sábado, abril 27, 2024
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En La Jornada tenemos que informar sobre la crisis y dar nuestra opinión: Carlos Payán

En los primeros meses del año 1984, en unas oficinas improvisadas, me recibió Carlos Payán Velver, para contestar generosamente mis preguntas sobre el nuevo diario que estaban organizando, con él al frente, el grupo de escritores, intelectuales, artistas y periodistas que fundarían el periódico que sería, hasta hoy, el diario emblemático de la izquierda y el pensamiento liberal de México. Esta conversación se publicó en el número 22 de la revista Extensión, de la Universidad Veracruzana, que yo dirigía. Ahora, que se celebran 38 años del nacimiento de esta empresa y que me encuentro, orgullosamente, siendo parte de La Jornada Veracruz, considero que este texto tiene una cualidad histórica innegable y que es oportuno conocer el pensamiento germinal del diario que ha fructificado en diversos medios estatales y cuya presencia nacional es inseparable del ascenso al poder del Estado, del movimiento popular que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha nombrado como la Revolución de las Conciencias.

Lorenzo León (LL): ¿Cuál es la constitución jurídica y financiera de La Jornada?

Carlos Payán (CP): La Jornada es una sociedad anónima constituida por dos tipos de accionistas: el primer grupo son los de acciones comunes constituidas en mayoría por escritores, reporteros y trabajadores de la prensa. Este tipo de acciones también están suscritas por personalidades que hemos invitado para que la voluntad de grupo se exprese además con una especie de sabios o senadores que orienten, apoyen, equilibren esta voluntad creativa. Son 130 personas en total. El otro grupo son las acciones preferentes de voto limitado y de donde está surgiendo el capital social de La Jornada. La razón de estos dos tipos de acciones es para proteger al diario de la incursión en esta voluntad creativa del poder político, el poder financiero y el poder industrial. Se trata que quede en manos de los hacedores del periódico la decisión sobre su línea política y sobre su política general en la práctica cotidiana.

La asamblea de accionistas ordinarios es la voluntad suprema. Ésta nombra al director y al Consejo de Administración. La Dirección fija y aplica la política editorial en colaboración con los responsables de las áreas de información, edición, de la mesa de redacción y los responsables de la relación con los escritores y colaboradores.

LL: ¿Con qué instalaciones nace La Jornada y dónde estarán sus oficinas?

CP: Como en el país existe en la industria gráfica una capacidad instalada que sobrepasa la demanda (cosa agudizada por la crisis) hemos decidido maquilar la impresión y estamos en el proceso de negociación para adquirir hasta lo que consideramos la preimpresión, que será la maquinaria más desarrollada que circula en el mercado.

El barrio donde vamos a imprimir La Jornada y donde estarán nuestras oficinas es la colonia Guerrero, cerca del salón Los Ángeles, cerca de la cantina La Única, cerca de Tlatelolco. Un barrio con gran tradición periodiquera y periodística. Un gran barrio, proletario también.

LL: ¿Qué nos puede decir de lo estilístico, de la escritura propia de divulgación?

CP: Estamos proyectando un periódico que dé atención muy especial a la información, complementada con una reflexión muy cuidadosa por parte de escritores y colaboradores. En el caso de la información la deducimos en dos partes, la que se produce cotidianamente en todos los sectores y la que nosotros pretendemos producir a través de nuestros reportajes de investigación. Esta información producida grupalmente quiere aplicar un subrayado en la vida cotidiana de los mexicanos, especialmente en las zonas urbanas. Por ejemplo, este tema: el Metro, no hay quién cuente esta historia: el tiempo de traslado de los trabajadores, las angustias, los padecimientos. El reportero que cuente esto puede hacer una verdadera historia, en el sentido no solamente informativo sino genérico, de tal manera que el reportaje alcance en su constancia, la forma libro. Y lo mismo con la prostitución, los vendedores, las drogas, etcétera. Una vida que sucede todos los días y es inagotable. Trataremos la información en forma concentrada, notas breves que se distribuirán en un tamaño tabloide de 28 a 32 páginas.

Pensamos también un día a la semana dedicarlo a temas fijos. El lunes, por ejemplo, dedicar dos páginas a la ecología, el martes a la ciencia y a la tecnología; el miércoles a la educación, el jueves a la economía, el viernes a los libros y a la literatura… quizá una página a la mujer.

LL: ¿No se corre el riesgo, como algún periódico lo hace, de que sean páginas muy pesadas por su especialización?

CP: Queremos que sean páginas vivas, por supuesto, que incluyan todos los géneros, reportaje, crónica, bibliografía, lo mismo que, como todas las secciones, ofrezcan servicios para que en la crisis el lector no tenga que comprar dos periódicos para saber lo que está pasando.

LL: ¿Cómo considerarán la información policiaca?

CP: La nota roja refleja también la crisis de la sociedad y le vamos a dar importancia, lo mismo que a otros tantos problemas que deben ser tratados por nuestros escritores.  Tenemos que contar la crisis y dar nuestra opinión sobre ella, así como expresar de qué manera se refleja la crisis en cada uno de nosotros. En relación con los trabajadores del campo y la ciudad no solamente queremos contar lo que pasa en esos sectores, sino que ello nos ayude a entender esa realidad y lean la interpretación que hacemos de ella.

LL: ¿Cuáles son los elementos que cohesionan al grupo que editará La Jornada?

CP: El grupo se ubica dentro de un pensamiento que va del centro a la izquierda, este factor es el que le da coherencia al grupo que ya tiene un público que se refleja en la clase media ilustrada, estudiantes, burocracia media y alta, intelectuales, artistas… E intentaremos abrir el abanico de lectores a los amplios sectores de trabajadores. Por experiencia sabemos que un hecho que sucede en una comunidad campesina por más alejada que esté, si lo publicamos esa comunidad se entera.

LL: ¿La Jornada será un diario nacional?

CP: Tendrá presencia nacional; queremos que cada corresponsal sea un reportero nuestro, que cuente de manera amplia, completa. Pensamos tener corresponsales en todas las capitales, al menos.

LL: ¿Cuál será la base financiera de La Jornada?

CP: Hemos empezado a recibir aportaciones del sector social, organizaciones tanto campesinas como laborales que piensan que debe existir un instrumento como el que nosotros proponemos. Esto nunca había pasado en nuestro país. Creemos que en La Jornada deberían participar los partidos políticos en las aportaciones económicas; no para tener un espacio sino para promover un instrumento periodístico altamente civil, participación económica a cambio de acciones de voto limitado. Hemos hecho una invitación abierta para que participe el PRI, el PSUM, el PRT, el PMT. Que participen en la creación todos de un instrumento periodístico al servicio de la sociedad. Además, hemos de hablar de gente de generosidad sin límite como Rufino Tamayo y Francisco Toledo, que ha creado una edición serigráfica para La Jornada. Son mil ejemplares cuyo costo probable de venta sea 50 mil pesos por cada ejemplar. Asimismo Toledo creó una vajilla de la cual se harán 100 ejemplares. Esta generosidad la han patentizado también artistas como Gironella, Vicente Rojo, Cuevas, Gunter Gerzo, Arturo Riastra, José Francisco, Pedro Coronel, los hermanos Castro Leñero, Vicente Gandia y decenas más.

LL: ¿A su parecer qué papel desempeñan las Facultades de Comunicación dentro de los procesos de comunicación de nuestro país?

CP: Hay muchos comunicadores, muchos periodistas que salen de las facultades, pero pocos se van integrando a la vida de los periódicos. El periodista se hace, pero creo que también se nace para esta labor. La condición del reportero tiene que ver con la piel, los pelos, es una totalidad. El alma y espíritu, la sangre de un periódico, sangre que corre violentamente, son los reporteros. Por otra parte, no hay tantos medios para recibir a las generaciones de comunicadores, donde se da el mismo fenómeno que entre los abogados.

LL: Finalmente, ¿cuándo saldrá La Jornada a la calle?

CP: La Jornada saldrá a fines de junio o principios de agosto (de 1984) si marcha como lo proyectamos.