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Sobre narrativas y su expresión

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En el universo de los medios de información convencionales, existe una clarísima polaridad en la narrativa sobre los resultados del gobierno federal. Salvo contadísimas excepciones de algunos medios impresos, tal narrativa tiende a desvalorar y, casi siempre, contradecir con interpretaciones sesgadas o manipuladas al gobierno federal. Esto incluye a toda la gama de comunicadores; desde los fabricantes probados de noticias falsas como Loret de Mola, hasta prestigiosos medios electrónicos que han sufrido el acoso y la censura del régimen anterior. Hay, desde luego, formas de hacerlo. Algunos lo hacen con más pudor que otros, pero la tendencia dominante en la abrumadora mayoría de los medios informativos convencionales sostienen una narrativa contraria al gobierno y a la 4T.

Es normal, ningún medio de comunicación es imparcial. Nunca. Siempre tienen una forma de entender e interpretar la realidad y la muestran. Sea por intereses comerciales o por auténtico convencimiento ideológico, los medios expresan siempre alguna polaridad a favor o en contra de lo que esté en la discusión pública en cualquier momento dado. Los más prudentes procurarán ser ponderados en la información presentando los diversos puntos de vista, pero mantienen una posición ideológica/editorial al respecto.

Por eso es de notarse que, salvo un puñado de excepciones que no superan los dedos de una mano, los medios formales cuentan una narrativa francamente contraria o confrontada al gobierno y manipuladora de la información.

Es el caso de la reforma eléctrico/energética. Los medios optan por reproducir la misma cantaleta machacona respecto a que el gobierno contamina. Es falso. Porque no se trata de producir petróleo para producir energía eléctrica, se trata de poner la energía hidroeléctrica en la cabeza de la cola de distribución, no al final de las privadas, como está ahora.

Pasa que la conversación social sobre los temas principales no está ya en los medios convencionales sino en las redes sociales. Y en las redes sociales quien tiene la iniciativa estratégica y el dominio real es el gobierno. Esto es así no tanto por la estrategia de comunicación como por la aceptación real que tiene la gestión de la administración federal.

La discusión pública ha cambiado de cancha y de perfil. Ya no son los opinólogos y los analistas los que tiran línea, marcan tendencias y mayorías de opinión, sino la gente –los gobernados– y una generación de comunicadores de nuevo perfil también en las redes sociales.

Y las narrativas tanto de la reforma eléctrica como de la revocación del mandato son completamente distintas.

La alentadora inflexión que vive el país tiene en la narrativa de la abrumadora mayoría de los medios formales a un enemigo declarado.

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