencia de Tecnología en México –la UV cuenta con esta figura– es conseguir los contactos para transferir, pero existen lineamientos al interior de cada institución: si se concreta el proceso se realiza un contrato, los recursos económicos dependerán del estudio de mercado, el tamaño del mismo y de las utilidades o regalías obtenidas: los porcentajes se dividirán entre la institución, los investigadores y los laboratorios donde trabajan, y la OTT.
Sin embargo, Gerardo Alvarado comentó que el principal reto ahora es capacitar a las nuevas generaciones sobre el proceso de patentar, especialmente en los niveles de maestría y doctorado, donde se genera nuevo conocimiento.
“Debemos formar a los estudiantes para que desarrollen conocimiento que solucione problemáticas reales y llevarlo a buen término sería la comercialización del mismo”. No obstante, Griselda Benítez mencionó que otro reto importante es cómo dar el paso hacia la transferencia de tecnología y la comercialización.
Vinculación universitaria
Serafín Flores de la Cruz, titular de la Dirección General de Vinculación de la UV, expuso que una opción para apoyar a los investigadores, por parte de la OTT, es brindarles asesoría, acompañamiento y la realización de los trámites que requiere el proceso de registro de sus patentes ante el IMPI.
En tanto, la secretaria de Desarrollo Institucional de la UV, Jaqueline del Carmen Jongitud Zamora, adelantó que se revisarán y analizarán todas las patentes que hasta el momento han registrado investigadores de esta casa de estudios, a fin de identificar aquellas que tienen un mayor potencial de comercialización y hacer los trámites correspondientes para dar el siguiente paso.
“El Programa de Trabajo 2021-2025 ‘Por una transformación integral’ en sus ejes transversales contempla a los derechos humanos y la sustentabilidad que, pensados en términos de la finalidad de la educación superior, es contribuir a mejorar la calidad de vida de la población.”