La Arquidiócesis de Xalapa criticó el conformismo de ser espectadores pasivos y esperar a que todo se nos regale, y el que muchas personas han olvidado injustamente que todos debemos participar en el desarrollo integral de todos, sin excepción alguna.
En el comunicado dominical emitido por la Oficina de Comunicación Social, destaca que actualmente se vive el letargo de ser mejores personas, la saciedad de nuestros propios gustos y el afán desmedido de la promoción personal sin meta alguna, la indiferencia y descaro de quienes pueden y deben hacer mucho por los demás.
En ese tenor, se destaca la importancia de la experiencia comunitaria de la fe, porque ayuda mucho a madurar la vida relacional entre todos y nos hace agentes activos del cambio integral.
Ante esta situación compleja que enfrentamos como sociedad veracruzana, agrega, el evangelio de San Lucas nos indica la vivencia del reconocimiento de los otros:
Es importante la experiencia comunitaria de fe porque ayuda mucho a madurar la vida relacional de todos.
Destaca que el caminar solo es contrario a la fe, pues se pierde la riqueza y lo bello de la existencia en toda su profundidad. La fe vivida en comunidad permite caminar por un sendero seguro, pues permite que Dios se revele con todo su esplendor y gloria hasta colmar los anhelos y deseos más profundos y auténticos de la persona. Vivir en y desde la comunidad nos unifica para luchar día a día por los grandes ideales de la justicia y la paz.
Se señala que la comunidad de fe se convierte en un apoyo para que el creyente se vaya conociendo a sí mismo, pero, sobre todo, para que la persona se inicie en el reconocimiento y promoción del desarrollo de los demás.
El documento, signado por el presbítero Juan Beristáin de los Santos, destaca que la vida de fe en Cristo nos inserta en toda la realidad que vive la persona y la comunidad en este siglo XXI.
Por último, sostiene que el mayor de los beneficios que pueden hacerse a un pueblo, es enseñarle a la vez los deberes de un buen cristiano y un buen ciudadano.