Orizaba, Ver.- La discriminación y la desigualdad de tratamientos, condena a pacientes con VIH Sida en la mayoría de los países del mundo; además, la pandemia por covid-19 detuvo los avances en la lucha contra la enfermedad y agravó la escasez de recursos para atenderla y prevenirla, manifestó Alejandro Mendoza Molina, presidente de la asociación civil Sí a la Vida.
Al respecto, sostuvo que, sin embargo, dichas desigualdades no son inevitables, por lo que la ONUSida instó a todos a trabajar para superarlas.
“El eslogan ‘Igualdad Ya’ es una llamada a la acción, pretende impulsarnos a trabajar en todas aquellas acciones prácticas que se ha demostrado que son necesarias para abordar las desigualdades y ayudar a poner fin al sida”, expuso.
Sostuvo que deben haber compromiso para aumentar la disponibilidad, calidad y la idoneidad de los servicios para el tratamiento, las pruebas y la prevención del VIH a fin de que todas las personas reciban la atención que requieren.
Planteó necesario reformar leyes, políticas y prácticas para abordar el estigma y la exclusión a los que se enfrentan las personas que viven con el VIH, los grupos de población clave y las poblaciones marginadas, “de modo que todo el mundo sea respetado y bienvenido”.
Alejandro Mendoza Molina afirmó que es necesario garantizar el intercambio tecnológico mundial para permitir el acceso igualitario a la mejor ciencia para tratar al VIH.
Añadió que los nuevos datos de ONUSida sobre la respuesta mundial a esta enfermedad revelan que durante los dos últimos años de la pandemia de covid-19 y otras crisis mundiales, “el progreso contra el VIH ha decaído, los recursos se han reducido y, como resultado, hay millones de vidas en riesgo. Tras cuatro décadas las desigualdades persisten en los servicios más básicos, como el acceso a las pruebas de detección, el tratamiento y los preservativos, y son aún mayores en el caso de las nuevas tecnologías”.
Expuso que únicamente un tercio de las personas de los grupos de población clave, entre los que se incluyen los homosexuales, las personas trans, los consumidores de drogas, los trabajadores sexuales y los prisioneros, tienen acceso regular a la prevención. Lamentó que los grupos de población clave se enfrentan a importantes barreras legales, como la criminalización, la discriminación y el estigma.
El activista detalló que al finalizar 2021, 38.4 millones de personas vivían con VIH, de las cuales 36.7 millones son personas adultas, 1.7 millones, niños y niñas. A finales de 2021 se estimaron 1.5 millones de nuevas infecciones, en comparación con las 3.2 millones de personas en 1996, lo que significa una reducción de 54 por ciento. Ese año , 1996, fue el que registró el mayor número de nuevas infecciones.
De 2010 a 2021, los nuevao casos descendieron alrededor de 32 por ciento, al pasar de 2.2 millones a 1.5 millones en 2021. Las mujeres y niñas representaron 49 por ciento de todas las nuevas infecciones el año pasado.
En este mismo periodo, las nuevas infecciones por el VIH en niñas y niños descendieron 52 por ciento, de 320 mil, en 2010 a 160 mil. Durante el 2021, alrededor de 650 mil personas fallecieron por enfermedades relacionadas con el Sida, con una disminución de más de 68 por ciento, respecto a 2004, año con mayor número de defunciones y de 52 por ciento respecto a 2010.
La mortalidad por este mal ha disminuido 57 por ciento entre mujeres y niñas; y 47 por ciento entre hombres y niños desde 2010.
