Dinero Tropical
Por José Hernández Herrera
Según una nota de la Jornada, la confianza del consumidor en noviembre del 2023 tiene su mejor nivel desde 2019. Esta confianza para poder consumir se basa en la percepción que se tiene de la economía de un país y a su vez también en como se percibe la economía personal. Sin duda este indicador realizado por el INEGI es un fenómeno social con enormes lecciones de cómo funciona el dinero.
De acuerdo con la información de la Jornada, los factores determinantes para esta confianza del consumidor en noviembre del 2023 son en primer lugar, el aumento del empleo en el país y en segundo lugar el descenso paulatino de la inflación.
Esta son buenas noticias. Al final, en términos generales, confiar en tu país es similar a confiar en ti mismo. Es bueno porque te permite tomar decisiones con mayor confianza para seguir progresando económicamente.
El lado contrario de la historia es cuando la percepción de la sociedad y de los sectores empresariales presienten o, mejor dicho, analizan que la economía de un país va en caída por malas prácticas económicas de un gobierno o por entornos globales adversos.
Muchas de las crisis económicas de gran calado no crecieron únicamente por malas decisiones de política económica, sino por los enormes traspiés que surgen posterior a una serie de decisiones desafortunadas a causas de las apocalípticas e irracionales percepciones.
Por lo tanto, que el INEGI, a través de encuestas reflejadas en el Indicador de Confianza del Consumidor nos muestre la percepción de la población es de gran valor. Es de gran valor porque no son opiniones políticas y si son opiniones de la población. Sean fundamentadas o no del todo.
Pero reflexionemos más acerca del término confianza. Es un termino por demás interesante porque puede existir por un lado una confianza basada en tus buenos deseos y otro tipo de confianza, creo mejor, basada en datos duros que la respaldan.
Imaginemos un habitante de Veracruz que desea emprender un nuevo negocio en su región. Para su mala fortuna el no tiene aun experiencia en el negocio, sus ahorros son nulos y además quiere comenzar el negocio a lo grande.
Por otro lado, otro habitante ha notado que su negocio de comida gracias a su buena administración y también gracias a dedicar un gran esfuerzo de trabajo le está generando ya un flujo de efectivo mensual positivo desde hace 15 meses. Entonces, decide que quiere abrir una nueva sucursal en otro pueblo prospero cercano a su primer negocio. Decide tomar esa decisión porque está empezando a llegar una nueva maquiladora que podría generarle clientes potenciales y además como parte de sus esfuerzos económicos ha ahorrado lo de tres meses de sueldo para eventuales tiempo de vacas flacas.
Ambos personajes deciden pedir un préstamo al banco para materializar sus sueños.
Ambos tienen confianza. Pero ¿tienen la misma naturaleza su confianza?
El primer filtro para saber la naturaleza de la confianza será la entidad financiera que otorgue el préstamo. Existe una alta probabilidad que la tasa de interés será mayor para el primer caso que el segundo. Entre más confianza mejores condiciones de préstamo. Entre peor confianza, tasas mas altas de interés o incluso la negación del préstamo.
La confianza económica mas solida es que la que está respaldada con números. No la que está respaldada con intenciones. Muchas veces las economías de países o de una persona son gigantes con pies de barro.
En el caso de México, los datos macroeconómicos han permitido que se cree una confianza solida por parte de la sociedad, del empresariado, de inversores extranjeros y de organismos financieros internacionales.
En el caso de la economía familiar tu confianza se verá respaldada por tus niveles de ahorro, por como históricamente has aumentado tus ingresos, por como estés llevando un control de tus gastos, por tu historial crediticio y por la forma en que inviertes tu dinero para crear un patrimonio. El primero en sentir esa confianza serás tú mismo, luego, de forma agradable, por tus seres cercanos como hijos, pareja y amigos.