Ayer se analizaba en este espacio editorial la circunstancia de debilidad política integral del presidente estadounidense Joe Biden. Los errores que el bloque occidental ha cometido en esta crisis son brutales. Desde invitar a Ucrania a sumarse a la OTAN, hasta declarar un boicot comercial que tiene a las economías europeas al borde de una crisis terminal, a la que se agrega para empeorar la más alta inflación en 40 años. Es una situación muy seria y de muy fácil solución. Basta con sentarse frente a Putin y acordar dejar un territorio desmilitarizado entre fronteras militares, esto es, entre Rusia y Europa central, Ucrania. La solución está completamente en manos de Biden y los gobiernos europeos pertenecientes a la OTAN. Cosa altamente improbable que pase porque no parecen darse cuenta cabalmente del problema que enfrentan. Al penoso fracaso de Biden en Arabia Saudita se suman los aliados atlánticos con propuestas estúpidas. Tal es el caso del canciller alemán sustituto de Angela Merkel, el que aceptó invitar a Ucrania a la OTAN, cosa a la que por décadas se opuso Angela Merkel.
Ahora el vicecanciller y ministro de economía alemán, Robert Habeck, aseguró en una entrevista televisiva que pasa menos tiempo en la ducha para ahorrar energía en vista de la reducción de los suministros gasísticos rusos, incluso que piensa en dejar de calentar su casa en invierno, aunque reconoció que las personas que trabajan en casa y “los jubilados con pensiones pequeñas” no podrían permitírselo. Que seguirá las recomendaciones de su ministerio de lavarse solo cuatro áreas del cuerpo. Es de locos porque la solución es simplísima. Quitarse de estupideces y levantar el embargo. En entrevista dice además a los ciudadanos que si quieren enfurecer a Putin se laven solo cuatro áreas del cuerpo.
Hace apenas unos días Putin llamó “delirio” a los llamamientos en Europa a “lavarse solo cuatro áreas” del cuerpo para “indignar” al presidente ruso. Piedad, ¿en manos de quién está el mundo occidental? Parecen esmerarse por empeorar su propia situación, con todo y la amenaza alimentaria en el próximo invierno.
La tensión tiene una salida de escape: Rusia y Ucrania firmaron ayer viernes un acuerdo para reabrir los puertos ucranianos del Mar Negro a las exportaciones de grano, lo que aumenta las esperanzas de que se pueda aliviar una crisis alimentaria internacional que afectará dramáticamente a Europa. Durante el último año las decisiones occidentales han afectado principalmente a las economías occidentales, no a Rusia. Apenas ayer Rusia y Ucrania acordaron abrir puertos. Sin embargo, los países europeos acuerdan nuevas medidas anti rusas. Es esquizofrénico.
Además, en medio de lo que parece la crisis terminal del capitalismo depredador, surgen otros modelos de capitalismo y de gobierno en Latinoamérica y el mundo ajenos a la lógica neoliberal que prueban ser no solo viables sino exitosos.
