Agencias
Acercar las obras de teatros, cine, títeres, pintura, música y literatura a las colonias de la periferia y comunidades genera sensibilidad y conexión entre los vecinos; sin embargo, es insuficiente para aminorar los hechos delictivos, consideraron directores de casas productoras de títeres.
Sol Gutiérrez Sánchez, de la compañía Títeres Triciclo de Metal; Giovanni Cortés, de Maldito Teatro; Cuitláhuac Pascual, de Hombre Gacela; Jaqueline Serafín, de la Liga Teatro Elástico, y Marisol Torres, directora ejecutiva de Hombre Gacela, explicaron que el teatro al aire libre generan un punto de encuentro entre los vecinos que los sensibiliza y los une para ser responsables con sus espacios
Sol Gutiérrez, de Títeres Triciclo de Metal, explicó que llevar estas puestas en escena a las colonias de la periferia de la ciudad y comunidades rurales pueden constatar que estos encuentros genera un vínculo comunitario.
“El arte te conecta con la amiga de la colonia, los hijos de tus vecinos. Vas a ver el espectáculo y ahí ves al de la tortillería, ves a la señora que te encuentras en las mañana cuando llevan a sus hijos a la escuela y volteas a ver al de al lado y te das cuenta que todos se están riendo y sintiendo de lo mismo que aparece en escena”, expuso .
Sin embargo, agregó Jaqueline Serafín, aun cuando el arte o el teatro en particular puede ser un punto de encuentro y generan un ambiente social, no es suficiente para disminuir los hechos de violencia en una comunidad rural o en una colonia de la periferia.
Aclaró que el arte no sustituye las necesidades básicas del individuo como la alimentación, el calzado, el vestido, la salud, la educación, una vivienda.
Consideró que los gobiernos municipales, estatales y el federal deben garantizar primero un país ordenado, en el que niños, niñas y adolescentes cuenten con alimentos en sus mesas, acceso a las escuelas y medicinas en los centros de salud.
“La gente tiene que estar bien primero en sus necesidades básicas. El teatro no va a suplirlas (…) a nivel social el país tiene que estar ordenado, organizado. Tenemos que tener para vivir. Si a los muchachos no les damos eso, ¿qué van a estar pensando en el arte?”, planteó.
Cuitláhuac Pascual, de Hombre Gacela, explicó que el teatro comunitario lo han llevado a las colonias de la periferia de Xalapa y ahí escuchan las preocupaciones de los vecinos que van desde la inseguridad y la falta de servicios públicos como el agua potable y limpia pública.
“Es una manera de empezarse a organizar desde el teatro porque decimos: ‘Vamos a empezar una obra con sus problemáticas y se involucran y toman conciencia’, al menos ese grupo que participa. Y es un ping-pong y dicen: ‘Sí vamos a combatir la violencia, vamos a solucionar el problema de la basura’. Y dicen: ‘Sí, la basura es un problema de todos, no sólo del gobierno’”, expresó.
Al cuestionarles por el reciente homicidio cometido por una persona que se considera parte de la comunidad artística de Xalapa, el fotógrafo Carlos Armando “N”, quien presuntamente asesinó al ingeniero de iluminación Víctor Muro, el 7 de octubre, entrevistados expusieron que cada individuo debe hacerse responsable de su forma de pensar y sus actos.
Marisol Torres, directora ejecutiva de Hombre Gacela, comentó que el ser humano nace con la facultad del libre albedrío y es su decisión si sus pensamientos y su andar lo lleva a caminos oscuros o claros.
Refirió que los estudiosos de la mente, como lo psicólogos, han hecho hincapié una y otra vez que las emociones como el enojo puede llevar a la ira y hacer que las personas pierdan la razón.
“Los psicólogos dicen que las emociones son como una droga que está en tu cuerpo. Cuando llegas a un extremo del enfado o del odio puede desatar en la persona casi una animalidad, que no ocurriría de forma común. Siempre está la decisión que tenemos que es el libre albedrio, que es una línea delgada del camino oscuro o el claro”, finalizó.