Ayer, el titular de la UIF reveló varios movimientos monetarios multimillonarios a favor de un funcionario público durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. No lo menciona explícitamente para no violar el principio de presunción de inocencia, pero por los años en que se efectuaron las operaciones bancarias, es claro que se refieren a su gobierno y al tiempo que lleva residiendo en España donde, además, ha recibido transferencias en efectivo por 26 millones de pesos.
Paralelamente el periódico El País ha dado a conocer un amplio reportaje de la adquisición de un inmueble híper lujoso –promovido por la transnacional hotelera Four Seasons. Además de que un familiar consanguíneo le ha enviado a España 29 millones de pesos depositados en efectivo, por lo que no se puede rastrear su origen, y otra familiar consanguínea ha hecho retiros y depósitos multimillonarios en beneficio del ex presidente. El tamaño de las transferencias es obsceno. Retrata sin afeites la naturaleza depredadora del régimen que gobernó el país durante cuatro décadas. La UIF dio conocimiento de sus trabajos a la Fiscalía General de la República.
La noticia tiene varias implicaciones en varios niveles y esferas del interés público. Faltan cosas por ver, hay quienes dudan de las capacidades y sinceridad profunda del fiscal de la República. Por lo pronto, las buenas conciencias académicas neoliberales descalifican la sinceridad de la intención gubernamental. Porque no ha hecho nada en tres años, dicen. ¿Por qué ahora?
Acusan que la noticia es un distractor político porque el Presidente ha fracasado en sus promesas de pacificación. Que lo ha hecho con cálculo porque su gobierno va muy mal.
Es una forma de interpretar los datos, sí. Es válida, también. Pero equivocada. Revela más bien los niveles de malquerencia del pensamiento conservador neoliberal porque no se han cumplido sus predicciones catastróficas y porque en la mitad de una crisis civilizadora, México y la intención de las políticas públicas de su gobierno muestran que es posible la construcción de un modelo distinto. Por eso el surgimiento de varios gobiernos afines en Latinoamérica. Es una tendencia que rechaza y demuestra en los hechos la prudencia de una lógica distinta a la neoliberal.
Esto irrita a las buenas conciencias que aún insisten en que sea de interés privado el que prevalezca por encima del público. Es claro que son concepciones y narrativas excluyentes, es normal, pero no deja de ser irritante constatar la mezquindad del adversariato. Ahora, la sospecha de que hay un cálculo político es correcta. Nada en política es casual. Mucho menos con un presidente que es eso, un animal político.
